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jueves, 28 de agosto de 2014

El entrelazamiento cuántico y la salud



Es un hecho demostrado que el estado mental influye en la salud física y en la curación de enfermedades. La música clásica ayuda en mucho a esa recuperación, un ejemplo llamativo es en los enfermos de cáncer. No sé si conoceréis que en muchos países europeos y en EEUU se combinan los ciclos de quimio con la audición de piezas clásicas. En un estudio sobre 1800 pacientes de cáncer se observó que aquellos que escuchaban habitualmente música clásica durante y después del tratamiento notaban una considerable mejoría en los efectos secundarios de la quimio: vomito, nausea… una mejora notable del sistema inmunitario e incluso un ligero descenso del dolor. Pero esto no es lo más importante, el efecto de la quimioterapia se revelaba más efectivo en dichos pacientes y por tanto el grado de superación de la enfermedad era más elevado.

¿Pero porque? Se notó que dichas personas liberaban más endorfinas, reducían su presión arterial… eso puede explicar la mejoría sobre los efectos secundarios perniciosos, pero no eso no es suficiente, desde mi punto de vista, para explicar que el tratamiento tenga mejor resultado. Entonces… querréis saber, bien, ahí entra el poder de las vibraciones musicales.

Cuando se escucha música de relajación en un ambiente tranquilo uno puede notar como todo el cuerpo se relaja y cada una de tus células va al unísono. Hemos de ser conscientes de que estamos formados por átomos, y partículas subatómicas que están en una vibración perpetua, en pocas palabras, los seres vivos vibramos.

Es curioso como los animales salvajes no suelen enfermar como lo hacen los humanos, sin embargo sí que lo hacen            aquellos que conviven con el hombre… ¿curioso verdad? ¿Qué les hace diferentes? Ellos viven en armonía con la naturaleza, vibran al mismo compás que ella. A los animales domésticos los hemos humanizado, los hemos hecho ir contra su naturaleza y por tanto les causamos stress, dejan de estar en calma y adquieren enfermedades que en la naturaleza es muy difícil que padezcan.

Creo que la paz o calma interna ayuda a que todas nuestras partículas vibren al unísono y en un mismo sentido, eso nos hace más resistentes a contraer enfermedades e incluso ayuda curarlas. Es complicado explicarlo con palabras simples, pero creo que el ejemplo que os pondré a continuación servirá para visualizarlo.

Imaginaros una orquesta de 200 músicos (nuestras células) en la que hay 1 persona que no es ni de la orquesta ni es músico (enfermedad). La misión del director (sistema inmunológico) será localizar y expulsar al intruso de la orquesta. Si los 200 músicos van cada cual por su sitio la música resultante será un pandemonio donde no haya quien se aclare y al director le será muy complicado descubrir quién es el que está desafinando. Si por el contrario la orquesta funciona al unísono como un engranaje perfecto, a la mínima que se introduzca un “gamberro” se le descubrirá al instante, se le podrá señalar y expulsar más fácilmente.

Nuestro cuerpo actúa de igual forma. Si tenemos la paz de espíritu, lo que los budistas llaman la paz interior nuestro cuerpo, cada una de nuestras células vibrará y “respirará” al mismo tiempo y por tanto cualquier agente externo será detectado y combatido de inmediato, así como será mucho más difícil que la enfermedad surja desde nuestro propio interior.

Tal es así que se ha comprobado tras muchos años de estudios que ciertos errores genéticos hereditarios desaparecen en personas que son felices y que viven en un ambiente donde reina el amor, la paz y la calma (no lo confundáis con un ambiente con dinero, no tienen por qué estar relacionados), mientras que personas genéticamente  robustas desarrollan defectos genéticos al estar sometidas a ambientes de stress y lo que vulgarmente llamaríamos “donde hay mal karma”. Creo que todos deberíamos reflexionar sobre ello, es nuestra salud.

Por otra parte está el hecho de si las personas son capaces de influir en la salud de los demás, este es un tema más peliagudo de tratar. Por mi experiencia personal podréis comprender que me encienden todos estos charlatanes que dicen curar con sus manos, con sus palabras, etc, el que se juegue con la salud de las personas y se utilice la enfermedad para ganar dinero es lo que más me repugna en esta vida. Así que huid como de la peste de aquellos que dicen que tienen poderes curativos, que con sus manos te pueden sanar y que encima cobran.

Si alguien de verdad tiene ese poder de curar enfermedades en un instante, desde luego no cobrará por ayudar a los demás, porque esa persona (ahora lo explicaré) para tener esa capacidad de curación deberá tener una armonía con la naturaleza inimaginable para mí y por tanto será alguien trascendente al dinero y a la vida mundana. Si existe, yo no lo creo, desde luego no aparecerá en televisión ni anunciado en ningún periódico.

Pero eso no quita que unos nos influenciemos a los otros en la salud y ayudemos o quizás hagamos enfermar a los demás, una vez más la sabiduría popular es muy  certera en frases como: “me pones enfermo”. No sé si conoceréis un nuevo concepto que existe en psicología y que ya se da como veraz y demostrado: las personas tóxicas, igual los conoceréis como “los vampiros energéticos”. Son personas que destilan tal negatividad que nos hunden psicológicamente y finalmente nos hacen enfermar. Por desgracia todos conocemos a alguien tóxico. De ellos hay que huir como del fuego en la medida de lo posible.

¿Pero cuál es el mecanismo por el que esas personas nos van minando poco a poco? ¿Es todo mental o hay algo físico? Yo pienso que es una mezcla de ambos. El aspecto psicológico es evidente, me centraré en el físico. Ya hemos hablado que las partículas atómicas se entrelazan por proximidad, si nos mantenemos habitualmente cerca de este tipo de personas, aunque no seamos afines y vibremos en el mismo sentido, siempre se realizará algún tipo de vínculo a nivel cuántico a través del cual esa persona nos podrá influenciar. Cuanto más tiempo y más caso mostremos, más nos “sintonizaremos” con ella y su influencia negativa cada vez será mayor.

Quizás sea el secreto del vudú, si crees que un brujo puede dañarte y su “magia” puede afectarte, realmente lo que le estas dando es tu contraseña wifi cuántica para que acceda a ti, pero esto ya es irme por las ramas y por el mundo de la pura especulación. Aunque no es menos cierto que si crees que vas a enfermar al final lo harás, yo os recomendaría que tuvierais mucho cuidado a quien os abrís y en manos de quien depositáis vuestra confianza, porque a través de ella pueden acceder a vuestro “ordenador”.

Por tanto, si existen personas que pueden influenciarnos en sentido negativo por fuerza debe de haberlas que lo hagan en el sentido contrario. ¿Es posible que los rezos por alguien lo ayuden a curarse? Yo creo que es posible, pero no es el rezo en si el que ayuda, si no la voluntad de la persona que reza. Si rezas por un familiar enfermo al cual estás muy vinculado, a través del entrelazamiento cuántico podrás influenciar en su salud, dándole energía, ayudando a su cuerpo a vibrar en armonía y por tanto a sacar a la luz al “músico impostor”. Cuantas más personas con vínculos con el enfermo piensen en positivo sobre él, más eficaz o potente será la ayuda. Realmente no le estaremos curando, le estaremos ayudando a curarse él mismo.

Quizás creáis que son más deseos míos que verdades, pero una vez más, existen estudios y experimentos sobre esto y que han dado resultados sorprendentes. En uno de ellos, en USA, se dividió a dos grupos de enfermos, por unos se rezaría, por los otros no. Se pidió a un grupo que conocieran al enfermo (establecieron cierto entrelazamiento cuántico), y rezaran por él durante su enfermedad ciertos minutos al día, los resultados dejaron perplejos a los médicos: el grupo de pacientes que recibía rezos mejoraba, de forma significativa, más que el grupo que no los recibió. ¿El poder de la oración? Si, ¿Magia? No, física cuántica.

Sin duda contra más fuerte sea el vínculo emocional entre el enfermo y la persona que “reza” por él, más efectivo será. Por favor, tenedlo en cuenta si tenéis la desgracia de tener a alguien querido cerca.



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martes, 5 de agosto de 2014

Mente y salud



En el artículo anterior dejé entrever la influencia de nuestra mente en nuestra propia salud, en como el modo en que afrontamos la vida nos puede llevar a enfermar o curarnos. En definitiva en cómo somos capaces de influir en nuestra curación o de enfermar en función de nuestra voluntad.

¿Pero somos realmente capaces de influir en nuestra salud? Cualquier médico o enfermera, en especial aquellos que están en las UCI’s o tratan casos extremos os lo corroborarán, la voluntad de vivir y de curarse es lo que determina en casos idénticos que un paciente sobreviva o no a su enfermedad, por desgracia he sido testigo de ello, mi madre murió al cuarto cáncer.

En el primero estaba desahuciada, era a principios de los 80 y como os podréis imaginar los tratamientos aún estaban en pañales y lo tenía muy extendido, pero salió, y lo hizo porque desde el minuto uno mostró una voluntad de hierro increíble e inquebrantable y contra todo pronóstico se curó. Su voluntad la hizo salir del pozo. Tras superar el tercer cáncer estaba harta, no quería luchar más, no quería una vida continua de enfermedad y al cuarto cáncer se dejó llevar y no salió. Visto desde la distancia del tiempo y con el dolor ya mitigado, creo que la clave de su enfermedad fue su voluntad, sólo cuando la perdió fue derrotada por el cáncer.

Por lo tanto, sí, creo muy firmemente que nuestra mente es capaz de influir en nuestra salud o incluso es capaz de al menos, en ayudar de una forma crítica a curarnos a nosotros mismos. Muchos de nosotros hemos sufrido ese tipo de “curaciones milagrosas” aunque no seamos conscientes de ellas. ¿Cuántos de nosotros hemos estado enfermos y al salir de fiesta con los amigos se nos han ido todos los males? ¿O cuantos de nosotros hemos estado al lado de lo que hoy se denomina “persona tóxica” o negativa y hemos acabado enfermos o doliéndonos todo? Es evidente que la mente y las “malas/buenas vibraciones” propias y de nuestro entorno afectan y en mucho a nuestra salud mental y física. Poco a poco iremos viendo el porqué.

El hecho de que nuestra mente sea capaz de generar enfermedades donde no las hay es un hecho probado científicamente. Hay mucha bibliografía al respecto. Mentalmente nos podemos crear ulceras, heridas, enfermedades de todo tipo donde no hay motivo físico alguno (interno o externo) para que surjan tales dolencias… por ejemplo es el caso de los famosos estigmatizados, gente con tanta fe y devoción por Jesús que es capaz de recrear en su propio cuerpo las heridas de la crucifixión.

Hasta hoy en día se ha dado por milagroso o directamente se ha catalogado como fraudes a estas personas estigmatizadas, yo me inclino por el gris, sus heridas son reales pero no son de origen divino o auto infligidas, provienen de su mente y de forma inconsciente. Una explicación similar debe estar detrás de los graves problemas que muestran una gran cantidad de jóvenes tras “jugar” con la Ouija y en los posibles casos de endemoniados o poseídos, si alguien cree que está poseído lo acabará estando y si cree que un exorcismo lo puede curar lo curará.

Es innegable que nuestra mente es en gran medida responsable de nuestra salud sin que medie nada físico interno o externo, la prueba más palpable es que ya es aceptado que el stress está detrás de la aparición de gran número de nuestras actuales enfermedades, tal es así que en lugares donde “la vida moderna” no está tan implantada, como en zonas rurales, el número de enfermedades es menor, el estado de salud de la población en general es superior al de las ciudades y su esperanza de vida es mayor y de mejor calidad.

Una curiosidad que hace ver que no es para tomárselo a broma es la última recomendación del Ministerio de Sanidad japonés. Su actual política de ahorro sanitario está enfocada en la prevención, es decir, evitar que la población caiga enferma y ahorrarse así el tratamiento y los costes de bajas laborales. Hasta aquí todo normal ¿verdad? Pues bien, una de las recomendaciones sobre las que más hincapié ha hecho es en que los japoneses paseen al menos dos o tres veces a la semana por un bosque.

Y no, no es una ocurrencia, estudios han demostrado que hacerlo disminuye el stress y el pasear regularmente por una zona tranquila y en armonía (quedaros de nuevo con el concepto) hace que nuestro estado general mejore de forma considerable. Pero no por respirar aire puro, aroma de eucalipto o por el propio paseo, lo que se consigue con el paseo es “armonizar” internamente nuestro cuerpo, es lo que algunos llaman lograr la paz espiritual, o estar tranquilos, relajados… llamarlo como prefiráis.

Tan es así que hay estudios que demuestran que nuestra interacción con nuestro entorno social puede hacer que un defecto congénito en nuestro ADN se desarrolle o no, en definitiva, vivir en un entorno tranquilo y sosegado (independientemente del status social o económico, podemos ser ricos y vivir en un entorno familiar de alto stress o al revés) puede hacer que una enfermedad a la cual estamos predestinados no aparezca. Incluso el Ministerio de Sanidad así lo reconoce en su guía para la prevención de riesgos congénitos, entre los factores que afectan a la aparición o no de estas enfermedades encontramos:

“Tradicionalmente se han definido como enfermedades genéticas aquellas causadas por defectos de los genes. Sin embargo, el conocimiento más preciso sobre la estructura y funcionamiento de la información genética ha hecho que esté cambiando rápidamente este concepto. La mayor parte de enfermedades tienen como causa una interacción compleja entre la carga genética individual y el entorno en que se expresa”. (https://www.msssi.gob.es/profesionales/prestacionesSanitarias/publicaciones/docs/GuiaPrevencionDDCC.pdf)

En definitiva que “vibremos” de forma armónica, a lo que contribuye en gran medida los sonidos armónicos del bosque, el susurrar del viento, los ruidos de la naturaleza… la música de la naturaleza. El efecto del sonido y de la música, es decir, de las vibraciones sobre nuestro estado mental es, bien saben los psiquiatras, que en muchos casos utilizan terapia musical para calmar y reducir por ejemplo brotes psicóticos.

Pero queda aún el tema más espinoso, ¿Podemos curar con la mente enfermedades graves? ¿Son verdad las sanaciones milagrosas? ¿La oración y los rezos nos pueden curar? Existen casos documentados de curaciones inexplicables desde el punto de vista médico, personas cuya sanación no era posible pero cuya enfermedad finalmente remitió y desapareció, no estoy hablando de las curaciones de Lourdes o similares, en las cuales no voy a entrar ya que no hay certificación médica de la sanación, hablo de sanaciones bajo el control clínico con pruebas documentales: radiografías, partes médicos… y en los que la fe en que se iba a curar del propio paciente o los rezos continuos de un familiar parecen haber intervenido en la “milagrosa” curación.

¿Pero cómo es posible? ¿Qué mecanismos usa nuestra mente para crear esos milagros? ¿Cómo la fe en nuestra curación de alguien ajeno a nosotros puede obrar esos “milagros”? hay evidencias incuestionables por las pruebas médicas existentes de que esos “milagros” existen, para mí no son tales sino que hay ciencia tras ellos, una parte de la ciencia que hasta ahora no se había explorado. Si ya me habéis seguido durante mucho tiempo ya sabréis a que me refiero, de nuevo la física cuántica y el entrelazamiento entre partículas subatómicas. En el próximo artículo desarrollare mi hipótesis.



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