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lunes, 21 de mayo de 2018

El Castillo de Wewelsburg

Tras unas duras semanas de trabajo preparando y firmando en la Feria del Libro de Valencia, voy a retomar los artículos ahí donde los deje. En los siguientes os hablaré de dos lugares que aparecen a la novela y que no suelen ser muy conocidos a pesar de que fueron muy importantes durante la II Guerra Mundial. El primero de ellos es el castillo de Wewelsburg.

Como hemos visto en artículos anteriores, el misticismo y esoterismo tuvieron una enorme influencia en los acontecimientos que se desarrollaron en la Alemania de los años 30 y 40 y por supuesto en la guerra. Las sociedades secretas y esotéricas se infiltraron hasta las esferas más elevadas del III Reich, muy especialmente en las SS de Henrich Himmler, quien, con Willigut como asesor, tomó muchas decisiones en base a dichas creencias de las que el mismo Reichsführer era participe. Como ya hemos visto, Himmler y sus SS pretendían crear una nueva religión plagada de mitos escandinavos, germanos mezclados con parte del cristianismo e incluso las leyendas artúricas. Para ello, les quedó muy claro desde el principio que necesitaban su propio Vaticano, un lugar que fuera el centro del nuevo orden nazi y encontraron el castillo de un pueblecito al norte del estado de Renania-Westfalia: Wewelsburg.

Monumento a Arminio en
el bosque de Teotoburgo
El lugar escogido no podía ser cualquiera si se quería que fuese el centro del universo nazi y la elección fue muy cuidadosa. Quizás llame la atención que se eligiese una pequeña ciudad como Wewelsburg para establecer el centro del nuevo culto y no se optara por Berlín o Munich, por ejemplo. De nuevo, el peso de las creencias ocultistas de la Sociedad Thule y el resto de místicos que rodeaban las SS desequilibró la balanza. Wewelsburg no es un enclave cualquiera, se encuentra escasos 40 km de dos enclaves esenciales para las teorías raciales y de la superioridad germana. El primero de ellos es el bosque de Teotoburgo, donde se cree que el caudillo germano Arminio, derrotó a las legiones romanas XVII, XVIII y XIX de Publio Quintilio Varo dando asentando las bases del futuro pueblo alemán. El otro lugar está más relacionado con el esoterismo: Externstein, un conjunto de rocas megalíticas que fueron, mucho antes de la llegada al cristianismo, uno de los lugares de culto más sagrados para los antiguos pueblos germánicos y que Himmler, influenciado por Willigut, trataba de recuperar.

Las SS lo arrendaron en 1934 por 100 años al distrito de Paderborn (ciudad principal de la región) por el precio simbólico de un marco. El lugar había sido poblado desde mediados del siglo XII y la fortaleza construida y destruida en numerosas ocasiones. La situación del edificio histórico era bastante ruinosa y Himmler inició un profundo programa de reformas en el mismo, pues en un principio se pretendía que el lugar fuese la escuela de líderes de las SS, algo que no ocurrió, convirtiéndose finalmente en el centro de la Ahnenerbe, la "Sociedad para la Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana", desde donde se realizarían los estudios históricos, arqueológicos sobre el origen de la raza aria y se guardaría la biblioteca de las SS. La rehabilitación del edificio no estuvo exenta de oscuridad, pues la llevaron a cabo en buena medida prisioneros de los campos de concentración de Sachsenhausen y Niederhagen. 

La Obergruppenführersaal
Todo el edificio en sí está plagado de simbolismo de corte ocultista, por ejemplo, el propio castillo es una representación de la lanza de Longinos, la que hirió a Jesús en el costado y le proporcionó la muerte en la cruz. La numerología también está presente, con  proporciones siempre relacionadas con el número 12, que según sus creencias era de gran relevancia y poder. Pero si hay un lugar especialmente esotérico es sin duda la torre norte, la cual fue reconstruida por completo. En ella se encuentran dos de las salas que aparecen en mi novela Die Glocke. La primera es la Obergruppenführersaal o sala de los generales, en cuyo suelo se puede apreciar el mosaico que representa al Sol Negro, con sus 12 rayos, los cuales representarían a los 12 miembros de las SS más poderosos de la organización a modo de los caballeros de la mesa redonda de las leyendas artúricas. En esa sala, dichos líderes deberían tomar, junto con Himmler, las decisiones que gobernarían el Reich y el mundo. Justo bajo dicha sala se encuentra la cripta del Walhalla, construida en honor al dios nórdico Odín y donde los restos de los caballeros SS caídos en combate se guardarían en urnas junto a sus Totenkopfringe (anillos de la calavera) encima de pedestales guardados por una llama eterna situada en el centro de la misma y alimentada por una tubería de gas. La cámara se remataba por una serie de aberturas para dejar entrar la luz en momentos específicos del año y una enorme esvástica coronando el techo que provoca un curioso efecto sonoro.

Sala Walhalla

Wewelsburg iba a ser el centro de la nueva religión pagana ideada por las SS, su nuevo Camelot o Vaticano. Se sabe que en el castillo, desde 1939, se realizaron varias reuniones de las SS, conocidas como las "conferencias de primavera", siendo la más documentada de ellas la realizada del 12 al 15 de junio de 1941, víspera de la invasión de la Unión Soviética.

Pero los planes de Himmler no terminaban aquí. Tal y como hemos visto, el castillo debía ser el centro del nuevo universo nazi, por lo que los planes de construcción no terminaron en el castillo. El Reichsführer planeaba todo un complejo gigantesco en el que habría edificios administrativos, jardines, museos, centros de investigación... En 1941 se encargaron los planos, donde Wewelsburg pasaría a ser la Reichshaus der SS-Gruppenführer, la casa del Reich para los generales de las SS, pero en 1943 Hitler, ante el cariz que empezaba a tomar la guerra prohibió cualquier obra no esencial para la guerra y la construcción se paralizó.


Ya al final de la guerra, Himmler ordenó la voladura del complejo, pero la falta de explosivos solo permitió volar la torre sur. Ante tal eventualidad, los pocos miembros de las SS que guardaban el castillo, reunieron todos los Totenkopfringe que previamente se habían reunido para evitar su caída a manos de los aliados (más de 11.000) y se escondieron en alguna gruta cercana, la cual fue sellada. Hoy en día el castillo permanece intacto como recuerdo de una época donde los delirios de grandeza y las ideas radicales estuvieron a punto de llevar a la humanidad al desastre en caso de haber vencido.

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