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domingo, 1 de diciembre de 2019

¿Es la historia tal y como nos la cuentan? Parte II, ¿romanos en América?

La Cabeza de Tecaxic-Calixtlahuaca
Siguiendo el hilo del artículo anterior, dos noticias más que han llegado a mis manos han hecho replantearme que la historia quizás no sea tal y como nos hayan contado. Una ya es antigua, es un descubrimiento de la década de los 30 que en su momento hizo tambalearse todas las bases de la historia de América: La Cabeza de Tecaxic-Calixtlahuaca. ¿Y porque no sabemos nada de este descubrimiento? Es sencillo, al igual modo que la Fuente Magna, una vasija descubierta en Bolivia con escritura cuneiforme sumeria y de la que ya he hablado en los artículos que versan sobre quién descubrió en verdad América, esta cabeza de terracota rompía con todo lo establecido: El descubrimiento por  parte de Colón de Sudamérica y de los vikingos de Canadá... y algo que es otro de los grandes tabús de la historia: La navegación oceánica en la antigüedad y el aislamiento entre continentes. 

Pero sepamos un poco más de este misterioso hallazgo. Esta diminuta cabeza fue hallada en 1933 por el prestigioso arqueólogo mexicano José Garcia Payón (fundador del Museo Nacional de Arqueología, de la Facultad de Antropología de Veracruz y director de la Biblioteca Nacional Mexicana) entre el ajuar funerario de un enterramiento anterior a la llegada de Cortés a México en 1519. Fue hallada en el centro ceremonial de Calixtlahuaca, situado en las inmediaciones de la ciudad de Toluca. La datación que se pudo hacer de todo el ajuar no dejaba lugar a dudas, su edad se hallaba entre 1476 y 1510 d.c. ¿Por qué es importante esta diminuta cabeza de apenas 3cm? Pues es muy sencillo, representa a un hombre de frente plana y barbudo. ¿Y qué? Os preguntaréis, bien, si no lo sabéis los nativos de todo el continente americano son lampiños, es decir, no tienen barba. ¿Cómo y por qué esculpieron una figurita de un hombre barbudo cuando no sabían que era una barba? 

Recordemos qué ciertos dioses de las culturas precolombinas eran blancos, barbudos, de ojos azules y algunos pelirrojos. Esos seres divinos habían llegado a sus tierras desde el mar, habían convivido con ellos, enseñado las técnicas de construcción y se habían marchado con la promesa de volver. Los aztecas y toltecas lo llamaron Quetzalcóatl, los incas Viracocha, para los chibchas era Bochica, para los mayas Kukulkán y en las regiones del Pacífico de Guatemala y El Salvador era conocido como Xiuhtecuhtli. Es evidente para todos que esos rasgos no casan con la morfología de ninguno de los pueblos indígenas, al igual que los rasgos del hombre representado en la cabeza de Calixtlahuaca. Al menos para mí, es evidente que no se inventaron esos rasgos, simplemente los vieron y los añadieron a sus creencias y mitología. 

Moneda romana encontrada en Lousville
Pero el caso que nos ocupa va mucho más allá, pues, al igual que la fuente magna, esta pieza arqueológica quedó en el olvido pues no encajaba y era molesta para la versión inmutable de esa parte de la historia hasta que en 1961 el antropólogo austriaco Robert Heine-Geldern determinó que esa imagen era la de un romano y que la estatuilla había sido esculpida en el año 200 d.c. Es decir, no era la representación azteca de un hombre con facciones europeas, era un busto de origen romano. Podéis comprender que el revuelo fue mayúsculo, pues, ¡cómo iba a existir en México una pieza romana antes de la llegada de los conquistadores! Como os podéis imaginar se tachó a la pieza de fraude. Pero en 1963, durante las obras de construcción del puente sobre el río Ohio en Lousville en el estado norteamericano de Kentucky, se encontró un pequeño tesoro de monedas romanas datadas en el siglo III d.c. En el mismo estado de Kentucky, se encontraron por parte de Michael Wayne Griffith, de otras 12 monedas más de la misma época imperial romana y que se conocen como Antoniniani, datadas entre el 238 y el 305 d.c.



Moneda romana encontrada en Lousville
Finalmente se determinó que las monedas eran auténticas, al igual que la cabeza de Calixtlahuaca, que fue catalogada en 1990 como escultura romana de la época de los emperadores severianos (193-235 d.c) por Bernard Andreae, arqueólogo del Instituto Arqueológico alemán de Roma, pues su estilo (forma del pelo, de esculpido...) encaja a la perfección con la moda de esa época. La teoría del fraude se desmoronaba, pero no se dio el brazo a torcer. Las monedas de Estados Unidos no tenían datación arqueológica por la forma en la que fueron encontradas, se supuso que se le cayeron a algún colono, o que se pusieron ahí por los propios descubridores del hallazgo para... ¿Llamar la atención?... No digo que no fuese así pero... ¿Os imagináis a una familia de colonos que están arriesgando su vida adentrándose en territorio virgen, llevando consigo una vasija de monedas romanas que no les valen de nada y en una época en la que ninguna pieza arqueológica que no fuera una joya tenía valor? Amén de que prácticamente todos eran pobres en busca de fortuna... ¿Qué hacían con monedas romanas, cómo las habían conseguido? Y la teoría del bromista que entierra a las orillas del Ohio monedas para que sean descubiertas en una obra años después... ¿Qué queréis que os diga? 

Lo mismo se intentó con la cabeza de Calixtlahuaca pero claro, aquí ya había un estudio arqueológico serio, dataciones científicas... Pero se intentó, se dijo que la dejo ahí un ayudante de Payón para gastarle una broma, algo que no me voy a dignar en comentar, que Cortes o uno de sus hombres la llevaba encima y la deposito en la tumba pocos años después de su llegada a México... Imaginemos que un conquistador la llevara consigo porque durante 1.200 años la estatuilla había estado en la familia... es evidente que le tendría aprecio, nadie se lleva a semejante viaje algo que no le sirva o le tenga aprecio, en ese caso, ¿para qué iba a abrir una tumba, dejar las joyas que allí había y  depositar esa reliquia romana en su interior? ¿No es más lógico pensar que alguien de la nobleza, como debió ser la persona de la tumba, se quisiera llevar al Más Allá lo que sería sin duda una reliquia de gran valor, pues para ella sería un objeto traído por los "dioses" llegados del mar? ¿Qué deducís vosotros? La última teoría oficial es que la estatuilla de algún modo llegó vía terrestre mediante intercambios comerciales desde oriente próximo... creo que tampoco merece la pena comentar semejante estupidez, ¿Os imagináis a los Inuit intercambiando una foca por un cabezón romano y pasándolo de Asia a América? ¿Este vendiéndoselo a un Sioux, este a un Comanche y así sucesivamente hasta llegar a México? ¿En serio? 
Barcos romanos encontrados en el lago Nemi

También quiero que reparéis en que la datación de la estatua y las monedas son de la misma época: alrededor del 200 d.c. ¿Coincidencia? Para encajar estas piezas en la historia ortodoxa debemos usar teorías demasiado peregrinas, al final la navaja de Ockham debe imponerse, europeos o mediterráneos llegaron a América en tiempos muy anteriores a Colón. Se nos dirá desde la historia oficial que con las galeras romanas no es posible llegar a América, al  mismo tiempo que se nos afirma que los Rapanui llegaron a la Isla de Pascua cruzando medio Pacífico con embarcaciones más cercanas a una cáscara de nuez que a las galeras romanas. Nadie dice que les fuera sencillo o que no fuera peligroso, pero, ¿Posible? Sin duda, sólo tenéis que observar la imagen del tamaño de los navíos romanos de recreo encontrados en el lago Nemi para disfrute del emperador Tiberio o de Trajano, las naves de Colón se quedan ridículas en comparación, incluso la más modesta galera romana es comparable con los drakkar vikingos que llegaron a las costas de Terranova,  para mí la cuestión no es si fue posible, si no: ¿Fueron contactos esporádicos o habituales? Algo que está por ver.

Las evidencias se van acumulando: la fuente magna, las anclas chinas en el golfo de México, la estatuilla de Calixtlahuaca, las monedas romanas de Ohio, las leyendas de los dioses con facciones europeas, las similitudes entre las construcciones mesoamericanas y las de Oriente Medio, los topónimos e inscripciones fenicias en Sudamérica... La navegación trans-oceánica era un hecho en época fenicia y muchos siglos antes de que Colón cruzara el Atlántico con la Santa María. Los fenicios y su relación con el Nuevo Continente y los nuevos hallazgos respecto a su relación con la península ibérica merecen su propio artículo.