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sábado, 21 de junio de 2014

Las ECM y la conciencia cuántica




 

Creo que antes de empezar a hablar sobre ellas es necesario explicar que son las ECM, las “Experiencias Cercanas a la Muerte”. Creo que el nombre no deja lugar a dudas: son las vivencias de aquellas personas que por diversas causas han estado muertas desde el punto de vista médico estricto durante unos minutos y que han logrado revivir, o bien por si solas o por la labor de un equipo sanitario.

Hasta aquí no hay nada anómalo, lo interesante ocurre cuando tras la dura experiencia de morir, un número creciente de pacientes relatan vivencias más o menos increíbles durante esos minutos donde su encefalograma estaba plano. La mayoría de vosotros habrá oído hablar del “túnel” en el que al final existe una potente luz donde nos esperan una serie de figuras que en la mayoría de casos se relaciona con familiares. Ya en la antigüedad se hablaba de dicha experiencia. También El Bosco pintó “la Ascensión al empíreo” que podéis ver en la imagen como un reflejo de que en verdad no hay nada nuevo bajo el Sol, como sentenció Salomón.

Según relatan la mayoría de quienes han experimentado una ECM, al morir se ven inmersos en un túnel oscuro en el que una luz brillante situada al fondo parece atraerles. En un estado de ingravidez se acercan hacia ella flotando, siempre con sensación de paz y sin temor alguno. Una vez están en ese “otro mundo”, al parecer pierden todo interés sobre nada que sea material y los recuerdos de su vida se desvanecen poco a poco. A medida que se aproximan a la luz, ésta se va haciendo más grande e incluso empiezan a surgir figuras en mitad de ella, al principio borrosas pero que poco a poco se hacen visibles y que en la mayoría de los casos acaban identificándolas como familiares queridos. La vivencia termina cuando estos entes les indican que aún no ha llegado su hora y que han de volver a la vida.

El catálogo de ECM no se circunscriben en exclusiva al “túnel”, hay pacientes que relatan que se ven trasladados fuera de sus cuerpos y flotando en el aire se ven morir, oyen y ven las acciones de los médicos mientras la temida raya se queda plana. Luego algún tipo de fuerza los empuja a regresar a su cuerpo. Otros relatan que se ven en un lugar conocido: su casa, la de los padres, un lugar donde se sintieron felices y que sienten como alguien les llama y al abrir una puerta observan la famosa luz potente y a sus familiares. Otros llegan a parajes estrambóticos dónde la música se puede ver, los colores oírse… Y los hay, muy pocos o al menos que lo hayan dicho abiertamente, que sufren una experiencia terrorífica que los cristianos asociarían al infierno. Y sí, también están los que no recuerdan nada.

Sé que todo esto suena a fantasía o alucinación, muchos indicarán que la cultura popular es la que desde el subconsciente hace que el paciente moribundo viva ésta y no otra. Yo veo un patrón, os explicaré el porqué. Me diréis también que en estos casos todo depende de la subjetividad e incluso siendo duros, de la credibilidad del paciente. Es cierto, pero existen casos que van más allá de toda duda. Nuestro “yo” va a algún lugar al morir y dicha experiencia no se debe a ningún tipo de drogas o alucinación. Una de esas casuísticas se produce cuando los pacientes que mueren durante una operación y donde se constata un encefalograma plano (por tanto con las funciones visuales y auditivas completamente apagadas), al volver a la vida relatan a sus propios cirujanos hasta el mínimo detalle de como consiguieron revivirlos y las conversaciones que mantenía el personal médico.

El caso que más me impactó fue el del prestigioso neurocirujano Eben Alexander, quien él mismo sufrió una ECM. Al cuarto día de caer en coma debido a una meningitis cerebral, Alexander experimento la estancia en lo que él describe como “El Paraíso”, en este punto hay que recalcar que era hasta ese momento un no creyente. Como cabría esperar y una vez recuperado de su grave enfermedad, en un principio achacó sus alucinaciones al ya mencionado mecanismo de defensa. Su curiosidad científica le llevó a estudiar su propio caso médico, y a medida que lo hacía se convenció de que su ECM había sido real y no fruto de alucinación o droga natural creada por el cuerpo: su  neocórtex había sido devastado por la meningitis y era imposible a la vista de los datos médicos propios que analizó que pudiera tener sueño, pesadilla o alucinación alguna, según él: el cielo existía (podéis leer acerca del caso de su propia mano en el libro "La Prueba del Cielo").

Otro libro interesante que habla de estos casos es “El médico perplejo”, es un trabajo de campo muy serio elaborado por el doctor Robert S. Barrow durante varias décadas de trabajo y entrevistas a personal médico de numerosos hospitales. Creedme que de verdad hay hechos que no tienen explicación en base a la oficialidad actual.

La corriente oficial sigue sosteniendo que las ECM son alucinaciones provocadas por el cerebro al inyectar sustancias químicas que nos ayudan a morir de forma plácida, es algo a lo que yo mismo le doy muy poca credibilidad científica. Es evidente que la angustia a morir es una cuestión psicológica  abstracta, derivada de la conciencia del yo y que va más allá de las funciones físicas corporales, entonces… ¿Cómo es posible que la naturaleza haya creado un mecanismo para dulcificar la muerte? ¿Cómo sabe que la muerte nos va a angustiar y que necesitamos dicha ayuda? ¿Acaso cuando pasamos a ser animales racionales nuestra propia conciencia dirigió nuestra evolución creando este mecanismo? ¿Somos entonces dueños de nuestra propia evolución? En ese caso,  el hombre siempre ha soñado con volar… ¿Por qué no volamos? Mi conclusión es sencilla: no hay drogas que expliquen dicho fenómeno, la respuesta debe ser otra y la mía es como ya supondréis: la conciencia cuántica.

Si en verdad nuestro “yo” es energía almacenada de forma cuántica que se sustenta y “engancha” a nuestro cuerpo de forma temporal, y creo firmemente que así es, las ECM cobran todo su sentido, incluso el propio túnel lo cobra. Hay estudios que indican que es muy probable que a niveles cuánticos se produzcan de forma continua mini agujeros de gusano (ya hablaremos de ello en profundidad y de su relación con el tiempo), es curioso que los modelos teóricos (no hemos creado ninguno y por tanto no se puede afirmar cuál es su forma, si es que solo hay una) los describan como túneles, todos tenemos en mente los saltos al hiperespacio de “Star Trek” o “La Guerra de las Galaxias”. Si nuestra muerte implica esa liberación de nuestro yo cuántico tendría sentido que ese salto se realizase a través de un agujero de gusano y tuviera todo el sentido la existencia del famoso túnel.

Las experiencias de oír colores, ver la música también cobran todo su sentido, pues en el mundo cuántico todo eso es posible, en el Universo Cuántico todo es caos. También lo tendrían esas experiencias extracorpóreas donde se flota mientras se observa el propio cuerpo muerto, la energía no tiene restricciones. Creo que las ECM es otro ladrillo que cimenta mi idea de que debemos ser energía cuántica y que sea lo que sea, y vayamos donde vayamos. Aún hay muchas preguntas sin resolver: ¿Qué les hace volver? ¿Qué es ese lugar al que van? No tengo las respuestas, pero creo que no me importa no conocerlas, lo que más llamativo me ha resultado de este mundo es que la mayoría de las personas que han sufrido una ECM no querían regresar a sus cuerpos, pero cuando lo hacen dejan de temer a la muerte y lo más importante, pierden el miedo a vivir.




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domingo, 8 de junio de 2014

La muerte: ¿El gran salto cuántico?


 

Es la gran pregunta ¿verdad? ¿Hay algo más allá de la muerte? Creo que todos sin excepción nos hemos planteado en más de una ocasión que será de nosotros tras la muerte. Hay muchas creencias al respecto, todas las religiones usan el fin de nuestra vida como piedra angular desde la que establecer sus normas para la vida, lo que es paradojico desde mi punto de vista: La Muerte como regidora de la vida en vez de La Vida como regidora de nuestra muerte.
 
¿Qué hay tras la muerte? Hay quienes creen que renacerán en una nueva vida en un ciclo continuo de perfeccionamiento, otros que existe un cielo con angelitos tocando el arpa, unos que no existe nada y que dejamos de existir… tantas creencias como formas de afrontarlo: la mayoría no piensa en ella, parte siempre la tiene presente como la espada de Damocles sobre sus cabezas y su temor rige sus vidas, otros no esperan nada ya que nada creen que haya, los menos la afrontan como un cambio natural a algo desconocido.
 
Yo aplico una de las máximas de la filosofía oriental: no preocuparse por lo que es inevitable ya que nada podemos hacer. La Muerte llegará, más pronto o más tarde, lo queramos o no, yo hace tiempo que lo acepté como algo natural e inevitable, lo importante para mí no es ni cómo ni cuándo se muere, sino como se vive. La vida pasa deprisa, como un rayo, y antes de que nos demos cuenta llevaremos mil años muertos.
 
Pero no por aceptarlo ni preocuparme por cuando moriré sino cómo viviré, deja de ser un tema que haya dejado de interesarme o apasionarme. Me he acercado a estos temas siempre desde el punto vista científico, ¿puede haber prueba de que la existencia va más allá de La Muerte? ¿Es nuestro fallecimiento a la vez un nacimiento en otro lugar, dimensión o como queráis llamarlo? ¿Cuándo nacimos en este mundo morimos a la vez en otro plano de existencia?
 
Nada cierto se sabe de lo que puede haber, si es que lo hay, al otro lado de la Gran Barrera. Cuando indagué y buceé en las supuestas evidencias de un más allá, me encontré con una gran cantidad de charlatanería y de paja, demasiada, y pocos o casi ningún estudio científico serio.
 
Lo primero que pasa por la cabeza del investigador es tratar de discernir si los espíritus son reales, si se lograra demostrar su existencia se podría afirmar con rotundidad que hay vida después de la muerte. Tras leer mucho e interesarme sobre el espiritismo llegue a la conclusión de que nada en claro se puede sacar de él. La mayor parte de los casos eran directamente puro teatro o fenómenos que tenían explicación racional. Los pocos testimonios que he podido considerar serios y veraces eran subjetivos, sujetos a la experiencia de la persona cuya mente puede que viera un espíritu real o puede que su cerebro interpretase un fenómeno tal y como le era más cómodo hacerlo, en cualquier caso no son válidas desde el punto de vista científico, que es el que me interesa, para afirmar que hay otra realidad más allá de esta.
 
Si he de ser sincero, creo que algo hay y que efectivamente hay médiums (muy pocas de las que dicen serlo lo son en realidad y desde luego ninguna de las que pretenden alcanzar fama o dinero) que logran ver cosas, que yo defino como otras realidades, que el resto no podemos verlas, lo afirmo por propia experiencia y dejarme que me quede aquí. Aunque en verdad creo que esas personas no ven almas errantes, sino que creo más bien, que su cerebro es capaz de captar y decodificar algún tipo de energía que queda en los lugares, como si tuvieran un tocadiscos en su cabeza y pudieran oír la música de ese vinilo antiguo que el resto somos incapaces de reproducir porque nuestra cabeza solo es capaz de decodificar MP3’s. Creo que debo dejarlo aquí, ya abordaremos el asunto en otra entrada.

Las religiones las descarté de inmediato, no pueden servir afirmaciones teológicas y actos de fe como prueba científica de la existencia del más allá, además, cada una de ellas describe la otra vida de forma diferente, ¿A cuál creer? Los actos de fe no pueden abordarse como ciencia, que es lo que yo pretendo hacer aunque tenga mis propias opiniones subjetivas al respecto. Aunque os he de ser sincero, tras todo lo que he investigado, creo que respecto a “la otra vida” todas y ninguna tienen la razón, como si Dios o los dioses que veneran hubiesen jugado con los hombres depositando una parte de la verdad absoluta en cada una de ellas, ya llegará el momento de hablar de ello.

La respuesta a la gran pregunta me llegó desde el lugar que menos esperaba: La ciencia. Los científicos, desde el siglo XIX se han mostrado muy escépticos con los temas espirituales y los han rechazado históricamente de plano despreciándolos como supercherias, los entiendo, las religiones han sido en el pasado y en menor medida en el presente, el gran enemigo del progreso científico y humano. Creo que la ciencia se ha equivocado profundamente al sepultar con toneladas de incomprensión y ostracismo a aquellos científicos que han tratado de investigar los fenómenos paranormales, no querían que aquellos que tanto daño les habían hecho en el pasado se vieran recompensados con la confirmación de sus teorías místicas. Pero en verdad la ciencia se cortaba a sí misma una mano, ya que opino que tras lo paranormal existe ciencia, ¿o acaso no la había tras las auroras boreales?

Pero poco a poco, la ciencia, en mi opinión sin quererlo, está demostrando que todo lo que considerábamos místico o mágico, es real. No deberíamos sorprendernos, si Dios existe, sin lugar a dudas la ciencia es su instrumento creador y nada se rige fuera de ella, la entendamos o aún no seamos capaces de hacerlo. De nuevo la medicina y como no, la física cuántica nos han acercado a una realidad que ya muchos daban por anhelos estúpidos: la existencia de una vida más allá de esta. ¿Habéis oído hablar de las ECM?

Creo que junto con la teoría de la conciencia cuántica y que nuestro yo en verdad es energía, son las pruebas científicas que nos han acercado a la posibilidad de demostrar que La Vida sigue tras La Muerte, al menos ya no podemos descartar como ficción o simple deseo humano de perdurar su existencia. Ya os adelanto que mi conclusión tras este largo y autodebatido periplo interior es que la muerte supone un gran salto cuántico a otra realidad. .


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miércoles, 4 de junio de 2014

Firma de libros en Feria del Libro de Madrid



Hola chicos, algunas de las fotos de este sábado firmando libros en Madrid. Una experiéncia muy bonita, muchisima gente y firmando ejemplares. También tuve unas cuantas conversaciones interesantes con algunos lectores, incluso una me comentó que se lleva el libro a Singapur.

 
 
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