Con este, empiezo una serie de artículos en los que trataré que el lector tenga una noción, al menos básica pues el tema da para varios libros, de cómo las sociedades esotéricas y ocultistas asociadas al nazismo moldearon su ideología y ayudaron a Hitler a tomar el poder. En esta primera entrega navegaremos en las influencias que las sociedades pseudo-templarías tuvieron en el partido nazi, creo que os sorprenderéis.
Por artículos anteriores muchos ya conoceréis que las SS fueron concebidas en buena parte como una orden de caballería. Himmler era un apasionado de las leyendas artúricas, entre ellas el poema épico del siglo XIII de Eschenbach, quien nos narra las aventuras del legendario caballero de la mesa redonda del rey Arturo: Perceval, y su búsqueda del grial. Fueron varias sociedades medievalistas y sus miembros, muchos de los cuales ingresaron en las SS, los que inspiraron la conformación del partido nazi y de su sección más ocultista: La Ahnenerbe. Fue esta influencia la que hizo que se estableciera en el castillo de Wewelsburg la sede de esta nueva orden de caballería, en la que existía por deseo del mismo Himmler, una mesa redonda donde despachaba con los oficiales de mayor rango de las SS como si de Arturo se tratase. Algunas de las expediciones de la Ahnenerbe y de las que hablaremos en próximos artículos, también estuvieron dirigidas y promovidas por estas sociedades, entre ellas las que llevó a cabo Otto Rahn en el Languedoc francés en busca del grial en tierras cátaras.
Sabemos que Hitler no estaba muy de acuerdo con algunas de las posturas de la Ahnenerbe, en especial rechazaba de plano aquellas teorías sobre el pasado grandioso del pueblo germano pues las evidencias arqueológicas demostraban una y otra vez que la civilización germana, a diferencia de lo que aseguraban las SS, distaba en mucho de civilizaciones antiguas como la griega, la romana o la egipcia. La insistencia de Himmler en realizar excavaciones, algunas de ellas incluso falsificando los objetos encontrados, bajo el punto de vista de Hitler dejaba en muy mal lugar a Alemania. De hecho, en un discurso público criticó tan duramente estas acciones de la Ahnenerbe que dio lugar a la destitución de Hermann Wirth, su primer director, para ser sustituido por alguien con mayor prestigio académico y digamos, menos fantasioso: Walther Wüst. ¿Pero opinaba el Führer lo mismo sobre la creación de una orden de caballería? Pues parece que si. Hay varias declaraciones y hechos que apuntan a que el dictador era muy proclive a que las SS se convirtiesen en una especie de orden de caballería. Uno de sus más fieles y antiguos seguidores: Hermann Rauschning, quien escaparía del Reich antes del inicio de la Guerra, afirmó que en una ocasión Hitler le comentó:
"¿Cómo podemos evitar la degeneración de la raza? Debemos formar una compañía de iniciados, una Orden. Una Hermandad de Templarios alrededor del Santo Grial de la Sangre Pura".
Los hechos que unos párrafos más adelante comentaremos, parecen confirmar esta afirmación. ¿Pero, cómo se llegó hasta aquí? Trataremos de desgranarlo. Fueron principalmente dos sociedades, que bebían ambas de las tradiciones de las ordenes de caballería medievales, nacidas a principios del siglo XX, las que tuvieron gran influencia en la conformación de una parte importante de la iconografía e ideología nazi. Una de ellas fue la Orden de los Nuevos Templarios (ONT). Creada por Jörg von Liebenfels, sacerdote cisterciense expulsado por la orden por sus innumerables pecados carnales, su influencia, junto al otro gran ocultista: Guido von List, sería fundamental en la conformación tanto de la estructura de las SS como de la ideología de Hitler, pues fue el propio Liebenfels el que en 1915 acuñó el término de Ariosofía, el paganismo germano con reminiscencias ocultistas e influencia del misticismo rúnico que fue la base de la filosofía del partido nazi.
También debemos recordar que la orden del cister fue fundada por San Bernardo de Claraval (junto al abad Roberto de Champagne), quien había redactado la Regla de los Caballeros Templarios. Liebenfels, como monje del cister, estaba impregnado por el mito de los templarios y tras su expulsión fundaría la ONT bajo esos parámetros de orden de caballería, creando prioratos en diferentes castillos de Alemania y Austria, siendo su sede central el castillo de Werfenstein, a orillas del Danubio, donde instalaría un Museo de la Antropología Aria, la denominada Habitación Azul de los Templarios, decorándola con pinturas murales entre las que se representaba a Hugo de Payns y St Bernardo de Claraval. De hecho, fue en Werfenstein donde se izaría la primera Esvástica en el siglo XX. Pero a diferencia de la cruz gamada hindú, que gira en sentido contrario a las agujas del reloj significando la conducción al bien-estar, la enarbolada por Liebenfels giraría en sentido de las manecillas, con un significado de crecimiento inmediato que lleva a la destrucción, profético ¿verdad?
Castillo de Werfenstein |
La sexualidad impregnaba buena parte de estos nuevos ritos de la ONT, que consideraba que la Magia Sexual era una poderosa fuerza vital que podía ser canalizada y manipulada por los iniciados para alcanzar sus objetivos, por lo que en las ceremonias de esta Sociedad Secreta, el sexo con fines mágicos era primordial.
La ideología de la ONT se difundía a través de libros, conferencias y fundamentalmente por una revista llamada Ostara, en honor a la diosa de la fertilidad del paganismo germano. La revista de tintes racistas, se editó entre 1905 y 1917, sacando entre 89 y 100 números en los que la sexualidad era un claro reclamo, mostrando en sus portadas dibujos de sensuales mujeres arias acosadas por animalescos semitas. Un joven Adolf Hitler, cuando aún estaba en Viena tratando de ser pintor, era un gran lector y coleccionista de esta publicación y sin duda, sus opiniones se vieron muy influenciadas por la ideología que Liebenfels vertía en ella y en la que proponía como solución al problema de los judíos: el enviarlos a Madagascar, encarcelarlos, utilizarlos como mano de obra esclava o directamente incinerarlos como sacrificio a los Dioses Nórdicos.
Creo que ahora el lector comprenderá mejor el por qué Hitler diseñó las SS como una pseudo orden de caballería, como una legión de iniciados que debían, al igual que los caballeros de la mesa redonda, representar lo más noble de la sociedad aria y ser los portadores y guardianes de los valores de la nueva Alemania. Es muy probable que la lectura por parte del futuro Führer de la revista Ostara, también fuera el origen de su malsana y obsesiva fijación sexual por su sobrina Geli Raubal (hija de su hermanastra), pues en la publicación de la ONT también se vertía las ideas promulgadas por Guido von List, el otro gran ideólogo de la ariosofía, en las que afirmaba que se debía crear una nueva élite de hombres arios puros que sólo debían casarse con mujeres arias de la misma pureza. Geli encarnaba según Hitler, todas estas virtudes. Su obsesión por ella comenzó sobre 1929, cuando empezaba a ser una persona relevante de la política, por lo que dicha relación no podía hacerse pública y mantenía a la chica, de tan solo 23 años, recluida y vigilada las 24h del día. Esta vida de reclusión entre cuatro paredes, llevaría a la joven a su suicidio el 18 de septiembre de 1931.
Tras la derrota del Imperio Austro-húngaro en la I Guerra Mundial, la ONT se disolvió pero muchos de sus miembros ingresarían más tarde en las SS, ocupando puestos de relevancia e influenciando en su ideología al propio Himmler. De hecho, sería un miembro de la ONT, Theodor Czepl, quién presentaría a Himmler al ocultista que más influencia tuvo en la conformación de la mitología en el seno de las SS: Karl Maria Wiligut. Pero esto, merece todo un capítulo.