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martes, 29 de agosto de 2017

Una sociedad sin ancianos

En el artículo de la semana pasada hablé de cómo una sociedad sin ancianos está mucho más cerca de lo que nos podemos imaginar. La noticia es más que esperanzadora, ¿quién no va a querer ser joven toda su vida? Yo creo que muy pocos o nadie. Pero esto plantea un desafío y una revolución social de un calado muy profundo, mucho mayor, a mi entender, que la sustitución de la práctica totalidad de los trabajos por máquinas e inteligencias artificiales que tenemos a la vuelta de la esquina. Pocos podemos intuir la magnitud del efecto de la confluencia de estos cambios de forma conjunta en el tiempo, pero no os quepa la menor duda de que la sociedad que hemos conocido está a punto de desaparecer. Lo que vendrá, no lo sabemos, pero voy a tratar de imaginar que caminos puede tomar la humanidad ante el desafío de la irrupción de dos acontecimientos que van a cambiar por completo al hombre y su modo de entender la vida.

Las consecuencias de una sociedad sin ancianos serán demoledoras. El que seamos eternamente jóvenes no implicará que seamos inmortales, seguiremos muriendo, de accidentes, de enfermedades raras (aunque cada vez menos), de violencia: asesinatos, ¿guerras? No os preocupéis, más adelante explicaré porque pongo en duda que el futuro vaya a tener conflictos bélicos. Sigamos. El que seamos eternamente jóvenes tampoco nos garantiza que no tengamos "fecha de caducidad", muy probablemente la esperanza de vida se alargue a los 200, 300 años, puede que más, pero biológicamente todo parece indicar que el cuerpo siempre al final colapsa. O no, quien sabe si dentro de dos siglos seremos capaces de transferir la mente a un cuerpo sintético... Pero esto sí que es ya ciencia ficción y en lo que quiero centrarme es en lo palpable, en lo que sucederá en poco tiempo.

Lo primero que nos viene a todos a la cabeza es que el sistema de pensiones y el sanitario saltarán por los aires. Un mundo eternamente joven será un mundo mucho más sano. Las arcas del sistema público se verán saneadas, pues un enorme porcentaje del dinero público se destina a tratar enfermedades derivadas de la vejez y a pagar pensiones y en un principio parece imposible pensar que no será positivo, pero... ¿será así? Estamos ante la mayor revolución que jamás ha conocido el hombre, más importante aún incluso que el cambio de las cavernas y el nomadismo a las sociedades sedentarias que se produjeron hace más de 12.000 años. Dejadme que os razone el porqué. Imagina que tienes 70 años pero tu cuerpo es el de, por ejemplo, alguien de 30 años, ¿te dejarán jubilarte? y los ancianos que recuperen la juventud, ¿deberán volver al mercado de trabajo? o ¿los mantenemos jubilados y jóvenes durante uno o dos siglos sin hacer nada? ¿Es esto sostenible? ¿Lo aguantaría la mente humana? La respuesta es un rotundo no. Hay fórmulas para atajarlo, se puede establecer que a los 70 el estado te jubile por un periodo de... no sé, digamos 15 años, durante ese tiempo podemos descansar del trabajo dedicarnos a nosotros, a viajar, te puedes formar y al finalizar el periodo te reincorporarías al trabajo... sí, sería una formula cuasi perfecta, pues en función de los ingresos del país puedes establecer cuan largo será tu periodo de "descanso", pero el problema seguiría existiendo.

Os pongo de ejemplo mi país, España, con 4 millones de desempleados y un gran número de empleos precarios, si reincorporamos al trabajo a los 8.5 millones de pensionistas... ¿os podéis imaginar lo que puede suceder? Aunque lo hagamos de forma progresiva, siguen naciendo niños y siguen habiendo jóvenes que se van incorporando al mercado laboral que se sumarían a los jubilados rejuvenecidos... Y si además tenemos en cuenta, tal y como ya se está advirtiendo por parte de todos los organismos internacionales, que el 80% del empleo va a desaparecer porque lo harán robots o inteligencias artificiales... ¿Qué hacemos entonces? ¿Veis el colosal desafío al que nos enfrentamos? Y no sólo España, ningún país por saneado que esté podrá soportar dicho cambio.

Luego, por supuesto agravaríamos el que creo que es el principal problema de la humanidad: el crecimiento demográfico. Por muy baja que sea la tasa de natalidad, en un escenario así la humanidad se disparará en número y si tenemos en cuenta que ya hoy, con 7.000 millones de personas, el planeta está al borde del colapso ecológico, ¿qué ocurrirá cuando lleguemos a los 14.000 millones? Sin duda, los planes de exploración de Marte y las futuras bases lunares nos pueden dar la pista, ir vaciando La Tierra para colonizar otros planetas. Pero a pesar de todo, y aunque nos encontremos muy avanzados al respecto, estamos muy lejos de poder crear ciudades en otras planetas, ni tan siquiera de tener un centenar de personas en la Luna y estamos hablando de una revolución a 10-15 años vista.

Es cierto, tal y como bastantes de vosotros pensareis, que al principio sólo los muy ricos tendrán acceso a este tratamiento, pero es inevitable que se abarate y llegue a todos los niveles, ¿consentiría el 98% de la población que sólo el 2% fuese eternamente joven? ¿Querrá vivir sólo 80-90 años envejeciendo y enfermando mientras unos pocos viven jóvenes y sanos? Evidentemente no, los más ricos saben que las revueltas se los podrían llevar por delante como se llevaron a los Romanov o a Luis XVI. Se ha especulado desde la ciencia ficción en no pocos films y series, con sociedades de ricos viviendo a "todo tren" en ciudades amuralladas mientras el resto malvive en una tierra desolada y sin ley, pero si fueseis ricos y pudieseis vivir 2 siglos... ¿os pasaríais ese tiempo, encerrados en una jaula aunque esta fuese de oro? ¿Sin poder salir por miedo a una muerte segura? Por Dios, ¡si la mayoría de ellos se aburren hoy en día y tienen todo el mundo a su disposición! Además, si lo hiciesen, como nos muestra por ejemplo "Los juegos del hambre", acaso los menos ricos no se convertirían a su vez en pobres? Sin dudarlo. No, no creo que el futuro vaya por ahí. 

Tampoco habrán guerras y menos mundiales, pues ¿siendo multimillonarios os arriesgaríais a perderlo todo en una guerra nuclear? ¿A que todo se destruyese? ¿A perder vuestra juventud, vuestra increíble y larga esperanza de vida, al desaparecer cuasi toda la tecnología? ¿A no poder salir de vuestro refugio, a no poder beber y/o comer los manjares a los que estáis acostumbrados porque esté todo contaminado por la radiación? Yo creo que es otro rotundo no. No os arriesgaríais ni incluso a perder la vida en una guerra convencional, es más, trataríais de erradicar cualquier tipo de violencia. No, la única solución factible para esas élites es que aquellos que no tengan trabajo, dispongan al menos de lo mínimo para sobrevivir y no pasar hambre y por supuesto darles el remedio de la eterna juventud. Los CEO de las grandes multinacionales o incluso organismos tan conservadores como el FMI, ya están apuntando a que va ser necesario implantar una renta básica, pero esto servirá durante un periodo de tiempo corto, pues no creo que sea muy sostenible mantener una masa ingente de personas ociosas, pues el ser humano necesita hacer algo o pierde los cabales. Este modelo social está dando sus últimos coletazos, como lo hizo en su día el sistema feudal. De cualquier modo el reto es colosal y liderar semejante transición no será nada fácil, no es seguro el resultado aunque ya sabéis que soy optimista al respecto. De lo que ya no estoy seguro es de que el camino sea lo más agradable posible, pues el remedio que vayan a poner al gran obstáculo: la superpoblación mundial, para que todo salga tal y como quieren los que gobiernan el mundo... me causa auténtico pánico.



miércoles, 16 de agosto de 2017

El fin de la vejez

Hace unos artículos atrás, hablé de la vejez y como la afronta la sociedad actual, pero quizás dichas reflexiones sean sólo eso, una disertación que no tengan sentido alguno dentro de muy poco. ¿Por qué? La lucha contra la enfermedad de enfermedades, la que nos mata a todos con un 100% de seguridad: la vejez, se está ganando.

Sí, muchos os quedaréis sorprendidos por tal afirmación, pues poco o nada sale en los noticiarios escritos, televisivos o radiofónicos al respecto. Se ve que sólo interesan las noticias negativas. Pero es cierto, ya se lleva muchos años trabajando en el intento de frenar la vejez, tratando de averiguar los mecanismos que nos llevan a ella para ralentizar su progreso el máximo posible. Desde los años 90 se está estudiando de forma muy intensa la genética de ciertas lombrices con el objetivo de desentrañar los secretos de su regeneración infinita, que puede ser la clave de la eterna juventud, y que está regulada por una enzima clave: la telomerasa. ¿Por qué envejecemos? Sabéis que las células se reproducen y dividen copiando el material genético, pues bien, cada vez que se copia dicho material (la telomerasa y los telómeros serían los encargados de dichas copias) se pierde parte de la información, la acumulación de dicha pérdida hace que las sucesivas células sean una "copia" peor que la anterior, degradándose a mayor velocidad. Controlar este proceso y evitar que se pierda esa información genética es clave para derrotar a la vejez

Este tipo de estudios están muy avanzados, ya se ha logrado mediante terapias genéticas, alargar de forma considerable la vida de ratones de laboratorio. Por ejemplo, los famosos ratones de la empresa Calico, dirigida por los fundadores de Google y que han aumentado su esperanza de vida en un asombroso 45%. Muchos multimillonarios están destinando grandes sumas de dinero para este fin, que para mí, es una muy buena prueba de que nos acercamos a la meta, pues, ¿quién más interesado que las grandes fortunas en ser siempre joven?¿Acaso no son ellos, los que más tienen que ganar? ¿Por qué no lo hicieron antes? Es una respuesta muy sencilla: a principios o mediados del siglo XX la genética aún estaba en pañales y eran conscientes que la eterna juventud era una mera quimera o un sueño muy lejano. Hoy ya no lo es.

Hasta hace bien poco, o incluso hoy en día, se trata de mejorar nuestros años de vejez mediante el estudio de las dietas y hábitos de ciertos grupos de población cuya longevidad parece ser muy superior a la media. Curiosamente, o no tanto, la genética de nuevo parece ser el factor clave y no el estilo de vida, el que provoca que ciertas personas vivan más años que otras. De hecho, los estudios de Cynthia Kenyon demostraron, ya hace más de dos décadas, que alterar una única letra de ADN en un nematodo (una especie de gusano) lograba que éste viviese 6 semanas en vez de tres.

Y a raíz de estos estudios, el dinero empezó a fluir hacia este tipo de investigaciones. Más allá del egoísmo de ser eternamente joven, hemos de entender que la vejez es un grave problema para el primer mundo, el aumento de la esperanza de vida es una obsesión para unas sociedades que viven relativamente cómodas, con más ancianos hay más gastos: sanitarios, pensiones... de ahí que hasta hace bien poco, la finalidad de la lucha contra la vejez se centrase en llegar lo más sano a la mayor edad posible. Pero esta meta está empezando a cambiar si no lo ha hecho ya. En este artículo no hablo de estudios que están tratando de que los ancianos sean más activos y con mejor salud, estoy hablando de estudios que directamente quieren erradicar la vejez, estoy hablando de la posibilidad de alcanzar la eterna juventud.

¿Es eso posible? ¿Podemos ser eternamente jóvenes? ¿Los ancianos podrán rejuvenecer? Esto que parece ciencia ficción no lo es y os vais a sorprender de lo cerca que está la humanidad de conseguirlo. Desde el principio de los tiempos se ha perseguido vencer a la edad, todos conocemos los famosos baños en leche de burra de Cleopatra, o en sangre de doncellas vírgenes que realizaba la terrible condesa húngara Ersébet Báthory. Pocos conoceréis que una de las finalidades de los horrendos crímenes de Joseph Mengele, el doctor muerte de Auschwitz, era precisamente el rejuvenecimiento. Según el investigador argentino Carlos de Napoli, la documentación recobrada de la vivienda  en Argentina donde se escondía el criminal de guerra, indicaría que Mengele lo habría logrado. Existe un memorándum dirigido a Hilda Ana Peters de Umbreit, en el que el doctor muerte le describe los pasos para lograr la eterna juventud y como habría tenido éxito experimentando con prisioneros del campo de exterminio de Auschwitz, en el cercano "spa" de Solahuette. 

Existen testimonios de supervivientes de los campos, como la danesa Frieda Sorennsen, una septuagenaria que aparenta 20 años menos,  que afirman haber sido cobayas de dichos experimentos y que mezclaban hormonas extraídas de las víctimas asesinadas más una combinación de vitaminas, dieta abundante en fruta, verduras, poca carne y jalea real. 

¿Es posible? ¿Lo lograremos hoy o es una historia más de ficción? Sí, lo lograremos. Y no, no hablo a 1 o 2 siglos vista, sino de 10 o 20 años máximo. ¿Cómo puede ser? Al parecer, la científica de 45 años Liz Parrish, lo está consiguiendo, pues saltándose todas las restricciones gubernamentales, está experimentando en ella misma una nueva terapia génica que al parecer está teniendo éxito. Muchos no sabréis quien es y quizás penséis que es una charlatana, muy al contrario pues esta mujer ganó el nobel en 2009 por el descubrimiento de la "tijera" que divide el material genético celular: los telómeros. ¿Os suena? Sus resultados indican que muchas de sus células han rejuvenecido casi 20 años en su capacidad de regeneración, la comunidad científica pide más datos para validar dicho estudio, pero por el momento Liz Parrish parece estar en lo cierto. 

¿Os imagináis un mundo sin ancianos? ¿Ser eternamente jóvenes? ¿Dónde la gran mayor parte de las enfermedades no existan? Sin duda un mundo así revolucionaría nuestra sociedad y es lo que trataré de analizar en el siguiente artículo.