Puerta del Sol en Tiahuanaco |
No hay duda de que fue una sociedad muy próspera y rica, tanto es así que la propia Tiahuanaco albergó más de cien mil habitantes. Otros doscientos mil ciudadanos vivían alrededor de esta enorme capital. Pensemos que Nínive, en la actual Irak, fue la primera ciudad en superar los 100.00 habitantes y lo hizo tan sólo poco más de un siglo y medio antes de que se fundara Tiahuanaco, la cual, por tanto, estaba en su época a la altura de las actuales Tokio, Pekín o Nueva York.
Es lícito afirmar que disponían de la organización, recursos, conocimientos y mano de obra necesarios para construir edificios públicos y religiosos monumentales. ¿Dónde está el misterio? Se podría pensar. Bien, recordemos que en la América Pre-colombina, aunque conocían la metalurgia y trabajaban ciertos metales como el oro o la plata, se desconocía por completo la existencia del hierro. La mayoría de las herramientas estaban fabricadas en piedra o bronce, que como todos sabréis, es un material poco apto para tallar según que piedras. Este es el mismo problema que nos encontramos en Egipto o en los yacimientos aztecas. Los arqueólogos nos dicen que todo se hizo en base a fuerza bruta, mucha mano de obra y paciencia. Que los grandes monolitos de las pirámides de Giza, que los asombrosos bloques de Machu Pichu, se tallaron con herramientas hechas de la misma roca que iban a tallar o con martillos de cobre que debían reparar cada pocos golpes.
Quizás nos pueda parecer que tiene sentido, pero hemos de pensar que la andesita, la roca con la que están construidos la mayor parte de los monumentos, es una roca especialmente dura, que requiere una gran fuerza para ser cortada. Es cierto que el ingenio del ser humano es enorme y que hay técnicas para partir rocas de gran dureza con herramientas poco sofisticadas, pero una cosa es partir rocas y otra muy diferente tallar filigranas de enorme precisión, como las que nos encontramos en el templo de Puma Punku (la puerta del puma), con herramientas de piedra. Deteneros unos instantes en ver las siguientes imágenes.
Al parecer, sí. Hace unos días, un equipo internacional de científicos franceses del Institut Geopolymere de Saint-Quentín y de la Universidad Católica San pablo de Arequipa del Perú, publicaban los resultados de un estudio llevado a cabo en rocas monumentales de Puma Punku. El resultado era sorprendente: Las rocas son artificiales, son geo-polímeros. Los resultados que arrojó el microscopio electrónico no dejaban lugar dudas, en la andesita, una roca de origen volcánico, había materia orgánica basada en el carbono, algo imposible pues las rocas volcánicas se forman a altas temperaturas que vaporizan cualquier rastro orgánico. La arenisca roja, el otro tipo de piedra analizado, también arrojó datos sorprendentes. La muestra analizada contenía carbonato de sodio, que no se encuentran geológicamente en la región. Entonces, ¿de dónde trajeron la arenisca? ¿De algún lugar a miles de kilómetros? Es obvio que no, el análisis reveló que su composición podría ser artificial: un geo-polímero ferro-sialato.
Todo parece encajar si aceptamos que los tiahuanacos conocían la forma de fabricar un cemento geológico natural obtenido por geo-síntesis: sabían cómo fabricar rocas. Todo cobra sentido. Según se desvela del estudio, para crear la andesita usaron roca quebradiza y erosionada y toba volcánica no consolidada de las cercanías del volcán Cerro Kapia, en Perú. Para la arenisca roja usaron la misma arcilla roja de su cerámica y sales de carbonato de sodio de la laguna Cachi, al sur del desierto del Altiplano. Para la roca arenisca gris, inventaron un aglomerante órgano-mineral a base de ácidos orgánicos naturales extraídos de plantas locales y otros reactivos naturales. (Quién desee leer el estudio completo puede pulsar aquí)
Es evidente que estas formas intrincadas, imposibles de tallar con los utensilios de la época en roca natural, si pudieron hacerse si las piedras se fabricaron artificialmente dentro de moldes, o tallados con herramientas de cobre mientras la roca aún esta reblandecida. Como químico que soy, os puedo decir que el proceso químico no es difícil de obtener. No son necesarias grandes plantas industriales ni equipo sofisticado para llevarlo a cabo, lo único necesario es un conocimiento profundo de los materiales y plantas de la zona, algo que aquella maravillosa civilización era más que capaz de tener. Finalmente, este descubrimiento confirmaría las leyendas indígenas que aseguraban que: “las rocas fueron hechas con extractos de plantas capaces de ablandar la roca”. En Egipto, en la estela de Famine, parece que hay un listado de elementos que tendrían esta misma finalidad: conseguir piedra artificial y bastantes indicios de que algún tipo de reblandecimiento de la piedra debió existir en la tierra de los faraones. ¿Fue así como se construyeron las pirámides y los gigantescos monumentos a uno y otro lado del Atlántico? Yo a día de hoy, me inclino a pensar que es la teoría más razonable: ni extraterrestres, ni absurdas obras faraónicas técnicamente imposibles de conseguir tal y como nos cuenta la versión oficial con los instrumentos de los que disponían en aquellos tiempos. Simple ingenio humano: llevaban los materiales al lugar de construcción y fabricaban la piedra in situ usando moldes para la forma deseada. Eso explicaría como llevaron semejantes monolitos, la precisión de su tallado, las formas imposibles y el encaje perfecto entre las piedras.