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viernes, 25 de abril de 2014

Metafísica cuántica IV. La red GCP


¿La conciencia y la mente humana pueden modificar la realidad física? Como ya comentamos en el artículo anterior, los físicos Wheeler y Zurek creían en la existencia de un vínculo entre la conciencia y lo material. ¿Pero cómo demostrarlo? La respuesta llegó de la mano de un experimento: la red GCP, The Global Consciousness Project.
 
El experimento se empezó a desarrollar en la década de los 70 por Robert Jahn de la Universidad de Princeton y en la actualidad continúa desarrollándose en 65 países de todos los continentes (pulsa aquí para acceder a sus resultados).

El experimento es sencillo. Se creó una serie de equipos cuya única función es generar ceros y unos de forma aleatoria, para que lo entendáis, es una máquina que se dedica a "lanzar una moneda al aire" y contar cuantas veces sale cara o cruz (en el caso del GCP: 0 y 1). La estadística nos dice que siempre nos saldrá de forma aproximada la misma cantidad de 0 y 1 (cara o cruz), es decir, si lanzamos 100 veces una moneda lo normal sería obtener 40-60, 45-55, 48-52 caras-cruces. Todo lo que se sale de esa proporción es relevante o anómalo a nivel estadístico: no sería normal sacar 80 caras y 20 cruces. En ese caso, algún tipo de factor externo ha debido influenciar en el lanzamiento, por ejemplo que la moneda tiene más peso en una cara que otra.

Cada equipo de la GCP, llamados GNA (Generador número aleatorio, REG's en inglés) obtiene 200 resultados de 0 y 1 por segundo y están operativos las 24 horas, obteniendo 17.280.000 resultados al día por equipo. Imaginaros la cantidad de 0 y 1 obtenidos en global por todos los equipos distribuidos a lo largo del planeta. Tal cantidad de datos hace que la obtención de 0 y 1 se estabilice entorno al 50%, ya que las máquinas están diseñadas para obtener la misma cantidad de 0 y 1.

Los resultados se muestran en gráficas, y en estado normal las líneas del gráfico son planas, pero de vez en cuando las gráficas... ¡parecen volverse locas! Hay momentos puntuales en los cuales se observa que la obtención de 0 y 1 se distorsiona y comienzan a generarse infinitamente más 0 que 1 o viceversa.

Es curioso que estas desviaciones de "lo normal" siempre hayan coincidido con momentos donde la conciencia de la mayor parte de la población mundial ha sido sacudida por algún hecho concreto. Sucede todos los 31 de diciembre, sucedió el 6-sep de 1997 durante la retransmisión del funeral de Lady Di, los bombardeos de Yugoslavia, el hundimiento del Kursk... como si la conciencia humana al unísono, atormentada por esos sucesos, hubiese forzado a las máquinas a variar su funcionamiento.

Los ingenieros que llevan a cabo el proyecto GCP aseguran que es en extremo complicado e imposible cambiar la secuencia de resultados de las máquinas sin que haya una razón de peso, descartando así la casualidad en la obtención de esos resultados.

Hubo dos casos más sorprendentes aún. Durante dos días normales, donde nada especial había sucedido a nivel global, las maquinas parecieron volverse locas de nuevo sin aparente sentido, desconcertando al personal del proyecto. La primera de ellas fue cuatro horas antes de que dos aviones se estrellaran contra las torres gemelas. En un principio se creyó que el azar les había jugado una mala pasada, pero en 2004, las máquinas volvieron a descontrolarse, justo 24 horas antes de que un gigantesco tsunami matara a 250.000 personas en las costas del Índico. En estos dos casos parecía que la conciencia humana estaba previendo que un hecho terrible estaba a punto de suceder, en una macabra premonición. (En la imagen, la línea horizontal marca el resultado esperado)

Los resultados de la red GCP no son concluyentes, lo sé, pero viendo sus asombrosos resultados y sabiendo lo que sabemos hoy en día de la mecánica cuántica me atrevo a lanzar una hipótesis, que aunque no está verificada no está carente de base. Estoy convencido de que el entrelazamiento cuántico de partículas está en la base de esa conciencia humana colectiva que considero real y que sería el reflejo del entrelazamiento de partículas entre seres humanos. Las partículas no entienden de personas, animales o cosas y por tanto creo que las partículas que conforman las máquinas también se entrelazan con las partículas "humanas". Ese entrelazamiento a nivel subatómico entre humano y máquina explicaría el por qué un hecho que afecta al ser humano hace variar el comportamiento de dichos GNAs.

¿Es posible? ¿Qué hay de real? ¿No serán coincidencias? dudaréis de forma legítima. Como bien expresé en el primer capítulo de esta serie de artículos, no creo en las casualidades si no en las causalidades. La experimentación de la GCP se está ampliando. Hay investigadores que están usando equipos GNA para verificar si existen variaciones relevantes en los resultados durante la vida cotidiana de una persona. Estos equipos se instalan, en vez de en un laboratorio de una Universidad, en casas corrientes como la mía o la vuestra. Los resultados no dejan lugar a dudas, cuando un evento importante sacude  a la persona objeto del seguimiento (una boda, un fallecimiento...), la máquina refleja ese cambio con una variación significativa en la obtención de 0 y 1.

Desde mi punto de vista, la red GCP muestra que es bastante probable que la conciencia humana sea capaz de influenciar y variar los resultados obtenidos por una máquina. Yo atribuyo esta capacidad al entrelazamiento cuántico de partículas y por tanto teorizo a que somos capaces de influenciar en todo aquello que nos rodea y hacer que las cosas sucedan tal y como deseamos que lo hagan siempre que nos lo propongamos.

¿Cómo es posible que la mente humana sea capaz de hacerlo? querréis saber. Dejadme primero que la semana que viene os hable de mi experiencia y luego nos adentraremos en un mundo tan extraño como lo es la mecánica cuántica: La conciencia humana.



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viernes, 18 de abril de 2014

Metafísica cuántica III. Entrelazamiento a tres


En el artículo anterior vimos como las partículas cuánticas se entrelazan de tal forma que sus naturalezas, lo que son en sí mismas, quedan unidas para siempre, fuera del tiempo y del espacio. Podríamos decir que el destino las une para la eternidad.
 
Lancé una pregunta, ¿la recordáis?: ¿Es posible que ese mundo cuántico de partículas extrañas tenga su reflejo en el mundo que conocemos? Yo creo que sí. Aún no hay evidencias de que haya una correlación entre lo que ocurre en el interior de los miles de millones de átomos que nos dan la vida y lo que nos ocurre en nuestro día a día. ¿O sí? Vayamos por partes, observad las siguientes imágenes:
 


¿Son casi idénticas verdad? Una es una imagen de la red neuronal humana, la otra es del Universo, ¿sabéis decirme cuál es cuál? ¿Difícil verdad? La de la derecha es el Universo ¿Qué quieres decir? Querréis saber, es muy sencillo, si os fijáis, en la naturaleza siempre se cumplen los mismos patrones estructurales, y estos a su vez tienen su reflejo en el cosmos. Lo que está en el interior se repite y refleja en el exterior. Esa es una de las razones por las cuales creo (porque no tengo pruebas) que el comportamiento de las partículas subatómicas debe tener su reflejo en nuestro trozo de realidad.

Además está la observación, ya no sólo de mi experiencia, si no la de miles y miles de personas a lo largo de nuestra historia, me refiero al refranero español. ¿Cómo? Estarás de broma... me reprocharéis. No descartéis de forma categórica la sabiduría del refranero: la base de la ciencia es la observación. El refranero se nutre de centenares de años de experiencias por parte de millones de personas, él se queda ahí, en los hechos que se observan y los hace patentes en una frase más o menos ingeniosa. El refranero no analiza los motivos, si no que detecta una causa y su consecuencia.

Siempre me ha llamado la atención dos refranes:

- Si quieres ser Papa, métetelo en la cabeza.
- El que la sigue, la consigue.

Nuestros antepasados ya observaban que quien perseveraba en un fin lo lograba. Ellos lo atribuían a la fe, a la intervención divina, la constancia, la suerte... yo lo atribuyo a la ciencia. En este punto es mi deber aclararos mis creencias personales, creo que hay algo más allá que nos transciende a nosotros y a esta realidad, el qué, no lo sé, muchos lo llaman Dios, pero no es el momento de hablar de ello, tiempo habrá. Volvamos a lo que nos ocupa: la humanidad ha observado que quien tiene "fe ciega" en una meta es capaz de modificar el mundo que los rodea y hacer que las cosas ocurran. Nuestros antepasados registraron estas evidencias que para ellos no tenían explicación en un bonito refrán, yo atribuyo estos hechos a la mecánica cuántica.
 
Vale, dos partículas están relacionadas entre sí y las podemos modificar ¿Cómo puede eso hacer que todo cambie a nuestro alrededor? ¡Sólo son dos partículas! Dudaréis muchos de vosotros y tenéis motivos para hacerlo: dos partículas no modifican nada, pero... ¿son los entrelazamientos sólo de dos en dos?


Entrelazamiento a tres

Este mismo año (2014) Físicos del Instituto de Computación Cuántica (ICQ) de la Universidad de Waterloo (Canadá) han logrado ese entrelazamiento cuántico a tres bandas. Lo importante de este experimento es que ha descartado las supuestas variables ocultas que Einstein creía que existían y que desmontarían la teoría cuántica. No existen esas variables, el entrelazamiento cuántico de partículas instantáneo e independiente del espacio y del tiempo es real.

En el experimento (lo podéis consultar en Nature Photonics de 2014, DOI: 10.1038/nphoton.2014.50) consistió en entrelazar tres fotones y separarlos entre sí unos 700 metros, controlando todas las variables. Al actuar sobre el fotón de referencia los otros dos fotones se modificaban.

Como os podéis imaginar, las correlaciones entre tres partículas son mucho más complejas que entre dos. Es de esperar, a medida que los experimentos perfeccionen su técnica, que se logre entrelazar, cuatro, cinco o más fotones/partículas subatómicas. Eso me lleva a pensar que es muy posible que en un futuro se pueda demostrar que todas las partículas subatómicas se entrelazan entre sí.

Vale, las partiíulas se interrelacionan, pero para que nuestros deseos modifiquen la realidad física que nos rodea, deberíamos ser capaces de modificar la naturaleza de esas partículas con nuestra mente, me apuntaréis acertadamente, si, tenéis razón.

Ya en 1984, los físicos teóricos, John Wheeler y Wojcieck Zurek lanzaron la hipótesis revolucionaria de que los observadores (nosotros) eran necesarios para que este mundo existiera. Ellos ya contemplaban la posibilidad de que existiera una relación entre la conciencia global y la realidad física que vivimos (Podéis leer más en su obra, Quantum Theory and Measurement). ¿Pero qué hay de verdad en esa afirmación?

¿Conocéis el experimento CGP? La semana que viene hablaremos de él.



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viernes, 11 de abril de 2014

Metafísica cuántica II. Entrelazamiento cuántico


En el artículo anterior os hablé sobre la capacidad de nuestra mente para diseñar y condicionar los  hechos que ocurren en nuestra vida. Cómo un deseo firme y constante en el tiempo en una dirección, hace que nuestro entorno se adapte a esa necesidad. Entiendo que es difícil de creer y que muchos diréis que es imposible, ¿Cómo no lo voy a entender? También fui escéptico como la mayoría de vosotros.
 
Os propongo un juego, es el que hice al leer sobre estos temas y me sirvió para probar si había algo de cierto en esas teorías, fue antes de decidirme a escribir mi primer libro. Si participáis, tomároslo en serio, ¿qué perdéis? Os advierto que al principio y hasta que no se practica varias veces no veréis los resultados sorprendentes que yo vi. Bueno, la situación en la que me situé fue bien sencilla: Hace ya unos cuantos años trabajaba en el centro de Valencia, en una zona donde os podéis imaginar que es muy complicado aparcar. Bien, me dije: si es cierto que el universo responde a mis deseos, si pongo todo mi empeño en encontrar parking, nada más llegue debería encontrarlo. Y así lo hice. Cuando salía de casa y me dirigía al trabajo, de forma seria, tranquila y firme repetía: "Voy a encontrar un sitio, voy a encontrar un sitio"... ¡y lo encontraba al instante!
 
Es curioso que cuando iba con prisas, nervioso y/o estaba alterado, el experimento no funcionaba, (En próximos artículos veremos el porqué). Me planteé si estaba teniendo una racha de suerte que antes no había tenido, y amplié mi experiencia a cada vez que debía coger el coche. Cada vez que me repetía aseverando: "voy a tener/necesito un sitio a la puerta"... ¡lo tenía! ¿Cómo podía ser? Me repetía sin creerme aún que funcionase.

Entonces leí sobre las nuevas teorías de la física cuántica y encontré una posible respuesta a mis vivencias.


El entrelazamiento cuántico

Sabéis que la física cuántica estudia el comportamiento de los átomos y de las partículas subatómicas. Es un mundo extraño, el más caótico y delirante que os podáis imaginar. En el mundo microscópico de los protones, fotones, electrones, quarzs... nada es como en nuestro mundo. Las leyes  físicas que rigen nuestra vida no parecen importarles lo más mínimo. Cualquiera de nosotros está sujeto, vinculado a nuestra realidad, por el espacio y por el tiempo, las partículas subatómicas no parecen estarlo.

Habréis oído hablar sobre la teoría de la relatividad y seréis conocedores de que la máxima de la teoría de Einstein sin la que el resto no tiene sentido, es que nada puede superar la velocidad de la luz. ¿Nada? Los últimos experimentos han demostrado que las partículas subatómicas están vinculadas entre sí sin que el espacio o el tiempo les afecte, parecen interactuar a velocidades superiores a la luz, velocidades infinitas, es la teoría del entrelazamiento cuántico conocida popularmente como el efecto fantasmal. La relatividad de Einstein está herida de muerte.

Os la trataré de explicar de la forma más sencilla. La teoría del entrelazamiento cuántico nos dice que las partículas subatómicas pueden interactuar entre ellas y una vez lo hacen, quedan unidas de por vida. Esa unión implica que si modificamos a una de ellas, la otra partícula de forma instantánea e independientemente de donde se encuentre (incluso al otro extremo de la galaxia), se modificará al instante en el mismo sentido que su "hermana". Un ejemplo para que lo entendáis mejor: la teoría nos dice que si tenemos dos hermanos, uno en La Tierra y el otro en Jupiter, si el primero estando en una playa se hace daño en un pie, el hermano de Jupiter de forma instantánea notará el dolor en el mismo pie.

Sabéis que sobre gemelos, hermanos, madres e hijos... se han contado historias  de casos en los que, por ejemplo, la madre ha conocido al segundo la muerte de su hijo a centenares de kilómetros. Todos hemos supuesto siempre que eran subjetividades, la mente que trata de racionalizar el dolor cuando conoce la noticia, casualidad, la socorrida excusa de la epilepsia, etc... ¿Realmente lo es? ¿Puede que esos gemelos, o esa madre e hijo compartan una cantidad significativa de partículas subatómicas entrelazadas entre sí que hagan que lo que le ocurra a uno lo sepa o conozca el otro al instante? ¿Es posible que hayamos despreciado y negado la existencia a unos fenómenos, hasta ahora considerados paranormales, sólo porque no los podíamos explicar al no haber descubierto aún la base científica que los sustentaba?

Por desgracia así ha sido, como químico creo que la ciencia debería replantearse su posicionamiento respecto a ciertos fenómenos y debería afrontar su estudio a fondo y de forma seria. Tras muchos de ellos hay ciencia, leyes y mecanismos que simplemente no han sido aún descubiertos.

¿Es cierto? ¿Hay pruebas de que la teoría del entrelazamiento es real? ¿O solo son palabras tuyas? Me imagino vuestras preguntas. Vayamos a ello.


Las pruebas

El efecto fantasmal de las partículas ya era conocido en época de Einstein, pero este no podía dar crédito a que algo como aquello pudiera suceder. ¿Cómo iba una partícula cambiar al instante si se modificaba a su "hermana"? ¡La información se puede transmitir como máximo a la velocidad de la luz! ¡Debe haber, por pequeño que sea, un intervalo de tiempo! Afirmaban Einstein y sus dos colaboradores: Podolsky y Rosen. Elaboraron un modelo teórico, llamado "la paradoja EPR" (por las iniciales de sus apellidos), para demostrar que la cuántica se equivocaba, demostraron lo contrario. Ante su asombro el efecto fantasmal parecía confirmarse, pero no pudieron aceptar sus propios resultados y Einstein se aferró a la idea de que debía haber variables no descubiertas que confirmarían que la relatividad tenía razón frente a la cuántica.

En 1964 el físico John Bell propuso un modelo matemático que demostraría de una vez por todas quien tenía razón, Einstein o la cuántica. Todos los experimentos llevados a cabo desde 1976 hasta ahora han confirmado que la cuántica tenía razón. Las partículas subatómicas se entrelazan entre sí a nivel cuántico y se influencian unas a otras.

En 1983, los físicos noveles teoréticos (teóricos) Don Page y William Wooter, trajeron la solución y desarrollaron el modelo teórico que confirmaba el entrelazamiento cuántico. Su modelo era perfecto pero necesitaba una comprobación experimental. Ésta llegó de manos de Ekaterina Moreva y el INRIM de Turín. Se demostró que el modelo de Page y Wooter era correcto, quedando demostrado así que el entrelazamiento cuántico existía y con una implicación sorprendente, el tiempo surge del entrelazamiento cuántico y es relativo, pudiendo tener varias líneas temporales (El artículo está disponible en  la Cornell University, es el archivo 1310.4691)

Hace poco, Antonio Acín, del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) realizó una serie de experimentos, junto con otros investigadores del CQT (Center for Quantum Technologies) de Singapur cuyos resultados confirmaron esa correlación cuántica instantánea (el estudio fue publicado en Nature Physics, DOI 10.1038/NPHYS2460 de 2012). Hay que tener en cuenta que las partículas cuánticas se entrelazan por proximidad, para que que dos partículas esten entrelazadas existiendo una gran distáncia entre sí, primero han de haber estado próximas o quizás tener una tercera, cuarta partícula subatómica que las comunique entre si: entrelazamiento múltiple.

El profesor de física de la Universidad de Ginebra, Nicolas Gisin, alcanzó resultados en el mismo sentido y que incluso indican que esa relación cuántica entre partículas "hermanas" trasciende y surgen fuera del espacio y el tiempo. Dicho descubrimiento tiene una implicación de gran calado: En el Universo todo podría estar influenciado por todo.

El hecho que os he presentado es innegable, ahí está el experimento, incontestable. Se han entrelazado fotones y separado unos centenares de metros, al modificar el fotón A, de forma automática el fotón B cambia.

¿Veis a donde quiero llegar? Es un hecho que si modificamos la naturaleza cuántica de una partícula, modificaremos a sus "hermanas" en el mismo sentido en un efecto avalancha. ¿Es posible que el mundo cuántico tenga su reflejo en nuestro mundo macroscópico? ¿Es posible hacer cambiar al resto del mundo cambiándonos a nosotros mismos y así hacer que las cosas que deseamos sucedan?

En el siguiente artículo trataremos de averiguarlo.



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viernes, 4 de abril de 2014

Metafísica cuántica I ¿Casualidad o causalidad?


Que dos palabras tan parecidas, sólo se diferencian entre sí en la posición de una letra... ¡pero qué diferente es su significado! Para mí son dos palabras clave. La primera, casualidad, la solemos usar para definir los muchos sucesos de nuestra vida, os suena lo de: "la casualidad quiso que..." ¿Cuantas veces lo habremos dicho? ¿Pero es cierto? ¿Nuestra vida se rige por casualidades? ¿Es todo azar? Si me seguís a lo largo de esta serie de artículos quizás, al igual que yo, empecéis a ver las cosas de forma diferente, eso lo debéis de decidir vosotros. No afirmo tener la verdad absoluta, sólo os expondré mi experiencia personal y las conclusiones que he extraído de ella por si os sirve.

Yo al principio, como la mayoría de vosotros, creía que así era: la vida es una ruleta rusa donde estamos a merced de la diosa Fortuna. Pero poco a poco fui cambiando de forma de pensar y ahora estoy convencido de que nuestra vida está regida por la causalidad y que nada de azar hay en ella. En esta entrada os contaré mi experiencia personal y como fui cambiando la forma de ver las cosas que sucedían en mi vida, que ya nada tiene que ver a cómo lo hacía hace diez años. Y aunque os resulte extraño, la ciencia está empezando a abrir caminos donde cada vez más se hace más probable que sea cierto aquello de que somos dueños y diseñadores de nuestro propio destino. Tened un poco de paciencia, pronto llegaremos ahí.


¿Por qué llegué a plantearme estas cuestiones?

Por curiosidad y por necesidad de cambiar de vida, he leído algunos libros, documentales... en los que se aseguraba que nosotros podemos diseñar nuestro futuro, hablaban del poder de la mente y como solo hay que desear las cosas para que el universo te las de. Siempre he visto con ojos escépticos estos temas, casi todo lo que hay en ese mundo es charlatanería y engaño. Sigo creyéndolo, pero algunas de las cosas que leí eran de personas serias e incluso algunas me parecieron extrañamente razonables y me pregunté si cabría la posibilidad de que hubiese un poso de verdad en todo aquello.

Decidí abrir la mente y tratar de fijarme en las cosas que me sucedían con ojos más abiertos y sin estar tan aferrado a la ortodoxia de la ciencia, a veces tan fanática y destructiva como la religiosa. Recordé y seguí el consejo de mi profesor de química cuántica de la facultad: "un verdadero científico nunca debe tener dogmas de fe, siempre debe dudar y cuestionárselo todo, ni desdeñar nada por estrambótico que parezca", ¿incluso sobre la teoría de la relatividad de Einstein? recuerdo que le pregunte "incluso de Einstein" fue su respuesta. Por aquella época nadie dudaba de la teoría de la relatividad, muchos científicos a buen seguro que lo hubieran ridiculizado, se hubieran mofado y lapidado (simbólicamente) si hubiera hecho aquella declaración de forma pública. Hoy los ladrillos de la relatividad empiezan a cuestionarse y a desmoronarse.


El inicio del cambio

Poco a poco me di cuenta de que las decisiones que tomaba, muchas veces contrarias a lo que el sentido común me decía o a lo que la mayoría (yo incluido) consideraría lo lógico, tenían una causalidad detrás. Reflexionando sobre el pasado, he de admitir que cuando me he visto ante una bifurcación en el camino de la vida,   en más de una ocasión, no sé cómo llamarlo, me he visto forzado/arrastrado a tomar uno cuando mi deseo era tomar el alternativo. Todas esas decisiones, a veces forzadas no sé por qué ni cómo, me han traído hasta aquí. Muchos lo llamaréis destino... hablaremos de él en esta serie de artículos.

Ahora lo veo todo mucho más claro, la toma de esas decisiones concretas han hecho posible el estar aquí hoy y ahora, el azar no ha intervenido en nada, una elección lleva a una causa y éstas no parecen surgir de forma casual. La buena o mala suerte no gobierna nuestra vida. Eso me llevó a preguntarme: ¿qué diferente hubiera sido yo hoy en día si hubiese tomado una decisión en el sentido contrario a la que tomé? ¿Y si me hubiera ido a Alemania al acabar la carrera a pesar de que todo pareció ponerse en contra? ¿Y si no hubiese dejado a aquella chica o si no me hubiesen dado aquellas calabazas? ¿Hubiese encontrado a mi mujer y gracias a ella hubiese descubierto que podía escribir una novela?

Esto parece filosofía, no vemos la ciencia por ningún lado, me recriminaréis. Ya llegamos.

El hecho que me hizo ver que la vida estaba regida por la causalidad y no por la casualidad, fue escribir esta novela. Los que hayan leído mi biografía sabrán que lo que me hizo escribir fue mi mujer, si hubiese estado con otra persona hoy no estaría aquí sentado, escribiendo estas palabras. En el pasado todo parecía estar en contra de que tuviese una pareja estable, ahora ya conozco el porqué.

Cuando llevaba unos cien folios escritos de mi primer libro: "El Despertar de Helios", tuve la certeza de que es lo que quería en la vida: quería ser escritor. Había nacido para ello, había encontrado una razón para mi imaginación y aquello que en verdad me haría plenamente feliz. Hasta entonces no había tenido un objetivo en concreto más allá de ir pasando la vida teniendo lo suficiente para vivir, algo que había logrado. Algo no encajaba, tenía una vida cómoda, agradable, pero sentía la necesidad de algo más.

Cuando supe que quería ser escritor puse todas mis energías en ello y apliqué aquella absurda teoría de que si deseas algo de verdad el universo te lo concede. Me levantaba todos los días deseando ser escritor, me iba a trabajar, escribía al volver y me acostaba deseando ser escritor: "Voy a ser escritor, voy a ser escritor" me repetía mi mantra personal un día tras otro. Y las piezas del gigantesco puzle que es la vida empezaron a encajar poco a poco.


El cambio

Os será fácil imaginar que es muy complicado compaginar la vida de escritor con un trabajo de ocho horas a turnos. Había días que mi jornada era de trece o catorce horas, sin tiempo para el relax, al final el cansancio físico y mental empezó a ser difícil de llevar. Era imposible compaginar mi vida con el ser escritor,  pero... ¿cómo dejar un trabajo en el que estás a gusto, con condiciones laborales más que aceptables en mitad de esta vorágine de crisis? La causalidad me trajo la solución.

Ahora es tan evidente... mi alma estaba centrada en ser escritor, por lo tanto debía dejar el trabajo. El destino, universo, o como lo queráis llamar, ya indagaremos sobre ellos, encontró una solución para encajar todas las piezas, fue dura pero elegante.

La primera ficha del dominó en caer llegó cuando en el trabajo nos dijeron que nos iban a trasladar de forma forzosa de Valencia a Madrid. Fue todo un shock. Por aquel entonces ya había aceptado que era absurdo tratar de nadar contracorriente, lo mejor es dejarse llevar confiando en que los sucesos de la vida siempre pasan por una buena razón. Lo apliqué. Tras varios días de angustiosa reflexión me rehíce y me pregunte ¿es la oportunidad que me brindaba la vida para ser escritor? La respuesta que me díia mí mismo fue un rotundo sí. Se me iba a proporcionar el tiempo y la calma suficientes, al menos para intentarlo.

Algo en mi interior me decía que debía ir a Madrid, aunque ni yo... ni mi mujer, queríamos hacerlo bajo ningún concepto. Pero me deje llevar como había aprendido a hacer y me fui. Como son las cosas... a esas alturas, en Madrid, lejos de mi hogar, todo empezaba a girar en torno a los libros. Nuestros amigos íntimos tenían algún conocido o contacto en el mundo editorial, algo que nos sorprendió descubrir después de tantos años de amistad. Es sorprendente cuando deseas algo desde lo más profundo de tu ser, cómo todo tu mundo empieza a ordenarse para que lo obtengas. Las piezas del puzle no terminaban de encajar, pero ya eran del color azul del cielo que deseaba.

En el trabajo, en Madrid, conocí a Luís. Este compañero y ahora amigo, tenía una cuñada que trabajaba para una editorial y se ofreció a presentármela en la feria del libro. ¡Eureka! pensé, esa era la razón que me había impulsado a aceptar el traslado me dije. Casualidad diréis, ¿de verdad lo creéis? Lo más curioso del caso es que Luís llegó a mi departamento poco antes de nuestro traslado y se marchó a otro poco después de hacernos amigos... estoy convencido de que coincidimos el tiempo suficiente para hacernos amigos por una causa. ¿Aún dudáis? Sigamos.

Llegó el día y fuimos a la feria del libro de Madrid. La reunión con su familiar no fue tal y como esperaba. Siendo sinceros, no me hizo ni caso. No entendía nada ¿Había estado tan equivocado? ¿Eran chorradas toda esa filosofía del universo y los poderes de la mente en los que, por experiencia personal, había empezado a creer? Allí, en mitad de tantas casetas de editoriales y librerías, rozando con la yema de los dedos mis ilusiones, por unos instantes mi fe se apagó. Anduvimos por la feria, yo sin muchas ganas la verdad, pero de entre las trescientas o cuatrocientas casetas que allí había, algo me indujo a pararme delante de una y sólo una. Pregunté. Hoy, esa editorial me publica el libro. No fue un proceso ni sencillo ni inmediato, pero lo importante es que fue. Hoy estoy convencido de que si soy escritor es porque puse todo mi empeño en ello y de alguna forma lo hice posible. ¿Es todo subjetividad o existe una base científica que explique este extraño fenómeno? ¿Ha sido todo una sucesión de hechos casuales?


La física cuántica y la causalidad

Por fin hemos llegado a la ciencia diréis. Sí, todo aquel que sabe esperar es recompensado. Soy químico y por tanto científico. Empecé a buscar respuestas a mi experiencia desde la racionalidad. Para mí es un hecho que la mente es capaz de conformar el futuro y moldearlo, no tengo pruebas de ello, es subjetividad basada en mi experiencia personal, pero ¿es superchería o hay alguna base científica en todo ello que no hemos sido capaces de descubrir hasta ahora?

Cuando buceé un poco en las nuevas teorías, sobre todo de la física cuántica, encontré dos respuestas que abrían las puertas a que el poder de la mente de moldear el presente y el futuro a nuestra voluntad fuera real y no solo imaginación.

La primera de ellas fue la rompedora teoría del entrelazamiento cuántico de las partículas subatómicas.

La segunda fueron los desconcertantes resultados de un experimento: la red GCP (The Global Consciousness Poject), el Proyecto de la Consciencia Global.
 
Dejadme que pare aquí, por hoy ya tenéis demasiada información y creo que antes de seguir debéis parar, madurar y reflexionar un poco sobre lo que habéis leído. Buscad en vuestra vida esas causalidades. Os prometo que durante las siguientes semanas hablaremos del entrelazamiento cuántico y del GCP. Quizás en un par de semanas no encontréis tan descabellado o al menos no consideréis imposible vuestra capacidad para decidir sobre qué queréis que os suceda en la vida.




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