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miércoles, 27 de diciembre de 2017

La expedición de Hitler a la Antártida.

Como sabéis, en marzo-abril de 2018 publico mi segunda novela: Die Glocke y he pensado que sería interesante para aquellos que vayáis a leerla (y para quienes no lo hagáis también) que realizase una serie de artículos sobre los hechos, lugares y personajes reales (algunos un tanto "peculiares"), que nos ayudarán a entender un poco mejor la locura que sumió a Alemania durante la década de los años 30 y 40, pudiéndoos sumergir mejor en la historia, discerniendo entre lo verídico y la mera invención. También comprobaréis que la novela, a pesar de ser historia ficción, no deja de ser plausible. 

La trama se desarrolla alrededor de las luchas de poder que se dieron dentro del III Reich por alzarse con el título de sucesor de Hitler y la mítica base 211 en la Antártida, en la que los amantes de la conspiración afirman que los alemanes desarrollaron parte de las Wunderwaffen (armas maravillosas) de Hitler, aunque no hay prueba alguna de su existencia. Por tanto, es de justicia que el primero de esta serie de artículos lo centre en el por qué situar una base alemana en el polo sur. Hay quien afirma que la base 211 fue real y que muchos dirigentes nazis se refugiaron en el continente antártico tras el fin de la guerra. Aunque no sea un hecho verídico, o como poco se debiera afirmar que es una teoría no contrastada, hay toda una serie de hechos reales que, no siendo ni mucho menos concluyentes, sí que apuntan a que no es una idea absolutamente descabellada.

MS Schwabenland
Empecemos pues. La Antártida, incluso hoy en día, resulta un continente fascinante pues es sin duda y quizás junto al Amazonas, una de las regiones terrestres menos exploradas y más desconocidas para el hombre. Desde que fuera avistada por primera vez en 1820 por el capitán de la armada imperial rusa: Fabian Gottlieb von Bellingshausen a bordo de los buques Vostok y Mirny, ésta ha recibido innumerables expediciones, siendo la más famosa de todas ellas la protagonizada por el explorador noruego Amundsen, quien alcanzaría el Polo Sur geográfico el 14 de diciembre de 1911. Al igual que el resto de países, Alemania se mostró muy interesada en el continente polar desde su descubrimiento a principios del siglo XIX. Una tierra ignota e inmensa que podría albergar innumerables recursos no era de extrañar que interesase a la mayoría de los países. Las primeras expediciones alemanas no pasaron más allá de las islas y del océano que rodean la masa continental propiamente dicha, pero ya en 1901, la expedición del geólogo von Drygalski si puso pie en tierra firme. Aunque limitada en sus objetivos, ésta fue un primer paso para una segunda expedición mucho más ambiciosa que se dio en 1911. Dirigida por Filchner, los alemanes pretendían esta vez atravesar el continente helado, pero las duras condiciones del continente limitaron finalmente la misma al reconocimiento de la costa de Luitpold y la que se conocería como barrera de hielo de Filchner. Aunque muy limitadas en su éxito, ambas, junto a un tercer intento alemán por parte de una flota ballenera en 1938, llevaron, ya con Hitler en el poder, a ordenar una tercera expedición que esta vez sí, logró un éxito total en sus objetivos.


La tripulación del MS Schwabenland
Fue el capitán Alfred Ritscher quién el 19 de enero de 1939 alcanzaría las costas antárticas en lo que actualmente se conoce como la Tierra de la reina Maud. A bordo del carguero MS Schwabenland (traducido: MS Suabia, nombre que tomó del famoso lander alemán) y al mando de 57 hombres entre tripulantes, militares y científicos estableció una base en el continente austral a la que llamó Nueva Suabia desde la que, con dos hidroaviones, exploró un área inmensa de la Antártida en la que sorprendentemente se descubrieron zonas polares sin hielo y con vegetación, como el oasis Schirmacher en el que se descubrieron posteriormente fuentes de aguas termales debidas a la actividad magmática del subsuelo. La exploración pareció indicar que era viable el establecimiento de una base permanente.


Pero, ¿qué es lo que pretendía Hitler con aquella expedición? La teoría oficial nos dice que el Führer estaba interesado en que Alemania fuese menos dependiente de la enorme importación de aceite de ballena noruego, muy necesario para la fabricación de margarina y jabón en aquella época. Un puesto ballenero avanzado que les proporcionase dicha materia prima les sería muy útil ante la inminente contienda mundial. Por no decir que ¿a qué país no le interesa quedarse para sí una tierra enorme y deshabitada? Hitler reclamó para Alemania los 600.000 km2 que comprendían Nueva Suabia, territorio que delimitó con dieciséis postes con la esvástica como enseña. Este acto  hizo entrar a Alemania en conflicto diplomático con Noruega, quien reclamaba el mismo territorio al ser Amundsen el primero en llegar, desde luego esto no preocupó en demasía al Führer, quien proyectó dos expediciones adicionales para 1939 y 1941, estas ya de carácter militar, con el objeto de establecer una base permanente en la Antártida y ampliar el territorio reclamado. En principio, que se tenga constancia, estas dos expediciones no se llevaron a cabo al estallar la II Guerra Mundial, lo cual no significa que los alemanes perdiesen el interés en el continente polar tal y como veremos más adelante.

Regresando a la expedición de Ritscher, es muy probable que, en efecto, estos fuesen los objetivos de dicha expedición, pero también lo es, como todo lo que rodea al nazismo, que además hubiese un componente místico. Una de las fantasías nazis en las que basaban su nueva religión supremacista aria y pagana se basaba en la delirante teoría, apoyada por la sociedad Thule (grupo de estudio de la antigüedad alemana fundado a principios del siglo XX), de que La Tierra era hueca y que en su interior habitaba una civilización avanzada que serían los "padres" de la raza aria. Según su teoría, tanto en el Polo Norte como en el Sur, existirían dos grandes accesos al interior de nuestro planeta que llevarían a una serie de gigantescos túneles que conectarían por el interior los dos extremos del planeta y a esa civilización oculta. Hitler creía firmemente en estas fantasías y no es difícil de imaginar que en buena medida la exploración del continente antártico obedeciese a la finalidad de encontrar dichos pasajes al interior de la Tierra, ni tampoco la enorme emoción que sentirían los dirigentes nazis, imbuidos de estas nuevas creencias, al comprobar que existían zonas libres de hielo. Es muy importante comprender estas creencias místicas de las élites del partido nazi, para poder vislumbrar el porqué de muchos de sus actos, sin duda es un tema que merece al menos todo un artículo que abordaré próximamente, pero quiero que se entienda de momento, que no es difícil de imaginar que los nazis no renunciarían así como así a la Antártida, como no lo hicieron los templarios con tierra santa, si creyesen que allí podrían encontrar acceso a semejante mundo interior.

Pero, independientemente de sus febriles creencias, ¿era factible que estableciesen y mantuviesen una base en el Polo Sur? La existencia de bases polares secretas alemanas no es una idea propia de locos, el año pasado el mundo se asombró con el descubrimiento de una base nazi secreta y desconocida en pleno ártico, en la isla Alexandra. Aunque es cierto que todo indica que era una mera estación meteorológica,  la expedición rusa que ha descubierto dicho complejo, que al parecer se bautizó como Schatzgraber, no pueden afirmar cual era la finalidad, el número de integrantes o el tiempo que estuvo en servicio, pues el edificio y los búnkers fueron volados alrededor de los años 50, quedando escasos restos del mismo. Sea sólo una base científica o no, es sorprendente que los alemanes lograran construir, establecer y abastecer un complejo militar a escasos mil kilómetros del Polo Norte geográfico y tan lejos de Alemania. Y yo me pregunto... ¿Por qué no en la Antártida? El cómo lo hubieran podido hacer es evidente, transportando el material y los expedicionarios mediante U-Boots y probablemente usando los famosos barcos corsarios. ¿Hay algo que indique que lo hicieron? - preguntaréis, lo veremos la semana que viene.



miércoles, 29 de noviembre de 2017

¿Estuvo la Atlántida en la Antártida? Parte II

En el último artículo, hablé de la posibilidad de que la Atlántida fuese una realidad y no un mito. Se nos dice que no existió porque no hemos encontrado resto alguno de dicha civilización, lo cual a mí no me dice nada ya que se dijo lo mismo de Troya, Jericó, Herakleion en Egipto o Dwarka en la India (la legendaria ciudad del dios Krishna). De ellas sólo teníamos ecos y leyendas escritas que todos los "racionalistas" del momento dieron por historias imaginarias de aquellos que afirmaron en la antigüedad que su existencia fue real. La Atlántida de Platón es la última de esas ciudades supuestamente míticas y no reales.

También vimos una serie de evidencias de que los humanos debimos navegar por los océanos mucho antes de lo que la historia oficial nos cuenta. Sé que unas anclas de la edad de bronce frente a las costas de Cádiz no son suficiente prueba, pero en este artículo quiero presentaros una de las evidencias arqueológicas más contundentes y de las que nadie habla, pues desmonta la corriente oficial.

Antes de adentrarme en ellas, quiero detenerme un momento en explicaros que la cultura megalítica, en un principio se creyó que se expandió de oriente a occidente, hoy ya se sabe que fue precisamente al revés, la transmisión fue de occidente a oriente, siendo Francia, España y las islas británicas el origen de dichas estructuras y civilización megalítica. ¿Por qué es importante? Pues es evidente que lo más occidental que se podía llegar en aquella época hacia occidente sin navegación oceánica es al cabo del fin del mundo: El Finisterre, en España. Bien, las islas Azores se encuentran a 1.400 km de Lisboa, en mitad del océano Atlántico y es imposible que en la edad de bronce o incluso los romanos, llegase a dichas islas, de las que se nos dice que fueron colonizadas sobre el año 1500 de nuestra era... ¿Seguro? 

En la Isla del Pico, en las Azores, y aunque os parezca increíble, se han encontrado restos de más de 140 pirámides hechas de piedra seca (sin cemento) y cuya antigüedad se remonta como poco a la edad del bronce. Algunas de ellas alcanzan los 13 metros de altura y su forma sin duda recuerda a una mezcla de las pirámides aztecas y los zigurats de Babilonia. Más sorprendente aún es que al igual que sus hermanas egipcias o americanas, su funcionalidad y orientación siguen un patrón astrológico muy claro, siendo también monumentos funerarios a tenor de los restos humanos hallados en su interior. También es un hecho, que estas pirámides no las construyeron unos tripulantes de la antigüedad que se perdieron en la profundidad del océano y que naufragaron en las Azores, el complejo se sitúa en un área muy limitada de unos 6 km cuadrados y al igual que en Teotihuacan, la distribución de las pirámides configuran una enorme plaza central por no decir que estas están conectadas entre sí por túneles que hoy en día están parcialmente obstruidos o incluso al descubierto. Algo así, como todos comprenderéis, requiere mucha planificación, conocimientos técnicos y una sociedad consolidada. Las sorpresas no terminan ahí, pues en los túneles se han descubierto herramientas de piedra de una enorme antigüedad y que nos indican que muy probablemente debamos retrasar la edad del complejo, al 10-12.000 a.c., época en la que se sitúa la Atlántida. De nuevo nos encontramos con la mágica fecha ¿Pero quién construyó ese complejo? ¿Quién habitaba la isla si los portugueses las encontraron deshabitadas? Pues aunque os parezca increíble, quizás las islas fuesen visitadas durante mucho más tiempo del que creéis. 



Las sorpresas no terminan con las pirámides, en la propia isla también se ha encontrado los restos de lo que claramente es un columbario (estructuras funerarias donde varias civilizaciones de nuestro pasado remoto, como la romana, guardaban las urnas con las cenizas de sus difuntos) que data como poco, de la época de Roma. Sólo debís ver una comparación del columbario de Azores y de uno de los columbarios romanos de Jerusalem:

 Columbario en Azores
 Columbario en Jerusalem

¿Llegaron los romanos a las azores? ¿Fueron los cartaginenses? ¿Alguien anterior? Muy probablemente la respuesta sea sí a todas ellas. Los restos parecen indicar que las Azores fueron visitadas desde la edad de piedra, esto explicaría el por qué se han hallado pruebas arqueológicas de la presencia fenicia en América: la fuente magna en Bolivia por ejemplo, monedas romanas donde no deberían estar: Norteamérica. Quizás ambos pueblos: Roma y Cartago, conociesen de la existencia de dichas islas en mitad del Atlántico y de algún modo lograsen incluso llegar a las costas americanas de forma esporádica. Pero, ¿cómo conocían la existencia de las Azores? ¿Cómo es posible? Dejadme que estas preguntas las conteste un poco más adelante, pues las sorpresas que esconden Azores no terminan aquí. 

En el Pico, al igual que en Malta, se han descubierto por toda la isla raíles grabados en la roca viva y que en ambos casos van a ningún sitio: el mar. Su factura es idéntica a la de la isla de Gozo en Malta,u otros en Chipre, Cerdeña, Siracusa... Nadie sabe a día de hoy cuál era su funcionalidad pero yo, como persona nacida en un barrio marinero de una ciudad con uno de los puertos más importantes del Mediterráneo: Valencia, no puedo dejar de ver el paralelismo con los raíles de acero que hoy en día se usan en el puerto para sacar/devolver del mar los barcos que han de ser reparados o que acaban de ser construidos. Mi hipótesis es que su uso era el mismo que el de hoy en día y por tanto ambas islas debieron de tener un importante tráfico marítimo. 






¿Pero quién hacía navegación oceánica y de esa magnitud en la edad de piedra? De nuevo Platón nos da la respuesta: los atlantes. Bueno, has dicho que hay restos humanos en las pirámides de las Azores, ¿que nos cuentan? - Esto es lo más triste de todo, como estos restos destrozaban lo establecido, hasta hace muy poco y a pesar de conocer su existencia, no se han estudiado. Así actúan, por desgracia, la mayor parte de los "racionalistas" de hoy en día. Por fortuna, la veda se ha levantado y las excavaciones han comenzado, de las cuales espero ansioso sus resultados.

Hay demasiadas pruebas y evidencias que a día de hoy se esconden o no se estudian por no encajar en lo oficial. Pero no podréis negar que, al menos es muy curioso que los centenares de restos que no encajan, y que son pobres por sí mismos, todos observados conjuntamente se explican si damos por cierta la existencia de una civilización marinera relativamente avanzada antes de lo que creíamos. No, no estoy hablando de alienígenas, estoy hablando de un pueblo al estilo de Roma o un poco superior. En ese caso todo encaja, la mayor parte de los Ooparts (Objetos fuera del tiempo y del lugar) cobran sentido: La fuente magna, que se levantasen dólmenes y megalitos imposibles a lo largo de toda Europa (había una civilización con conocimientos relativamente tecnológicos que si tenía los conocimientos para hacerlos), los restos de Azores, Gobleki tepe, los templos de Cerdeña, Malta...

Pero no puedo dejar de lado la gran objeción de la oficialidad, la cual hay que reconocer que no es menor: ¿Dónde están los restos de semejante imperio? Es cierto que Tartessos, Cerdeña, unas pirámides en Azores son incongruencias pero no demuestran nada. La civilización tartéssica, aunque maravillosa, no parece ser el imperio atlante que nos dice Platón. Es cierto que, al igual que Homero con Troya, él mismo afirma que la historia de la Atlántida le llega a través de unos sacerdotes egipcios durante su visita al país del Nilo, pero nos asegura que esta es completamente real. Sin duda la narración nos llegó distorsionada, al igual que la Iliada de Homero. Por ejemplo, Platón nos dice que los atenienses derrotaron al belicoso pueblo atlante, lo cual es simple y llanamente imposible. Pero del mismo modo, la diosa Atenea no participó en la guerra de Troya, y sin embargo ésta existe. De todos modos, la historia oficial no deja de tener razón, Tartessos, la candidata mejor situada para ser la ciudad circular de Atlantis, no parece reunir la magnificencia que debió tener dicha ciudad. Eso es lo que me hizo plantearme que Cerdeña, Jaén o la perdida ciudad de Tartessos, que todo apunta a que este situada bajo las marismas de Doñana, fueran colonias de la gran urbe y no la propia capital. Pero entonces... ¿dónde? La geografía parece decirnos que no hay ninguna isla gigante hundida en el Atlántico, los continentes encajan, no hay hueco - os preguntaréis con razón, la cual os doy. Aunque os parezca una locura, creo que la isla de la Atlántida a día de hoy sigue siendo muy visible y no es otra que la mismísima Antártida. De nuevo os pido apertura de mente para ver las pruebas sin  prejuicios y haceros vosotros mismos vuestra opinión. A Schliemann también se le acusó de loco por buscar Troya o de mentiroso a Sautuola cuando dio a conocer al mundo Altamira.

Muchos conoceréis de la existencia del famoso mapa de Piri Reis, de 1513 y que se conserva actualmente en el museo Topkapi de Estambul. Es uno de los grandes ooparts de la arqueología, pues en él se muestra, mucho antes de que dichas costas fuesen exploradas por los descubridores españoles y navegantes portugueses e ingleses, las costas de Brasil, Argentina y lo que parece una parte de la Antártida. Más perturbador aún es la exactitud que muestra entre los diferentes puntos entre las costas europeas-africanas y las americanas, difícil de creer incluso para el siglo XVI. ¿Cómo es posible? - eso mismo me pregunté en un artículo de hace meses. La respuesta es obvia, más aún cuando el propio pirata turco afirma en una anotación en un lateral del mapa que este es una copia y parte de un mapamundi de otro mucho más antiguo: alguien navegó por aquellas costas mucho antes de lo que se nos ha dicho, pues la autenticidad del mapa de Piri Reis está fuera de toda duda.

A los más escépticos he de decirles que lo creáis o no, este no es el único mapa insólito que podemos encontrar. En el Museo Británico podéis encontrar el mapa de Oronce Finé, el famoso cartógrafo francés, en el que se observa una Antártida sin hielos. Todos sabéis que hoy en día el continente polar está casi completamente helado y que las costas que se observan no coinciden con la  tierra que hay bajo del hielo. Pues aunque parezca increíble, las costas que se dibujan en el mapa de Finé de 1531 se acercan en mucho a las que muestran los sonares debajo del hielo, e incluso podemos observar que están mucho más definidas que las europeas o africanas... por si no fuera suficiente, el mapa muestra accidentes geográficos, tales como cordilleras, que en la actualidad no son visibles pero que ciertamente la tecnología moderna ha demostrado que están en el mismo lugar en el que Oronce las situó. Simple y llanamente desconcertante. 







La única explicación posible a este mapa, es que fuese copia de otro perteneciente a una civilización anterior que circundó la Antártida cuando esta no estaba cubierta de hielo y el que sus costas estén más detalladas que las del resto del planeta sólo puede significar, a mi entender, que quién dibujó la Antártida, simple y llanamente vivía en el actual continente polar. ¿Por qué las costas del mapa no coinciden al 100% con las actuales? - preguntaréis, no pudiendo creer lo que el mapa muestra. 


Sencillo, ¿acaso los mapas del XVI muestran las costas del mediterráneo tal y como son realmente? Evidentemente no, los atlantes no eran extraterrestres, debieron estar muy avanzados pero como he comentado con anterioridad, ni mucho menos cerca de nuestro nivel tecnológico actual. Aun así, la precisión de la que hablas... cierto, pero hay otro oopart que podría dar explicación a la precisión en las distancias en los mapas que yo considero copias de otros de origen atlante: La máquina de Antiquitera, de la cual ya hablé en el artículo sobre los ooparts y a la cual se puede considerar como un primitivo ordenador analógico. ¿Por qué no hemos encontrado más máquinas de este estilo? Es evidente que como instrumento de navegación es impresionante, tanto como o quizás más que el moderno astrolabio. Una máquina así daría una ventaja enorme a cualquier flota e imperio, ¿por qué los griegos no la reprodujeron? ¿por qué no hay más restos de otras máquinas antiquitera? Muy probablemente porque fuese de origen atlante y de los pocos artefactos que pudieron salvarse del gran desastre que destruyo su civilización. Los griegos no supieron reproducirla porque no la entendían.

Dicho esto, mi hipótesis es que la Atlántida era un imperio marítimo radicado en una Antártida sin hielos que se expandió por todo el Atlántico muy probablemente por artilugios bastantes sofisticados como la máquina de antiquitera y que nos legó restos de su glorioso pasado en forma de mapas, restos de colonias en Europa, leyendas en Sudamérica y algún que otro oopart. Pero al contrario de lo que afirma Platón, no creo que la Atlantida se sumergiera en el mar, si no que se congeló y que muy probablemente sus restos se encuentren enterrados bajo una capa de hielo que en algunos lugares de la Antártida llega incluso a los 5 km de espesor. Sí que veo factible que su destrucción transcurriese en tan sólo un día y una noche, pues el fenómeno que teorizo que les destruyó y que os estaréis preguntando cual es, sucede así de rápido: Un cambio de eje de rotación de la Tierra.

Sí, creo que sobre el 10-12.000 a.c. la Tierra cambió su eje de rotación, pasando algunas tierras situadas en zonas relativamente cálidas a ser el centro polar o viceversa. Hay muchos estudios que afirman que los pasos de una era glaciar a una cálida, como la Riss o la Würm, fueron debidos precisamente a un cambio del eje de rotación, los cuales se sabe con certeza que ocurren cada cierto tiempo. ¿Pero, es eso lo que ocurrió en el 12.000 a.c.? ¿El cambio de la edad de hielo a nuestra actual edad cálida se debió a este fenómeno natural? Sabemos que antes de esa fecha Nueva York estaba bajo un enorme glaciar, pero, ¿los hielos se extendían hasta la actual gran manzana o es que su posición era mucho más cercana al polo norte físico? Muchos dirán que es una aberración pues está establecido que algo así sucedió por última vez hace muchas decenas de miles de años, pero es una teoría que ha sido defendida por geólogos como Hapgood, a quien el mismísimo Albert Einstein escribió el prólogo del libro en el que explica esta teoría por considerarla brillante. Un cambio del eje de rotación explicaría el famoso diluvio o las gigantescas inundaciones de las que hablan todas las culturas del planeta. El clima se descontrolaría, grandes masas de agua se desplazarían, inundando tierras antes emergidas, como el Mediterráneo, zonas que eran vergeles se convertirían en desierto como el Sahara y una civilización en un continente templado se vería de la noche al día en mitad del Polo Sur y moriría, a excepción de los pocos afortunados que lograsen escapar y los ciudadanos de sus colonias, las cuales,  privadas de su metrópolis, debieron hundirse en el caos.

Pero, ¿hay pruebas de todo esto? - querréis saber, de nuevo no tengo pruebas sólidas, pero hay muchos pequeños indicios que hacen pensar que así fue, como la increíble cantidad de mamuts, tigres de las cavernas, reptiles que quedaron congelados en Siberia casi criogenizados. Bueno, en Siberia hace mucho frío - es cierto, pero lo que muchos no sabréis es que en algunos de esos mamuts, por ejemplo los encontrados  en 2013 en las islas siberianas de Lyakhovsky, se han encontrado restos de comida en la boca y en el estómago de vegetación que sólo crece en climas templados ¿Cómo puede ser? Es evidente que esas plantas no pueden crecer en un clima como el siberiano, ¿qué hacen entonces entre sus dientes? Bien sencillo, esos animales vivían en un clima más templado y al igual que la Antártida, en 24 horas se vieron casi en mitad del Polo Norte congelándose casi in situ. Es la única explicación para explicar la presencia de esas plantas en sus estómagos. Sólo quiero que giréis el mapa mundi hacia la derecha unos grados y todo coincide: Nueva York se convierte casi en el Polo Norte, Siberia se sitúa en la actual posición de China donde podrían encontrase las plantas aparecidas en el interior de los mamuts, la Antártida en Argentina por lo que no tendría hielos y el Sahara casi en el ecuador donde podría ser un vergel... Curioso que todos los climas que parece que hubieron en todos esos lugares en la antigüedad se expliquen si los movemos simple y llanamente girando el eje de rotación de la Tierra ¿no?

¿Hay restos en la Antártida? - preguntaréis, algunos ven pirámides donde otros ven montañas, respecto a esas fotografías no puedo decantarme, pero si hay una realmente misteriosa, se puede observar por google maps y se encuentra al sur de la cordillera de shackleton, la imagen muestra  lo que es claramente un cuadrado de exactamente 2 km cuadrados, cuyos lados están perfectamente alineados con las coordenados norte-sur y este-oeste, con una simetría de ángulos rectos, triángulos equiláteros perfectos... ¿Es esto una formación natural? ¿Puede la naturaleza hacer semejantes patrones todos a la vez? No lo sé, pero ya sabéis que no creo en las casualidades. 

Son demasiados los misterios, demasiadas pequeñas pruebas fuera de lugar, demasiadas leyendas idénticas en todas las culturas que encajan a la perfección si damos por cierta esta teoría. Esto es lo que me hace suponer, a groso modo, que es cierta. Al menos, como siempre, espero que os animéis a formaros vuestra propia opinión y cualquier opinión que tengáis de cualquier tema sea vuestra, razonada tras haber visto todos los puntos de vista.


domingo, 19 de noviembre de 2017

¿Estuvo la Atlántida en la Antártida? Parte I

La semana pasada os hablé de la posibilidad de que la mítica y gigantesca isla de la Atlántida estuviese situada en la actual Antártida. Sé que suena descabellado, pero hay una serie de evidencias que la historia oficial omite y no quiere aceptar, que apuntan a que, tal y como dijo Platón (a quien debemos la existencia del mito de la Atlántida), alguna civilización perdida surcó los océanos mucho antes de lo que nos dijeron. Sé que en artículos anteriores insinué la posibilidad de que la ciudad atlante se situase en Doñana, lo que parece contradecirse con lo que apunto en este artículo... ¿o no? Vayamos paso a paso.

Tal y como comenté en el artículo sobre Doñana, la situación de ésta parece ser la idónea, pues se encuentra dónde los textos de Platón indican: más allá de las columnas de Hércules (el estrecho de Gibraltar). Fotografías por satélites han dibujado la posibilidad de que existan restos arqueológicos de un tamaño considerable bajo las marismas, también la geología nos dice que allí se sufrió un gran maremoto tal y también está la evidencia indiscutible de que la antigua ciudad de Jaén tenía una planta circular de varios anillos concéntricos. La cultura y
grabados tartésicos, la civilización que dominaba estas tierras en aquella época, nos muestra imágenes de un pueblo marinero y guerrero cono eran los atlantes. Hay dibujos de naves de diferente planta, guerreros junto a símbolos que recuerdan la forma de la ciudad atlante. Las gigantescas minas de Rio Tinto están en esa misma zona, otro punto de conexión, pues la riqueza de los atlantes provenía en buena parte de la minería, en especial el cobre, muy abundante en la península ibérica  escaso en el resto de Europa, por no decir que la Atlántida era muy rica en bosques de la que España era muy abundante en esa época. Todo esto, al menos, debería hacernos reflexionar un poco, y más aún cuando se ve reforzado si observamos la copia bizantina del mapa mundo de Ptolomeo del siglo II que se conserva en el Museo Británico y que quizás Ptolomeo copiase de uno anterior:




Como podéis observar, donde está la actual, Doñana, antiguamente apuntaban a la existencia de un gran estuario con  una isla en medio del mismo. Quizás en la imagen no lo apreciéis, pero Ptolomeo le da el nombre de Tartessos a dicha isla, nombre de la ciudad perdida de esa civilización y que debió ser idéntica aunque mucho más grande que su hermana Jaén, también perteneciente a dicho antiguo reino de la península ibérica. Platón nos indica que la Atlántida tenía un gran tráfico de navíos que comerciaban con todo tipo de mercancías que le proporcionaban su enorme riqueza. Bien,  antes de seguir os he de explicar que la navegación atlántica se considera inexistente antes de los fenicios, mucho después de la era
en la que se sitúa a la Atlántida. Pocos sabréis que frente a las costas de Barbastro se han descubierto, en una zona reducida, un buen número de anclas de... ¡la edad del bronce! ¡En el Atlántico! Esto es algo inimaginable y para más inri, dichas anclas se encuentran donde cabría esperar que se situase la zona de espera de acceso a una ciudad con un enorme puerto si esta estuviese situada en las actuales marismas de Doñana. No tengo dudas de que allí existió, mucho antes de lo que se nos indica, una civilización más avanzada que el resto de las existentes en la zona.


Pero, Platón nos habla de que los atlantes formaban un imperio ¿dónde están entonces el resto de ciudades, colonias? - puede preguntarse algunos. No han quedado muchos restos, pero el pueblo tartésico, tal y como he mencionado con anterioridad, parece que se refugió, tras un gran cataclismo, en el interior de Andalucía. Allí, en mitad de la nada y sin ciudad alguna alrededor, se erigió un templo conmemorativo. Son los restos arqueológicos de Motilla de Azuer, datados entre el 2.200 y 1.300 a.c. ¿Y qué demuestra eso? - preguntaréis. Bien, quiero que comparéis dichos restos con las torres y construcciones, también de la edad de bronce, existentes a lo largo de toda la isla de Cerdeña:




MOTILLA DE AZUER

CERDEÑA



 


¿No os parece increíble el parecido entre este tipo de construcciones? Casas circulares, templos con diseño muy similar. Pero eso no es todo, al igual que en España, el templo sardo parece también estar dedicado a  un Dios marino, lo que coincidiría con la supuesta adoración de los atlantes a Poseidón, Dios del mar. Pero las coincidencias no parecen terminar ahí, ambos templos están situados en un lugar muy concreto y que coincide con el descrito de Platón: "Encontraréis una pequeña montaña y unas vistas preciosas, un valle fértil, una llanura y unas ruinas antiguas". Ambos lugares poseen dichas características y tienen un estilo arquitectónico demasiado similar. ¿Formaban parte, junto con Jaén, de la misma civilización? ¿Era Cerdeña una colonia atlante/tartessica? ¿O eran, tanto Tartessos como Cerdeña, colonias creadas a imagen y semejanza de la verdadera ciudad de la Atlántida, sita en otro lugar? ¿Es el recuerdo de la civilización de Tartessos a lo que los griegos llamaron Atlántida? De Cerdeña hay otro dato a tener en cuenta y del cual hablaré en el próximo artículo.

Todo parece indicar que la respuesta a la última pregunta cada vez parece inclinarse más a un sí. Fuera de la ortodoxia académica, parece la hipótesis más racional, pero me temo que debo ir un poco más allá, pues creo que Andalucía y Cerdeña eran meras colonias atlantes y no el centro del mítico imperio marítimo. Y como siempre, no es pura especulación, me baso en datos arqueológicos que de nuevo parecen indicar que debemos ser mucho más osados. 

Empezaré por el origen del nombre del océano Atlántico. Según se nos indica, éste proviene del titán Atlas, que mantenía en pie las columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), pero no deja de sorprenderme el parecido entre Atlántico y Atlántida... es la misma raíz, ¿es Atlas una leyenda recogida por los antiguos griegos? No lo podemos saber, pero como poco es curioso. Como evidencia es muy débil - me diréis, y tenéis razón, pero es curioso que las leyendas de las civilizaciones americanas hablasen de que los dioses que les trajeron la civilización provinieron del mar, del que surgieron en sus enormes navíos. Eran dioses de aspecto muy humano, de largas barbas y de piel blanca. Casi todas las civilizaciones amerindias coinciden en esa leyenda y todas esperaban el regreso de sus dioses, por ello no se extrañaron de la llegada de los españoles en sus barcos, pues es lo que esperaban. ¿Por qué unos dioses tan humanos, sin grandes poderes como los egipcios, griegos o romanos? Para mí sólo hay una respuesta lógica: una civilización de navegantes llegaron por mar a tierras americanas en fechas muy remotas y les mostró sus conocimientos, de nuevo todo apunta a que una civilización como la atlante debió existir. ¿Pero, acaso no deberían existir muchos más restos y evidencias? Sin duda es una buena pregunta que tratare de responder en el próximo artículo.



lunes, 30 de octubre de 2017

El misterio de la isla de Pascua

Las estatuas megalíticas de la isla de Pascua es uno de los grandes misterios que presenta la historia de la humanidad. Todos conocemos esas increíbles e impresionantes esculturas que en verdad no sabemos muy bien a quien representan, aunque las últimas investigaciones parecen demostrar que dentro de los "sombreros" (llamados puka o hau hiti rau) de las estatuas hay restos humanos, quizás sean las tumbas funerarias de los antiguos reyes de Pascua. La historia oficial nos dice que el pueblo Rapa Nui colonizó dichas tierras sobre el año 600 de nuestra era y que fueron ellos los que erigieron los enormes monumentos  megalíticos, tallando y transportando dichas esculturas utilizando los troncos de las palmas chilenas, el árbol por excelencia de la isla, pues Pascua posee un clima tropical. Esto ya es chocante de por sí, pues como supondréis, esa madera no es precisamente resistente como la de un roble. Pero sigamos. Según se nos cuenta, finalmente fue la rivalidad entre clanes por ver quién creaba más estatuas moái lo que llevó a que se talaran todas las palmeras, a la desertificación y a una hambruna tal que llevó a una guerra fratricida entre sus habitantes que casi les llevó a su desaparición y a que se dejaran de crear estatuas.



Entonces... ¿ya está? ¿Ese es todo el misterio?  - os preguntaréis. Es evidente que no. Lo primero que cabe preguntarse es porqué las construyeron mirando hacia el interior de la isla y no hacia el mar, desde donde llegaron los Rapa Nui para colonizar Pascua. Quizás este sea el menor de los misterios, la isla es de origen volcánico, de hecho está formada por tres volcanes y bien los pudieron levantar como tumbas de sus ancestros para que actuaran como guardianes y protectores frente a la naturaleza. De nuevo la cosa se pone más peliaguda cuando empezamos a analizar las estatuas en sí. Su tallado, más allá de la necesaria destreza artística y a diferencia de los megalitos europeos hechos de granito, en verdad no suponen un desafió técnico, pues los moái en su mayoría están tallados en una roca volcánica blanda y relativamente fácil de moldear llamada toba. El desafío mayor está, al igual que en Europa, en el peso de los aproximadamente 900 moái, que van de las 30 y las 200 toneladas, por lo que su transporte en una zona no precisamente muy llana simple y llanamente resulta un esfuerzo descomunal. Más aún, si tenemos en cuenta que en su máximo apogeo, la población de la isla alcanzó sólo los 9.000 habitantes contando niños y ancianos. 

Pero supongamos que todos se dedicaban 3 semanas o un mes entero al año a mover moáis, en un periodo de 1.500 años, bueno, es posible hacerlo, además, la arqueología ha descubierto recientemente al menos tres antiguas carreteras creadas por los habitantes para trasladar las gigantescas estatuas. Bueno, tampoco es tan raro y demuestra que lo pudieron hacer - diréis, cierto, pero es que estas carreteras no son planas y muestran una sección transversal en forma de V, lo que hace pensar que usaron algún tipo de mecanismo sofisticado con palancas de madera para hacer "caminar" las estatuas hasta el lugar donde iban a ser colocadas, tal y como dicen las leyendas Rapa Nui. ¿Podría ser? Por qué no, nada extraño, pero lo sorprendente es que tuviesen esos conocimientos de ingeniería / física para construir carreteras y mecanismos complejos y que estos no se aplicasen en el resto de los aspectos de su vida cotidiana. Es muy chocante comprobar que el resto de sus construcciones/civilización fuesen más bien primitivas. Me explico mejor: Es como si los romanos hubiesen construido la maravilla de su red de carreteras con puentes incluidos pero sus ciudades fuesen de muros de piedra y techos de madera y paja... No tendría sentido ¿verdad?

Pero... ¿fueron realmente los Rapa Nui quienes los construyeron? Ya resulta extraño, que siendo una isla tan pequeña, con tan pocos habitantes y ellos los propios constructores, que tengan leyendas de que los moái, de forma mágica, caminaban por la isla hasta encontrar su lugar de reposo. Os pongo un ejemplo de lo que quiero decir: No encontraréis ninguna leyenda egipcia que hable de cómo se erigieron los gigantescos obeliscos al saberlo perfectamente, pues habían sido ellos. Las leyendas siempre se crean para explicar el origen de algo que no se sabe muy bien como se ha creado, nunca para algo de lo que se sabe perfectamente cuál es su origen. Es como si los Rapa Nui se hubiesen encontrado con dichas estatuas al llegar a Pascua y hubiesen creado dicha leyenda para explicar su origen. 


Insistiendo en esta idea, que muchos tacharán de estrafalaria, tenemos que hablar de la edad de los moái, que es la piedra angular del misterio de Pascua. Se nos dice que la estatua más antigua data del 600 d.c. ¿Por qué esta datación? Sencillo, es cuando se habitó la isla, responderán desde la ortodoxia. ¿Esto es así? - debemos preguntarnos. Pues al parecer no. Muchos sabréis que la mayoría de los moái solo muestran sus famosas cabezas alargadas y que todos hemos visto miles de veces, lo que pocos sabréis es que esas cabezas no son tales y que en verdad son figuras de cuerpo entero que están sepultadas. El primer dato curioso es que las estatuas enterradas son diferentes en dos aspectos respecto a las que no lo están. El primero es que son más grandes que las primeras, el segundo es mucho más desconcertante: las enterradas presentan inscripciones y las descubiertas no. Desde un punto de vista racional, no cabe más que suponer que hay dos periodos diferenciados de construcción de moáis. Quizás alguien pueda pensar que el motivo pueda ser porque las estatuas tenían funcionalidades diferentes y por eso unos fueron enterrados/grabados, por ejemplo, para enviar mensajes a los Dioses de la tierra, y los otros no. Esa sería una buena teoría pero las evidencias arqueológicas demuestran sin ningún género de duda que las estatuas no fueron sepultadas por el hombre si no por el paso del tiempo y aquí queridos lectores es donde viene el verdadero quebradero de cabeza que presenta Pascua.

Todos sabéis que la estratificación y el cómo se depositan los materiales de sedimentación en un suelo nos da, de forma bastante aproximada y exacta al igual que los anillos de un árbol, los periodos temporales y la antigüedad del terreno que se excava. Algunas de las estatuas desenterradas, como la de la imagen, tienen una profundidad de casi 8 metros, la sedimentación / compactación natural del terreno y la profundidad nos dice que el tiempo necesario para que se depositarán esos 8 metros de sedimentos y por lo tanto la antigüedad de la estatua, es de unos 15.000 y no 1.500 años como nos dice la ortodoxia. De nuevo la mágica fecha del 10.000-12.000 a.c. de la que he hablado en numerosos artículos. Es evidente que no pudieron ser los Rapa Nui quienes esculpieron los moái, no al menos los monolitos semi-enterrados en la tierra, eso daría sentido a que tengan leyendas sobre su creación: ellos no las construyeron, pero entonces... ¿quién los hizo?

Aquí las teorías de la conspiración se disparan y hasta se afirma que son obra de seres extraterrestres. Yo voy a ser bastante más cauto respecto a mi hipótesis pero por ello no menos osado. Las fechas que arroja la geología son impactantes y por ello muchos las negarán o simplemente las obviarán, lo que molesta a la posición oficial suele acabar soterrado, pero son las que son y deben tener una explicación. Antes de exponer cual es mi teoría es necesario que se entienda que por muy especiales que sean los moái, su estilo artístico no es ni mucho menos único. En indonesia, en el valle de Bada encontramos figuras similares:






A pesar de sus peculiaridades, no podemos negar la similitud entre ambos estilos, mismo diseño y de representación del rostro: Nariz y arcos superciliares remarcados, de esculpir los torsos, la posición de los brazos... Nadie sabe datar la edad de las figuras de Bada, pues la roca no se puede datar si por ejemplo, no ha sido sepultada por el paso del tiempo, pero las especulaciones, al igual que en Pascua, oscilan entre los 1.000 hasta los 10.000 años de antigüedad. Bueno, todo es Oceanía y quizás hubo una transmisión cultural por una primera colonización de Pascua proviniente de dicho valle... Sí, es plausible... pero claro, uno se queda atónito cuando ve la representación de los dioses gemelos en el valle de Zuñi, Nuevo México:




Simple y llanamente son casi idénticas. Más perplejos nos quedamos cuando las estatuas de Pascua se las compara con las esculturas de las islas Cicladas en Grecia:




Para mí es evidente que hay una influencia mutua entre estos cuatro estilos de arte y este es el gran misterio con el que nos desafía Pascua, ¿Es posible que en lugares del planeta separados entre sí 15.000 km hicieran el mismo tipo de representación? Yo creo que no, demasiada casualidad y ya sabéis que yo no creo en el azar. Además, me reservo un as en la manga. En Pascua y Bada las estatuas siempre suelen estar representadas de pie pero en ambos casos hay una excepción única, una estatua representada con piernas talladas:


 



En las Cicladas también encontramos esta excepcionalidad, aunque es cierto que aquí las estatuas erguidas si se les detalla las piernas.

Tal y como yo lo veo, la única explicación plausible es, de nuevo, que mucho antes de lo que se cree haya existido una civilización capaz de hacer navegación oceánica, propagando dicho arte y concepto de representación que observamos desde Pascua a las Cicladas. Y por supuesto, estoy hablando de ese pueblo a los que los griegos llamaron atlantes. Sé que suena descabellado, pero como he expuesto en artículos anteriores, no lo es. Es arte y arquitectura similar en todo el mundo, mismos mitos sobre el pasado más remoto, leyendas sobre un pueblo avanzado a lo largo de todo el planeta. Pero de nuevo falta la gran evidencia y es lógico que los escépticos la pidan (así debe ser): ¿Dónde están los restos de esa civilización? No hay evidencia geológica de que ninguna gran isla se hundiese, no hay huecos sobrantes entre los continentes... Y yo me pregunto: ¿Y sí siempre la hemos tenido ahí, a la vista? ¿Y si el relato se modificó con el paso de los siglos y la Atlántida no se hundió, si no que se congeló? En el próximo artículo más.