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martes, 28 de febrero de 2023

Los ariosofistas: los arios y la Esvástica

En este artículo y el siguiente, trataré de explicar el origen de parte de la simbología nazi y su relación, como era de esperar, con grupos ocultistas que influyeron en su elaboración y difusión a través del partido nazi, ideando y llevando a cabo expediciones poco conocidas en busca de una base científica para su ideología.

Mosaico romano

El emblema más evidente de todos es la famosa esvástica y quizás no conoceréis cómo llegó a ser el símbolo más reconocible del partido nazi. Pero empecemos por el principio. La esvástica es ancestral, de hecho, se han encontrado representaciones suyas en todo el neolítico en toda Europa. También las podemos ver en objetos arqueológicos nórdicos, en monedas de la Grecia Clásica, en Mesopotamia... Pero es en los textos sagrados del hinduismo: Los Vedas, donde se nombra por primera vez y siempre asociada a la buena suerte o a la reencarnación, pues su etimología proviene de las palabras sánscritas: Swa (buena) y Astik (fortuna). Es en estos libros sagrados donde también se menciona por primera vez al pueblo ario, de quien parece emanar este símbolo.

En este punto hemos de aclarar cuál es el significado original de la palabra Ayr (ario) en sánscrito y como llegó hasta la Alemania nazi junto con su simbología. En las diferentes tradiciones de la India,  se cuenta que en el principio de los tiempos, los primeros hombres, los arios, vivían en el corazón de Siberia, en las planicies asiáticas tras los Urales. Una gran catástrofe climática provocó que se vieran forzados a marcharse de su tierra original. Durante esa migración, el pueblo ario se dividió en dos grandes columnas, una bajaría hasta la India y la otra llegaría a lo que actualmente conocemos como el Cáucaso: Armenia, Irán... y posteriormente hasta Europa Occidental. De hecho, el propio nombre de Irán deriva de dos palabras: Ayr An, cuyo significado es: El pueblo noble y con ese significado se usó durante miles de años. Por tanto, debemos ser conscientes de que en su origen, la palabra ario en ningún momento hace referencia a una raza. El propio rey persa de la dinastía aqueménida: Darío el Grande, que luchó contra los griegos en la batalla de Maratón, decía de sí mismo:

"Yo soy Darío, el grande, persa, hijo de persa, un ario, de linaje ario."

Emblema Sociedad Teosófica

Esta teoría  es controvertida, pero no carente de fundamentos, pues está más que comprobada la relación de las modernas lenguas europeas con el valle del Indo, no por casualidad se llaman lenguas indoeuropeas ni se asigna a los habitantes de Europa la definición de caucásicos. Quien introduce de nuevo esta idea y simbolismo en Europa importándola una vez más desde Asia, es nuestra ya conocida Madam Blavatsky, quien incorporará el símbolo de la Cruz Gamada al emblema de la Sociedad Teosófica. Si nos fijamos en su emblema, la cruz gira en sentido contrario de las manecillas de un reloj (que significaría la evolución del universo a través del activo masculino y el poder femenino "Shakti"), en contraposición al símbolo nazi que gira en el sentido horario, significando el rápido crecimiento y la destrucción. En términos cristianos serían como la cruz y la cruz invertida satánica.

Podríamos pensar que fueron los primeros grupos ocultistas y nacionalistas alemanes de principios del siglo XX, los que inician el uso perverso de la palabra "ario", desproveyéndola de la acepción "noble" y sustituyéndola por sus actuales connotaciones racistas. Es cierto que en al Alemania de finales del XIX y principios del XX, se asociaban a estos arios védicos con los antiguos pueblos germánicos como los Godos, los Vándalos.... Pero estaríamos errando. Fueron los británicos en su intento por dominar la India, los que vieron un filón en estas historias védicas para justificar su presencia y el sometimiento de la India a su control.

Esvástica de Liebenfels

En Alemania, sería Guido von List, quien distorsionaría las enseñanzas teosóficas de Blavatsky y los textos védicos, mezclándolas con las teorías racistas británicas y el nacionalismo alemán, para crear un nuevo movimiento nacionalista racista: La ariosofía, que consideraría al pueblo alemán como una raza superior cuyos orígenes se encontrarían entre las montañas del Himalaya y las estepas siberianas y cuyo símbolo más puro sería la esvástica. Sería von Liebenfels, fundador de la Orden de los Nuevos Templarios (ONT), quien izaría por primera vez una esvástica en su sentido nacionalista, el 25 de diciembre de 1907 en el castillo de Werfenstein (Austria): una bandera amarilla con una esvástica y cuatro flores de lis. La sociedad Thule, recogería estas ideas y a través de su influencia en el partido nazi, llevarían al propio Hitler a crear la ya famosa bandera nazi:

“Yo mismo, entre tanto, después de innumerables intentos, establecí la forma final; una bandera con fondo rojo, un disco blanco y una esvástica negra en el centro. Después de prolongadas pruebas, también hallé la proporción definitiva entre el tamaño de la bandera y el tamaño del disco blanco, así como la forma y el grosor de la esvástica”.

Ernst Schäfer

Esta idea caló hondo en las creencias nazis, y fue el motivo por el cual, las SS a través de la Ahnenerbe,  llevarían a cabo su más famosa expedición: La que realizó el naturalista Ernst Schäfer al Tibet y al que interpretó Brad Pitt en la ya famosa película: "Siete años en el Tibet". Uno puede pensar que la India y el Tibet no son los mejores lugares, si pensamos en el sentido racista del término, para buscar el origen de la raza "aria", de piel clara, rubia y de ojos azules, pero esta mezcla de creencias fue la que los llevó a esta expedición, pues creían que los arios provenían de las montañas del Tibet. Aquí hay que apuntar que casi todas las expediciones alemanas tenían siempre dos objetivos: Dar veracidad a sus teorías raciales/ocultistas y otra vertiente militar, en este caso acceder a un territorio de un posible enemigo: La India bajo control británico, para establecer relación con posibles disidentes y recabar información militar en vistas de una futura contienda.

Pero, ¿Cómo se pasó de esta idea de los orígenes de la raza aria a la ideología racista de superioridad racial? Para ello nos hemos de remontar muchos siglos. Hemos de pensar que los judíos, por ejemplo, o incluso los gitanos, las dos etnias más asesinadas en los campos de concentración, habían servido como chivo expiatorio de todos los males que ocurrían en Europa desde tiempos inmemoriales. Se les acusaba de las pestes, de enfermedades, de la usura... Se les había perseguido, torturado y asesinado desde hacía siglos, y no olvidemos que quienes participaban en Thule provenían en su mayor parte de otras organizaciones secretas u ocultistas como la Orden de los Teutones o  Los Iluminati Bávaros, fundada por Adam Weishaupt en 1776 en la Universidad de Ingolstadt, Baviera para la difusión de las ideas de la Ilustración con la orden jesuita como base y prohibida/perseguida junto a la masonería por el Papa Pío VI por herejía. Las bases de la nueva religión pagana se terminaron de asentar con la perversión de la idea de Blavatsky de que todas las religiones se habían corrompido y pervertido el sentido espiritual humano. Por supuesto, los nacionalistas alemanes de principios del siglo XX, obviaron que Madam Blavatsky acusaba especialmente a las religiones cristianas de esa desviación del camino correcto y se quedaron solo con la parte que afectaba al judaísmo. El holocausto estaba servido.

Del propio Führer no queda claro sus creencias esotéricas u ocultistas, ya que encontramos declaraciones contradictorias. En contraste con estas líneas escritas en Mein Kampf:

"Estas personas que sueñan con el heroísmo de los antiguos germanos, con sus armas primitivas, como hachas de piedra, lanzas y escudos - escribió Hitler - son en realidad los más cobardes. Conocí demasiado bien a esa gente para no sentir el mayor asco por estos comediantes... Especialmente cuando se trata de reformadores religiosos a base de germanismo antiguo, tengo siempre la impresión de que han sido enviados por aquellas instituciones que no quieren el renacimiento de nuestro pueblo".

Sabemos que leía la obra de Ernst Schertel: “Magia: Historia, teoría y práctica” de la que disponía un ejemplar dedicado por el autor: "con dedicada veneración". El libro se recuperó y se comprobó que Hitler había subrayado pasajes como:

"El horror siempre acecha en el fondo del mundo mágico y todo lo sagrado siempre está mezclado con el horror".

"Satán es el guerrero fertilizador, destructor-constructor".

"Quien no lleva dentro de sí semillas demoníacas nunca alumbrará un nuevo mundo".

Probablemente solo le interesara de las artes ocultas aquellas partes que reforzaban su propia visión mesiánica de sí mismo y rechazara todo lo demás. Aun así, es evidente a tenor de estos pasajes, que la idea de esa esvástica dextrógira como símbolo de su Reich casa a la perfección con estos pasajes en los que creía fervientemente y que explican todo lo que ocurrió con su llegada al poder: Destruirlo todo para un nuevo comienzo. Esperemos que el entendimiento de estos acontecimientos nos vacune contra el surgimiento de este tipo de personajes, más aún en un mundo, como el actual, que ha perdido por completo el norte tal y como sucedió en aquellos fatídicos años.