Una de las grandes preguntas que han estado sobre la mesa durante los últimos años ha sido el famoso cambio climático. Su existencia o no ha desatado durante estos años, encendidos debates y graves acusaciones entre científicos, en especial desde la parte escéptica o negacionista. A los que alertaban de los peligros de nuestros actos sobre el clima se les ha tachado de locos, iluminados o como a Al Gore, de crear alarmas innecesarias con el fin de ganar dinero con el "negocio del cambio climático".
Yo no sé si lo que motiva a Al Gore es hacer negocios a costa del clima y del miedo o son los otros quienes quieren negarlo a toda costa porque cambiar el sistema energético les costaría miles de millones de euros... lo que si me interesa y mucho es si existe el dichoso cambio climático. Por ello trataré de analizar este fenómeno desde un punto de vista imparcial y analítico.
Lo primero que debemos abordar es conocer si hay cambio climático y que consecuencias acarrea para el ser humano y nuestras vidas. Para mí es más que evidente que el clima está cambiando a marchas forzadas, no hay que tener sofisticados aparatos de medición, las señales están ahí. Vamos a recordarlas:
1) Todos hemos oído que la temperatura de la Tierra está aumentando, eso es un hecho innegable. La tasa de calentamiento de los últimos 50 años (0.74ºC) ha sido el doble que la de los últimos 100. Si seguimos a este ritmo, en las siguientes décadas la temperatura aumentará 3ºC. Os puede parecer que no es para tanto, pero lo es y mucho. En todos los noticiarios han proclamado que éste ha sido el año más caluroso desde que se tienen registros de temperatura, pero en años anteriores también hemos ido batiendo records, es irrefutable que la temperatura está aumentando.
2) Otra señal evidente es el deshielo que ha sucedido en las últimas décadas. Todos hemos visto estupefactos como los glaciares sudamericanos, el hielo antártico se han ido deshaciendo iceberg tras iceberg, algunos del tamaño de una provincia española. Hemos visto a Groenlandia sin hielo en verano y cómo hasta el estrecho de Bering entre Alaska y Rusia se ha hecho transitable en la estación estival, algo inaudito en la historia de la humanidad.
3) Estos días, si os habéis fijado, es cuando han empezado a caer las hojas de los árboles. Es esta semana, del 24 al 30 de Noviembre, cuando la naturaleza ha determinado el inicio del otoño, cuando en verdad debería estar acabando. En Valencia Junio y Julio han sido meses extrañamente no muy calurosos y por el contrario septiembre lo ha sido y mucho. Aún retengo en mi retina con preocupación esas imágenes de todos los telediarios de gente bañándose en las Playas de Valencia.... ¡la última semana de Octubre! He rebobinado aún más atrás mi memoria y cuando tenía unos 9 años, en Noviembre hacía verdadero frío y hoy mismo he paseado a mi galgo Django en manga corta... tengo la impresión que las estaciones se han movido de fecha respecto a lo que conocí en mi juventud. Para mí éste es otro síntoma claro de que algo está cambiando.
4) Los fenómenos atmosféricos se están volviendo cada vez más violentos. Hay más huracanes/tifones y más violentos. Las nevadas en Europa y Estados Unidos aumentan en su virulencia. Los tornados son más devastadores,
incluso los hemos visto en las costas valencianas en los últimos años o hace
pocos días en Málaga... todo ello es un reflejo de que algo está cambiando en el clima, en especial en el mar.
5) Hace unas semanas, los mayores productores de CO2: EE.UU y China, que durante la última década se han negado de forma sistemática a tomar medidas respecto al cambio climático, dieron su brazo a torcer y de forma sorprendente ambos van a tomar medidas serias e inminentes al respecto.
¿Pero todo quedará ahí o irá a más? ¿Seguirá aumentando la temperatura? ¿Qué será lo siguiente por venir? Para responder a todas estas preguntas hemos de recurrir a los océanos y sus corrientes marinas transoceánicas, quienes son en verdad los que controlan y regulan el clima. Para explicar el fenómeno me centraré en la denominada corriente del golfo que discurre de forma circular según las manecillas del reloj por el Atlántico.
El clima europeo y de la costa este americana está controlado por la denominada corriente del golfo, que recoge calor de las templadas aguas del caribe, las lleva por Groenlandia y los países nórdicos, baja por Inglaterra y España para posteriormente desde África meridional alcanzar de nuevo las costas caribeñas. Este flujo continuo de agua proporciona agua caliente a Europa del Norte, atemperando como si de un radiador se tratase, las gélidas temperaturas del Norte de nuestro continente. Esta corriente, cuanto más superficial y más rápida es, consigue que las temperaturas sean más suaves en Europa. Su profundidad y su velocidad dependen de dos factores que en estos momentos se está alterando gravemente: la salinidad y la temperatura del agua.
El calentamiento global está haciendo que masas imponentes de agua dulce (los Icebergs) lleguen al mar, disminuyendo su velocidad, su temperatura y el coeficiente salino. Una combinación letal. En la primera fase, en la que estamos en la actualidad, notaremos que la temperatura ambiental aumentará, Tendremos inviernos más cálidos y veranos más calurosos, pero eso será solo el preludio de una glaciación (su alcance estará por ver). Cuando la corriente del golfo se pare, el Atlántico dejará de protegernos con su cálido manto de agua templada y entonces el invierno se recrudecerá y los hielos que en un primer momento parecieron perder la batalla, la ganarán. Según yo lo veo debemos estar en los últimos coletazos de la primera fase o al inicio de la segunda ¿por qué? Por una serie de señales:
1) De forma esporádica pero cada vez con más frecuencia, las nevadas y tormentas invernales aumentan en fuerza y potencia, solo hay que mirar las noticias de este mes sobre Nueva York o en los pasados años nevadas increíbles en Europa e incluso en España. Están en aumento.
2) Los glaciares argentinos parecen estar recuperando de forma inesperada los hielos, al igual que en la Antártida, aunque ese aumento no compensa la pérdida del hielo ártico.
Las consecuencias de todo ello son alarmantes. Un cambio de esa naturaleza cambiará por completo la faz de la Tierra tal y como la conocemos hoy en día. Pensemos que antes del final de la última glaciación la fisonomía de Europa no es tal y como la conocemos. Gran parte de lo que hoy es mar u océano era tierra firme ya que toda esa agua se acumulaba en forma de gigantescos glaciares que por ejemplo mantenían oculta bajo una capa de varios kilómetros de hielo a la isla de Manhattan. Si miráis el perfil de los continentes en Google Maps apreciaréis una franja de color azul más claro, casi toda esa zona era tierra firme.
El aumento de las temperatura dos grados más cambiaría de forma radical el ciclo vital de los cultivos, el régimen de lluvias... convirtiendo zonas húmedas en áridas y viceversa. Y como no, el nivel del mar aumentaría en varios metros
debido al deshielo tragándose buena parte de las zonas costeras. Recordemos que a nivel geológico la Tierra respecto a las temperaturas, se rige por un modelo en forma de Campana de Gauss, al final de un ciclo cálido las temperaturas aumentan de forma repentina para volver a descender de forma brusca. El desastre a nivel humano y ecológico sería terrible. Si tal como se prevé el calentamiento global nos lleva a una nueva glaciación, la vida en el norte de Europa y América se hará muy complicada... y la nuestra también.
Creo que no puede haber duda de que el cambio climático se está produciendo, ya casi ningún científico o estado lo niega. La discusión en estos momentos no se centra en si existe o no, sino en cuál es el origen del mismo y que medidas puede tomar el ser humano para frenarlo. Las preguntas que se están debatiendo en estos momentos son: ¿Qué es lo que está provocando este cambio climático? ¿Nosotros? ¿Qué podemos hacer para pararlo?
En el siguiente artículo os daré mi punto de vista.