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viernes, 16 de enero de 2015

¿Choque de civilizaciones? Yo también soy Charlie


He querido escribir este artículo una vez pasada la vorágine de información sobre la despreciable masacre que sufrió la redacción de Charlie Hebdo, el supermercado cocher y otras. Si he dicho bien, otras, porque ese mismo día el yihadismo asesinaba a 25 personas en Yemen, no coparon las portadas de los periódicos, quizás porque las victimas fueron musulmanes, pero también merecen nuestro respeto y nuestra compasión.
 
Las reflexiones JAMÁS se han de realizar en caliente, si no en frío y éstas han de servir para analizar de verdad el fondo de la cuestión, si es que queremos resolverlo de verdad. Estos días hemos oído de todo en los telediarios, pero lo que más se repetía era el posible inicio de un choque de civilizaciones. ¿De verdad se trata de eso? ¿De un choque de civilizaciones? Yo afirmo con rotundidad que no, que no lo es. No es ni un problema cultural ni religioso, el motivo es el más antiguo del mundo: dinero y poder. Pero vayamos paso a paso.
 
Si, han matado a 17 personas en Francia, cristianas, judías y también musulmanas, como el policía cuyo asesinato se ha repetido de forma tan morbosa tantas veces en televisión. Pienso en sus familiares viendo esas imágenes una vez y otra... pero de los medios de comunicación ya hablaremos. Es cierto que se ha atentado en España, donde también mataron a musulmanes en los trenes de Madrid. En Estados Unidos, en Londres... en tantos sitios. El mundo occidental ha sufrido en sus carnes el terrorismo yihadista, pero quien de verdad están sufriendo más duramente los horrores de estos fanáticos no somos nosotros, es el mundo musulmán.
 
Habéis leído bien. Nuestra desgracia es ínfima comparada con la que están sufriendo los musulmanes sirios, iraquís, yemenís o por ejemplo kurdos a manos de estos salvajes. Las matanzas y barbaridades que están cometiendo en aquellas zonas de Oriente Medio no tiene nombre, o si: genocidio. No, no es un choque de civilizaciones, ni tan siquiera de religiones, el 95% de los muertos a manos de esta gentuza son musulmanes. Les importa bien poco la religión, matan todos los días a decenas de sus "hermanos de fe", el islam es la excusa para obtener el verdadero fin: el poder y están dispuestos a barrer del mapa a quien se oponga a sus propósitos, sean cristianos, musulmanes, blancos, verdes o de color azul. Pero no os creáis que en "nuestro bando" todo son rosas y flores.
 
Nuestros psicópatas no visten chilabas y llevan profusas barbas, llevan traje pero al igual que los otros les importa bien poco las vidas que haya que sacrificar para obtener sus metas, incluso la de los suyos. Eso sí, hay una diferencia entre "nuestros" psicópatas y los suyos, unos lo hacen en nombre de la libertad y los otros en nombre de Dios. Pero ambos solo buscan lo mismo: dinero o lo que es lo mismo:  poder, y para ambos bandos, nosotros: musulmanes, judíos, cristianos o ateos, somos solo carne de cañón que se puede sacrificar para un bien mayor: el suyo.
 
Esta lucha es la misma que se lleva desarrollando sobre la faz de la Tierra desde hace milenios. Sumer y Acadia, Egipto y el imperio hitita, Grecia y Persia, Roma y Cartago, España-Francia-Inglaterra, Alemania-Inglaterra/Francia, USA-URSS... Es una guerra perpetua por el control de las riquezas y el poder, nada más ni nada menos. Hoy, la caída de unos de los gigantes del siglo XX: la URSS, quien mantenía bajo su influencia aquella zona del mundo, ha dejado "sin amo" una de las zonas más ricas del planeta. Unos, occidente, están ávidos por controlar tan suculento pastel y no ha tenido reparos en avivar guerras para destrozar países y que solo quedasen cenizas, lo que importa está bajo el suelo. Los otros han visto la oportunidad de salir de su pequeña parcela  y expandir su poder y control a zonas inmensas. Unos enarbolan la bandera de la libertad, los otros la de Dios, pero en verdad la de ambos es tan negra como el color del petróleo.
 
Y en medio estamos nosotros, la gente de a pie. A los que hay que sacrificar como corderos propiciatorios para que cuatro psicópatas sacien su sed de poder. Iros al infierno. Unos lavan el cerebro con la religión a los suyos, los otros utilizan el miedo para controlarnos ya que la religión que también les fue antaño para controlar a la Europa cristiana, ya no les sirve. Aunque lo intentan. Hoy se me ha revuelto el estómago al escuchar al papa decir que es normal pegarle un puñetazo a alguien que insulta a tu madre tratando de justificar la reacción de los yihadistas a la publicación de las viñetas... y se supone que él es el representante de Cristo en la Tierra, el que su conducta se parece más a la de Jesús. Se ve que en su Biblia lo de poner la otra mejilla debe haberse extraviado.
 
Yo soy cristiano y por tanto creyente, no pertenezco a ninguna iglesia porque no creo en los hombres, pero si de algo estoy seguro es que si existe un Dios, el primero que se rie de sí mismo es Él. A mí no me ofende ninguna viñeta, a buen seguro que a Jesús tampoco. Quizás será porque la religión no es mi modus vivendi y no se pone en tela de juicio mi autoridad y poder.
 
Por mi se pueden ir unos y otros al cuerno, si pudiera haría realidad la frase de ese gran genio que fue Groucho Marx: "Paren el mundo que me bajo". Vivimos en la civilización del miedo y de los psicópatas, en el próximo artículo hablaré sobre ella, hoy, aquí frente al portátil y viendo a mi galgo Django y a mi gatita Anke durmiendo, solo puedo pensar en que cada día que pasa cobra cada vez más sentido la frase: "Cuanto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro (y gata)" y cuya autoría se atribuye a Lord Byron cuando en verdad fue el sabio griego Diógenes quien la pronunció por primera vez hacia el 412 a.c.