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domingo, 28 de agosto de 2016

La guerra del agua

En estas últimas semanas os hablé de cómo parece que las tendencias alimentarias nos conducen al vegetarianismo, de cómo los gobiernos y las grandes empresas multinacionales están apostando muy fuerte en este sentido con la compra masiva de las pequeñas empresas que fabrican este tipo de productos. Sí, no parece gran cosa, pero son ese compendio de pequeñas piezas que por sí mismas no son nada pero que juntas hacen una imagen. Creo que todos estaremos de acuerdo en reconocer que se está abriendo y fomentando el respecto por los animales (gracias a Dios) que a mucha gente la lleva a no querer comer carne, también en que se ha abierto el frente de la salud con estudios que demuestran que el consumo de la carne procesada y roja son factores que aumentan el riesgo de contraer cáncer. Todo son pequeñas cosas que están moldeando nuestra mente para llevarnos a la reducción drástica del consumo de carne.

Otra de esas modas curiosas que se están implantando son los huertos urbanos. Es "chic" tener un pequeño huerto en tu balcón, o alquilar un terrenito donde cultivar, por ejemplo, tus propios tomates. Las grandes empresas de muebles y decoración están fomentando en buena medida esta idea, quizás empecéis a ver con otros ojos ese anuncio de: "decora tu balcón". Esa idea ha sido llevada mucho más allá por el gobierno francés, quién por ley va a obligar a que en todas los tejados de Francia hayan paneles solares o plantas comestibles y/o decorativas... ¿Una excentricidad? No lo creo, pues pronto veremos que es una moda que se va extender como la pólvora en el resto de ciudades del mundo. Para mí es una tendencia, se está ampliando el espacio cultivable.

Si en verdad existe esta conspiración, no la criticaré, por una vez en la vida creo que el medio justifica un fin que sin duda es ambiguo, pues se ha de ser muy ingenuo si se piensa que se hace por nuestro bien. Como ya adelanté la semana pasada, el fin último de empujar a la población hacia el vegetarianismo es la próxima guerra del agua. La escasez de agua potable es cada vez más evidente, actualmente afecta a más de 700 millones de personas, en un par de décadas se calcula que llegarán a ser más de 3.000 millones de personas (somos 7.000 millones) las que tengan un acceso restringido al líquido elemento. ¿No estarás exagerando? ¿No te estarás equivocando de líquido y querrás decir petróleo? Me preguntaréis algunos con sano escepticismo. Quizás, pero quiero que seáis conocedores de un par de piezas más.

Supongo la mayoría de nosotros parará semanalmente en una gasolinera, solo pido que hagáis una comprobación: Comparad el precio del litro de gasolina con el litro de agua... solo eso. Otro dato que muchos desconoceréis es que la gestión del agua potable se está privatizando en buena parte del mundo. España entre ellas. Casi nadie es conocedor de que grandes multinacionales como Nestlé, o fondos de inversión como Goldman Sachs, JP Morgan, o los bancos más poderosos del mundo como Citigrup, Deutsche Bank, HSBC, Barclays, UBAS... están haciendo compras de manantiales y recursos hídricos a un ritmo vertiginoso, jamás nunca antes visto. ¿Alguien cree que esta gente no sabe lo que hace? ¿Que comprarían por millonadas manantiales de agua si no fuesen a sacer un gran beneficio? No, están apostando todos ellos a que el agua va a ser muy pronto un recurso escaso como en su día lo fue el petróleo y quien la controle tendrá el control del nuevo oro negro. Tampoco hay que tener mucha imaginación para prever que el agua potable será un recurso más bien escaso, el calentamiento global, el aumento imparable de la población humana, la contaminación de los ríos por la industrialización, la deforestación masiva que provoca que el régimen de lluvias esté disminuyendo alarmantemente... Por cierto, ¿a nadie le ha extrañado la cantidad de noticias sobre países (entre ellos China) que están proyectando planes de plantación masiva de árboles? No, no lo hacen para que el paisaje sea más bonito, todo el mundo sabe que las grandes masas forestales atraen el agua y las lluvias.

¿Os empiezan a cuadrar las piezas del puzle? Quizás muchos empecéis a ver esas pequeñas cosas que os he ido contando por encima con otros ojos, pero queda una cuestión por resolver que os estaréis preguntando ¿Que tiene que ver esta lucha por el control del agua con el vegetarianismo? Sí, cuesta ver la relación hasta que uno se sumerge de lleno en las cifras de consumo de agua... ¿Os habéis preguntado alguna vez cuánta agua se utiliza en la agricultura y cuanto la ganadería? Uno podría pensar que los campos al tener que ser regados son los grandes consumidores, pero la verdad es que no lo son ni de lejos. Muchos os sorprenderéis al conocer que para producir un bistec de 230g se necesitan 4664 litros de agua, para producir un menú completo vegetariano se necesitan sobre los 400 litros... ¿Que como puede ser? Pensar que los animales han de estar 4-5 años criándose, bebiendo agua, limpiándose, usándose agua para mantener la explotación ganadera y por supuesto se ha de plantar cosechas de forraje durante ese tiempo para que la res, la oveja, crezca. Un campo agrícola se riega unas cuantas veces, en los pocos meses que tarda en crecer, por no hablar de a cuantas personas puede alimentar la cosecha de un campo durante los años de crecimiento del animal. Seré más concreto, ¿a cuantas personas puede alimentar una vaca? Haré un cálculo aproximado, de una vaca se podrán sacar unos 350 kg de carne de carne comestible que podrían alimentar a unas 10 personas durante un mes en un periodo de 4 años, ¿y un campo de trigo de 1 hectárea? Depende del país, pero por ejemplo en España es de unos 2.353kg por cosecha y se pueden plantar dos cosechas al año, con un sencillo cálculo... a ver, 2300kg x 2 cosechas x 4 años= 18.400 kg de alimento en 4 años frente a 350kg del animal.

    Los gobiernos y las grandes multinacionales son conocedores de que el agua potable va a ser un bien escaso, saben que el aumento descontrolado de la población mundial agravará hasta límites insostenibles el problema, las migraciones ya no serán por las guerras, serán en busca de agua. Por no decir que la expansión de las costumbres y el modo de vida occidental a países superpoblados como China e India no solo agotarán los recursos minerales del planeta, sino que también del agua potable si cada vez más comen más carne y aumentan su producción ganadera. Y sí, en la India no se comerán vacas pero si cordero y otros animales de granja. Muchos estados están tomando posiciones para lo que se avecina: asegurar las fuentes de abastecimiento de agua, tratar de aumentar el régimen de lluvias con reforestación masiva, llevar la producción de vegetales al corazón de las propias ciudades y reducir drásticamente el consumo de agua para lo cual, la mejor opción es transformar a la gran mayoría de la población en vegetariana.

    No os quepa ninguna duda, que las siguientes guerras serán por el control de los recursos hídricos aunque si logramos que no suceda el futuro será mucho mejor, ¿os imagináis nuestras ciudades, edificios y balcones llenos de plantas? ¿Nuestros campos, nuestros montes llenos de árboles? Si logramos evitar el gran conflicto será un futuro que merecerá la pena ver.

    sábado, 20 de agosto de 2016

    ¿La humanidad del futuro será vegetariana? Conspiración

    La semana pasada hablé de como el cuerpo humano está más preparado para comer vegetales que carne y como parece que los poderes que controlan el mundo nos dirigen hacia una alimentación básicamente vegetariana donde la carne será lo que siempre debió ser: un complemento y no el pilar de nuestra cocina. Comenté la cantidad de restaurantes vegetarianos nuevos que han abierto y de tiendas ecológicas que surgen en nuestros barrios, eso es evidente para la mayoría y quizás en otros países no sea ninguna novedad, pero os aseguro que en España lo es. Lo que ya conoceréis pocos es que grandes superficies comerciales están preparando líneas y puestos específicos en sus locales de charcutería vegetariana y que marcas elaboradoras de embutidos tradicionales preparan productos vegetarianos. ¿Están siguiendo una moda? Es posible, pero no lo creo. Las grandes multinacionales del sector alimentario se están haciendo con el control de pequeñas compañías que fabrican productos vegetarianos, lo sé de primera mano. Y no, no lo hacen por subirse a una moda, lo hacen porque los dueños de esas grandes compañías creen firmemente que el futuro de nuestra dieta será "verde".
     
    No me cabe ninguna duda de que esos directivos de grandes empresas del sector de la alimentación no son ingenuos ni están planificando erróneamente las estrategias de mercado, ni tienen información equivocada al respecto, pues no es solo una, ni dos, casi todas se están lanzando a esta carrera de posicionamiento dentro del vegetarianismo. Algo deben saber y los pronunciamientos de las autoridades sanitarias al respecto de la carne parecen confirmar mis sospechas de que hay una campaña para reducir drásticamente el consumo de carne. El año pasado la OMS alertó sobre el consumo de carne tras un estudio elaborado por el CIIC, el Centro Interncaional de Investigaciones contra el Cáncer en el cual se demuestra que la carne roja (ternera, cerdo) y las carnes elaboradas (embutidos en general) son cancerígenas. De nuevo he de hacer énfasis en que aunque he reducido drásticamente el consumo de carne, no soy vegetariano y quiero remarcar también que este estudio no hacía referencia ni a las carnes blancas (pollo, pavo...) ni al pescado, las cuales no parecen serlo. Hago esta aclaración para que quede patente que no hablo desde una posición vegetariana radical, solo desde el punto de vista científico. El estudio situaba a las carnes procesadas en el Grupo I de agentes cancerígenos, junto al tabaco, es decir, hay evidencia certera, al igual que los cigarrillos, de que lo son (lo cual no significa que lo sean en el mismo grado de peligrosidad). La carne roja estaba en el Grupo IIA, es decir, que muestran una asociación positiva entre su consumo y el desarrollo de cáncer colon-rectal, así como una fuerte evidencia mecanicista.
     
    Sé que muchos podréis pensar que este estudio puede estar sesgado, como aquel que nos decía hace un par de décadas que el aceite de oliva era malo y que había que comprar de girasol... Pero esta vez no parece el caso, pues el estudio viene a corroborar una serie de evidencias que quizás muchos de nosotros hayamos pasado por alto hasta ahora. Pensad en un momento en cuales son las sociedades más longevas y cuáles las que menos. Todos conoceréis que entre los estados con mayor esperanza de vida se encuentran: Japón, China, Hong Kong, Corea, España, Italia, Francia, Islandia... Todos se caracterizan en un consumo de carne muy bajo o bien por escasez, por cultura alimentaria o por ser un producto extremadamente caro. En el caso de los países orientales la base de su comida es el arroz, que muy de vez en cuando acompañan con un trozo de carne (pues es escasa y con precios desorbitados), al revés por ejemplo que lo que solemos hacer hoy en día en Occidente: El trozo de carne es la estrella y el arroz o las patatas el acompañamiento. De los europeos, a excepción de Islandia, son los que más han aplicado la dieta Mediterránea, rica en legumbres, hortalizas y frutas más que en carnes. Islandia al igual que sucedía en el Mare Nostrum, apenas consume carne animal, pues mayoritariamente su alimentación viene del mar. En contraste, los estadounidenses, los "mejor alimentados" y más consumidores de carne, su nivel de longevidad es de los menores de occidente. Curioso al menos ¿no os parece?

    Pero, ¿por qué es cancerígena? ¿Los carnívoros no deberían morir entonces todos de cáncer? Son preguntas sensatas que deberíamos hacernos todos. El estudio nos da la respuesta. La carne cuando es digerida en nuestros intestinos está sometida a un elevado calor que hace que se pudra de forma rápida, liberando una serie de toxinas que son los agentes químicos peligrosos para nuestra salud. Los intestinos de los depredadores son cortos y defecan a las pocas horas de comer, por lo que las toxinas son eliminadas antes de que les dé tiempo a actuar, pero nuestros intestinos (propios de animales herbívoros) son extremadamente largos, por lo que la carne permanece el tiempo suficiente en nuestro interior para que las toxinas sean absorbidas. Esa es la razón. Quizás muchos de vosotros aún no estéis convencidos de que no seamos carnívoros, bien, solo tenéis que pasar tres semanas comiendo solo carne (algunas dietas demenciales así lo indican) para comprobar como vuestro estómago colapsa. Y al contrario, casi todos conocemos personas vegetarianas estrictas que siguen sus vidas de forma normal. Esto no es nada nuevo, el profeta Daniel se negó a comer la carne del rey de Babilonia y para convencerlo de que le dejase ser vegetariano le demostró que tras un mes de no ingerir carne él estaría mejor que cualquiera de sus súbditos. Y se lo demostró según dice la Biblia.

    Pero analicemos un país como España cuyos hábitos alimenticios están cambiado y donde la dieta Mediterránea se está perdiendo. Todos los españoles sabemos que la generación de antes, durante y de después de la guerra civil es de las más longevas a nivel mundial. Esta generación se caracterizó por apenas comer carne, al principio por ser manjar de ricos y evidentemente durante la contienda y los años posteriores por su escasez. Comían sobre todo patatas, legumbres, cereales a los que cuando podía añadían un hueso o algunos trozos de carne a sus guisos más para dar sabor que como base de la comida. Esta es la generación que apenas ha sufrido cáncer y ha llegado a una media de edad de 86 años. Si la comparamos con la generación nacida en los 50 y que desde la adolescencia comenzó a poder comer carne de forma habitual las estadísticas se nos revelan muy preocupantes. Casi nadie de nosotros se ha librado de tener un familiar con cáncer o que haya muerto joven, o cercano a la edad de jubilación. No son de "hierro" como lo eran sus padres, nuestros abuelos. Quiero que entendáis que no hablo de estos asuntos desde la frivolidad: mi padre tiene cáncer de intestinos pero no os quiero preocupar, se lo han detectado muy a tiempo, es pequeño, está muy localizado y el pronóstico es excelente. Lo más chocante es que el oncólogo le ha dado fecha de operación para dentro de dos meses porque tal y como nos dijo, el aumento de este tipo de cáncer: colon-rectal, es inmenso y muy alarmante. La cantidad de personas que están padeciendo esta enfermedad no ceja de aumentar.

    El fuerte aumento del consumo de carne y el incremento exponencial del cancer de colon e intestinos deben estar relacionados. Es lo que ha puesto en evidencia el estudio del CIIC. Pero nuestros abuelos también empezaron a comer carne, ¿porque no lo desarrollan? Como he dicho unos párrafos más arriba no es comparable su toxicidad con la de, por ejemplo, el tabaco. Como todo químico sabe la toxicidad depende de la concentración y del tiempo de exposición a la sustancia. Nuestros abuelos comenzarían a comer carne tal y como lo hacemos hoy en día a edades muy avanzadas, alrededor de los 50 años, quizás 30 años de consumo intenso no sean suficientes para desarrollar el cáncer... pero nuestros padres, los hijos de la generación de la guerra, lo han estado haciendo desde bien pequeños. Y desde luego a los animales de aquellas décadas no se les inyectaban productos químicos para el engorde rápido, ni comían piensos de no se sabe qué. Para mí es evidente y por ello creo firmemente que debemos volver atrás en el consumo de carne, debe ser la excepción en nuestro menú, no la regla.

    Pero, ¿eso implica que haya una conspiración? ¿Y qué objetivos perseguiría? Es evidente, más aún en mitad de una crisis y estancamiento económico mundial, que reducir el gasto médico sería más que apetecible para los estados, pues se lleva un buen pellizco de los presupuestos y de estos, los tratamientos contra el cáncer son de las partidas más elevadas. pero no, no creo que de repente los gobernantes mundiales se hayan vuelto compasivos o les haya empezado a interesar nuestro bienestar. Hay una razón más de peso para dirigir a la humanidad hacia el casi vegetarianismo: El agotamiento de las reservas de agua potable de La Tierra. Pero eso ya será la semana que viene.

    viernes, 12 de agosto de 2016

    ¿La humanidad del futuro será vegetariana? Reflexiones

    Es una pregunta que me llevo haciendo algún tiempo y que ahora quiero compartir con vosotros, pues es uno de esos cambios casi imperceptibles que se están produciendo en la humanidad y que muestran que algo se está moviendo a nivel global. Creo que es evidente que muchas personas se están pasando al vegetarianismo, prácticamente todos nosotros tenemos algún amigo, familiar o conocido que lo es. Otros muchos están reduciendo drásticamente el consumo de carne aunque lo sigan haciendo (yo me encuentro entre este grupo). Es evidente que nuestros hábitos alimenticios están cambiando y de forma rápida, sólo hay que ver el número de restaurantes vegetarianos que se están abriendo. En mi ciudad Valencia (España) con un millón y medio de habitantes en su área metropolitana, hace tan solo 20 años había uno o ninguno. Hoy son innumerables los restaurantes vegetarianos o que ofrecen en su carta platos vegetarianos. Tiendas ecológicas y/o vegetarianas no había ni una. En este artículo quiero analizar los motivos que nos están llevando a este cambio, pues quizás en parte este más dirigido de lo que creemos.
    El vegetarianismo o la casi ausencia de carne en nuestro menú, no es algo novedoso, se lleva practicando desde hace siglos. En la mayoría de casos ha sido forzado por las circunstancias, se comía lo que había, casi siempre patatas y legumbres ya que hasta las décadas posteriores a las Guerras Mundiales, la carne era un alimento que sólo se podían permitir de forma habitual los más ricos. En otros casos se lleva adoptando de forma voluntaria desde el siglo XIX (no es algo novedoso) como por ejemplo los miembros de algunas iglesias protestantes, más como un estilo de vida saludable que como un acto religioso. Y por supuesto están las personas que hoy en día, con la cada vez más creciente concienciación animal y reconocimiento de que los demás seres vivos también tienen conciencia, no quieren comer carne.
    Sabéis que soy animalista, pero no es lo que más ha pesado en mí para hacerme cambiar mi alimentación, que también, pues el vegetarianismo no tiene porqué proteger en sí mismo a los animales, las plantaciones agrícolas, como las de soja en Brasil o las de aceite de palma en Indonesia, son la principal amenaza contra los hábitats naturales de miles de especies y los dos grandes pulmones de La Tierra: El amazonas y las selvas de Oceanía. Lo que más ha inclinado la balanza es mi propia salud, el tomar conciencia de que es lo más beneficioso para mi cuerpo. Es algo que pocos nos hemos planteado, vivimos en una sociedad que nos adormece y que hace que creamos en dogmas absolutos que ni tan siquiera nos cuestionamos, como por ejemplo que hay de verdad en el mito de los grandes cazadores prehistóricos. Todos tenemos insertada la imagen de que el hombre fue quien exterminó a los mamuts cazándolos, lo cual es una soberana estupidez y que tiene poca base científica detrás.
    Es cierto que el hombre en la antigüedad cazaba, pero en verdad lo hacía de forma esporádica. ¿Que en que me baso? Os preguntaréis. Como siempre en las evidencias científicas. En casi todos los yacimientos arqueológicos de hace miles de años el 90% de los restos de comida que se han encontrado son moluscos y mariscos (tontos no eran), restos de frutos secos, huesos de frutas y sí, algún que otro hueso de animal, la mayoría de pequeños y no de grandes animales y en verdad los menos. Todo parece indicar que la base de nuestra alimentación desde que somos humanos son las frutas, los cereales, las verduras, los frutos secos, los moluscos y como complemento esporádico: la carne animal. En contraposición a nuestra alimentación actual donde la carne es la estrella. El mito del humano como gran devorador de carne es eso, un mito que no se sostiene ¿Pero esto tiene sentido? Lo tiene todo. Poneros en situación, estáis en el 20.000 antes de Cristo, no hay medicinas, cualquier herida es potencialmente mortal, vais con palos y flechas de piedra, sois literalmente no más de quince personas, vosotros sois comida para los grandes depredadores... ¿De verdad os arriesgaríais a estar días y días de cacería, jugándoos la vida para atrapar a una animal enorme, que puede mataros o heriros o incluso en un descuido vosotros mismos podéis ser devorados por un gran depredador? Si hubiese hambre sin duda, pero recordad que en aquel entonces la vegetación era exuberante, los frutos, las nueces, las moras, los vegetales crecerían en abundancia (nuestros ancestros no elegían al azar donde vivían), los ríos estaban llenos de abundante vida... No, ninguno se arriesgaría más de lo necesario si a su alrededor tiene comida mucho más fácil de conseguir. Y sí, tenían pieles y cazarían animales para conseguirlas, pero la verdad es que creo que ellos cazarían lo indispensable para proveerse de cuatro "trajes" de esos que llamamos de fondo de armario que tienes toda la vida y poco más.
    No, cuando analizas las historia en perspectiva te das cuenta que no tienen ningún sentido que los hombres de antaño arriesgaran sus vidas en cacerías de forma continua cuando para alimentarse solo tenían que levantar un brazo, agacharse o acercarse al rio. Perder uno o dos miembros de tu clan porque uno o varios de ellos se fracturarse una pierna y se infectase, o porque un gran bóvido lo embistiese, o un dientes de sable los atacase... es un lujo que no se podían permitir, pues la supervivencia de todos dependía de que se mantuviesen unidos y sanos. Con toda certeza no correrían el riesgo de salir a cazar lo menos posible. Pero hay una razón de peso más para que la carne sea un complemento esporádico y no la base de nuestra alimentación desde el principio de los tiempos, ¿cuál? Querréis saber muchos. Bien, pues es la razón principal que me hizo cambiar de mentalidad y de hábitos: La fisiología humana.
    ¡Que poco conocemos de nosotros mismos! En verdad nuestro cuerpo, en este caso especialmente el estómago y los intestinos son propios de un herbívoro, no de un carnívoro. Los humanos, al igual que por ejemplo los rumiantes, tenemos los intestinos extremadamente largos, nosotros incluso más que la mayoría de los rumiantes. Un humano tiene una media de longitud de intestinos de 12 veces su altura, los herbívoros unas 10, los carnívoros unas 3... ¿Sorprendidos? Yo si lo hice cuando vi estos datos. Sin duda no es un capricho de la naturaleza, tiene un porqué y es muy evidente: las frutas y los cereales tardan mucho más en descomponerse que la carne, necesitan estar más tiempo en nuestro cuerpo y por tanto necesitan de intestinos más largos... ¿Empezáis a comprender? De hecho los que tenéis perro sabréis que estos necesitan hacer sus necesidades al poco de comer, nosotros tardamos en ir al baño no menos de 6 horas tras haber comido.
    Sí, nuestro cuerpo evolutivamente está adaptado a ser vegetariano, no carnívoro. El hecho de que nuestra alimentación se haya basado estos años en la carne es un error gigantesco del ser humano que le ha traído no pocas nefastas consecuencias. Pero todo está cambiando y los poderes fácticos que gobiernan el mundo parecen estar redirigiéndonos de nuevo al vegetarianismo. Sí, creo que hay una conspiración tras el tema del vegetarianismo, en este caso beneficiosa para la humanidad aunque sus motivaciones como siempre no sean altruistas... pero eso será la semana que viene. Pero antes de dejaros dejadme que os deje deberes, simplemente quiero que leáis este cuadro comparativo entre carnívoros, herbívoros y humanos. Id sacando vosotros mismos vuestras propias conclusiones:




    sábado, 6 de agosto de 2016

    Valores ¿todavía quedan?

    Ya hace tiempo que me preocupa y de forma seria la deriva ética y moral que está tomando la humanidad, pero un hecho que me ha sucedido esta semana me ha decido a escribir un artículo sobre el tema. No me entendáis mal, no estoy hablando de moral religiosa o de una posición política. La inmoralidad y la falta de ética campa a sus anchas por estas tierras y las lejanas, a derecha, a izquierda y por el centro. No es eso de lo que estoy hablando, si no de la deriva que está tomando los valores de convivencia y respeto entre nosotros: las supuestas personas. El hecho en sí trata de la falta de consideración a lo que nos rodea, la falta de asunción de responsabilidades de los actos de cada uno en el día a día, la falta de un mínimo de empatía hacia los demás. Algo que por desgracia cada vez más es la norma.
    Pero vayamos al grano, el hecho es que por donde vamos pasear hay un grupo que se suele juntar dejando a sus perros sueltos en un campo baldío bastante amplio para que jueguen. Hasta aquí todo normal ¿verdad? Cuando uno se entera de que a dicho grupo lo han ido echando de diferentes sitios la cosa empieza a ser sospechosa, algo huele a podrido en Dinamarca piensa cualquiera que tiene dos dedos de frente. Bien, si se tiene un poco de empatía por los demás, ya sabéis, eso de ponerse uno en el lugar del otro, la cosa comienza a cambiar cuando uno ve que los dueños dejan que los perros pateen los campos de los agricultores sin inmutarse. Y a ponerse fea cuando esos perros muerden al tuyo. Bien, piensas, quizás lo ha marcado y ya está, pero claro, el tuyo no es el único que ha recibido dentellada, es uno de muchos. Luego oyes que esos perros ya han matado un par de gatos y un conejo de la huerta y sus dueños, que no saben o no quieren educar y/o controlar sus perros, los siguen soltando sin bozal. Antes de seguir he de aclarar para quien no me conozca, que yo también tengo un perro en mi familia. Sigamos, aclarado que yo soy amante de los perros. Bien, la gota que colmó el vaso fue el otro día cuando en nuestra presencia dos de esos perros se abalanzaron sobre un gatito de dos meses, sus dueñas no fueron capaces de controlarlos. A todos nos puede pasar una vez, que nuestro perro nos pille de sorpresa, pero dos no. A eso se llama como poco irresponsabilidad. Sabiendo que su perro ataca a los animales de la huerta y que lo ha hecho en más de una ocasión, que muerde a otros perros, que entra en los campos sin obedecerte destrozando el trabajo duro de incluso muchas semanas... Cualquiera con dos neuronas o no dejaría a su perro libre en ese lugar o al menos le pondría un bozal.
    No quiero que sufráis, el gatito recibió una buena paliza de los dos perros pero está en casa y está bien, recuperándose. El hecho es que al recriminarles el acto de sus perros, su contestación fue: "Es su naturaleza, no se puede hacer nada". ¿Su naturaleza? ¿No puedo hacer nada? Espero que me comprendáis. Sí, podéis hacer alguna cosa, comprar un cuarto de neuronas en el mercado, una pizca de compasión, otra de sensatez y convertiros en personas normales. Mi mujer en un arrebato de valentía arrancó al gatito de las patas de dos perros enormes (de los catalogados peligrosos), lleno de barro y malherido. La respuesta de las dueñas fue: "Déjalo, ya estará reventado". Ni se iban a molestar a ver si el animal vivía, ni a hacer nada al respecto, a reparar el daño que habían causado unos animales que ellas eran incapaces de controlar. Eso sí, decían estar afligidas, tan afligidas que a los 20 minutos estaban sentadas en la terraza de un bar tomándose unas cervezas... En efecto el gato hubiera muerto si no lo hubíeramos recogido y llevado al veterinario. Al día siguiente volvimos con la factura del médico, una de ellas se prestó a pagar parte pero negándose a controlar a su perro y a ponerle al menos un bozal, la otra toda bravucona encima se puso agresiva. Desde luego no esperábamos otra cosa, ¿qué se puede esperar de alguien así? Muchos os habréis imaginado en vuestra mente que estas dos "personas" son lo que se denomina actualmente "unas chonis". Os equivocáis y de lejos. No eran precisamente ningunas jovencitas. La mala educación y la falta de empatía no tienen edad.

    Muchos querréis saber cómo acaba la historia, pero para conocer el final deberéis esperar un poco más, pues quiero usar esta desagradable experiencia para reflexionar en que se está convirtiendo esta humanidad y que podemos hacer cada uno de nosotros al respecto... si es que queremos que esto cambie a un mundo mejor. Este por desgracia, no es un caso aislado. Todos hemos sufrido y visto al idiota que acelera para no dejarnos cambiar de carril, al que va a 80 por el carril de la izquierda, al que ve a un anciano o una embarazada y no le cede el asiento en el autobús, al que no ayuda a sus vecinos, al que se cree que puede hacer lo que le dé la gana en su casa o en la calle y piensa que los demás hemos de tragar con sus ocurrencias, a los vendedores y a las ofertas engañosas de muchas empresas, el faltar continuo a la palabra dada, la ausencia del sentido de la honorabilidad, los padres que malcrían a sus hijos convirtiéndolos en pequeños tiranos a los que se les permite cualquier cosa, el no asumir ninguna responsabilidad de los actos que realiza uno mismo, la falta de humildad para rectificar y/o pedir perdón cuando uno se equivoca...

    La mala educación y la mediocridad corren alegre y feliz entre la humanidad a lo largo y ancho del planeta. En esto hemos ido hacia atrás pues sin duda la sociedad de principios y mediados del siglo pasado era mucho más educada y respetuosa con sus vecinos. Sí, el siglo XX fue muy violento, pero... ¿acaso no lo está siendo el XXI? Y de nuevo quiero recalcar que no estoy hablando de los estados, si no de la convivencia y respeto entre personas en el día a día. Lo otro por desgracia tiene poco arreglo, ninguno si no empezamos a cambiar nosotros, los ciudadanos de a pie. ¿Cómo hemos llegado aquí?

    Es bien sencillo, la sociedad que estamos montando está alimentando el monstruo que llevamos dentro: el superego. Sí nos atenemos a la publicidad con la que se nos bombardea desde todos los ámbitos, se pretende crear centenares de millones de mini dioses: cada uno de nosotros. Solo importas tú y tus necesidades, el que seas el más guapo, el más rico, el más... Se alimenta el hedonismo humano, ya de por sí desmedido y causante de todos nuestros males como especie. Se está perdiendo a pasos agigantados el sentido de pertenencia a una comunidad, el de ser parte de un todo, ese sentido que nos ha permitido prosperar desde la prehistoria hasta hoy en día. Y aquí de nuevo es inevitable que haga referencia a la política: No creo en el liberalismo que defiende la individualidad y el que "cada uno se apañe como pueda", tampoco en la disolución completa del individuo que pretendió el marxismo... Como siempre el refranero, tan sabio, nos da la solución: "En el medio está la virtud". Europa occidental lo había conseguido, pero sus valores de respeto y convivencia se están perdiendo.

    Vamos mal, muy mal. Hemos convertido la libertad en libertinaje, la sociedad está cada vez más estresada y por tanto cada vez es más violenta. Y no, no creo que sea por el trabajo, ¡por Dios que nuestros abuelos trabajaban 12 y 14 horas por un sueldo que solo les permitía subsistir! ¡Eso sí que era estresante! La sociedad languidece porque hemos permitido que los irrespetuosos, los maleducados, tomen el control, que no se avergüencen de sus actos, los cuales hasta los vemos como normales. Porque la buena gente, la educada: callamos y no hacemos nada. No, no es cuestión de gobiernos ni de grandes planes, es cuestión nuestra, de recuperar la educación y el respeto a los demás en la mochila de nuestros valores ¿Acaso no nos iría a todos mucho mejor si dejásemos cambiar de carril a ese coche de delante? ¿Nos cuesta mucho abrirle la puerta a un anciano? ¿Cederle a una mujer embaraza el asiento? ¿Pensar antes de hacer cualquier cosa en molestar lo menos posible a los vecinos? ¿En no ensuciar la calle? ¿En tener cuidado en que hacen nuestros hijos o mascotas? ¿En mostrar una sonrisa o ser amable con los dependientes? Esos pequeños gestos, sumados uno a uno quizás hagan que muchas personas, en vez de irse a la cama cabreadas y estresadas, lo hagan tranquilas, que cuando lleguen a su trabajo lo hagan de buen humor, y que lleguen en ese mismo estado cuando lleguen a casa. Para eso hemos de empezar a ser amables con los demás e intransigentes con los zafios y descerebrados que pululan alegremente por las calles de nuestras ciudades. Mi mujer y yo vamos a dar ese paso para tratar de empezar a cambiar nuestro entorno, les dimos la oportunidad de reparar el daño causado, de hacerse responsables de sus actos, de cambiar. No quisieron y respondieron de malas maneras y con la soberbia de quien se cree impune. Las hemos denunciado por sus actos. Debemos empezar a obligar a los maleducados e irresponsables a aprender civismo por las buenas o por las malas si queremos que esto no se nos vaya de las manos.