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¿La humanidad del futuro será vegetariana? Reflexiones

Es una pregunta que me llevo haciendo algún tiempo y que ahora quiero compartir con vosotros, pues es uno de esos cambios casi imperceptibles que se están produciendo en la humanidad y que muestran que algo se está moviendo a nivel global. Creo que es evidente que muchas personas se están pasando al vegetarianismo, prácticamente todos nosotros tenemos algún amigo, familiar o conocido que lo es. Otros muchos están reduciendo drásticamente el consumo de carne aunque lo sigan haciendo (yo me encuentro entre este grupo). Es evidente que nuestros hábitos alimenticios están cambiando y de forma rápida, sólo hay que ver el número de restaurantes vegetarianos que se están abriendo. En mi ciudad Valencia (España) con un millón y medio de habitantes en su área metropolitana, hace tan solo 20 años había uno o ninguno. Hoy son innumerables los restaurantes vegetarianos o que ofrecen en su carta platos vegetarianos. Tiendas ecológicas y/o vegetarianas no había ni una. En este artículo quiero analizar los motivos que nos están llevando a este cambio, pues quizás en parte este más dirigido de lo que creemos.
El vegetarianismo o la casi ausencia de carne en nuestro menú, no es algo novedoso, se lleva practicando desde hace siglos. En la mayoría de casos ha sido forzado por las circunstancias, se comía lo que había, casi siempre patatas y legumbres ya que hasta las décadas posteriores a las Guerras Mundiales, la carne era un alimento que sólo se podían permitir de forma habitual los más ricos. En otros casos se lleva adoptando de forma voluntaria desde el siglo XIX (no es algo novedoso) como por ejemplo los miembros de algunas iglesias protestantes, más como un estilo de vida saludable que como un acto religioso. Y por supuesto están las personas que hoy en día, con la cada vez más creciente concienciación animal y reconocimiento de que los demás seres vivos también tienen conciencia, no quieren comer carne.
Sabéis que soy animalista, pero no es lo que más ha pesado en mí para hacerme cambiar mi alimentación, que también, pues el vegetarianismo no tiene porqué proteger en sí mismo a los animales, las plantaciones agrícolas, como las de soja en Brasil o las de aceite de palma en Indonesia, son la principal amenaza contra los hábitats naturales de miles de especies y los dos grandes pulmones de La Tierra: El amazonas y las selvas de Oceanía. Lo que más ha inclinado la balanza es mi propia salud, el tomar conciencia de que es lo más beneficioso para mi cuerpo. Es algo que pocos nos hemos planteado, vivimos en una sociedad que nos adormece y que hace que creamos en dogmas absolutos que ni tan siquiera nos cuestionamos, como por ejemplo que hay de verdad en el mito de los grandes cazadores prehistóricos. Todos tenemos insertada la imagen de que el hombre fue quien exterminó a los mamuts cazándolos, lo cual es una soberana estupidez y que tiene poca base científica detrás.
Es cierto que el hombre en la antigüedad cazaba, pero en verdad lo hacía de forma esporádica. ¿Que en que me baso? Os preguntaréis.  Como siempre en las evidencias científicas. En casi todos los yacimientos arqueológicos de hace miles de años el 90% de los restos de comida que se han encontrado son moluscos y mariscos (tontos no eran), restos de frutos secos, huesos de frutas y sí, algún que otro hueso de animal, la mayoría de pequeños y no de grandes animales y en verdad los menos. Todo parece indicar que la base de nuestra alimentación desde que somos humanos son las frutas, los cereales, las verduras, los frutos secos, los moluscos y como complemento esporádico: la carne animal. En contraposición a nuestra alimentación actual donde la carne es la estrella. El mito del humano como gran devorador de carne es eso, un mito que no se sostiene ¿Pero esto tiene sentido? Lo tiene todo. Poneros en situación, estáis en el 20.000 antes de Cristo, no hay medicinas, cualquier herida es potencialmente mortal, vais con palos y flechas de piedra, sois literalmente no más de quince personas, vosotros sois comida para los grandes depredadores... ¿De verdad os arriesgaríais a estar días y días de cacería, jugándoos la vida para atrapar  a una animal enorme, que puede mataros o heriros o incluso en un descuido vosotros mismos podéis ser devorados por un gran depredador? Si hubiese hambre sin duda, pero recordad que en aquel entonces la vegetación era exuberante, los frutos, las nueces, las moras, los vegetales crecerían en abundancia (nuestros ancestros no elegían al azar donde vivían), los ríos estaban llenos de abundante vida... No, ninguno se arriesgaría más de lo necesario si a su alrededor tiene comida mucho más fácil de conseguir. Y sí, tenían pieles y cazarían animales para conseguirlas, pero la verdad es que creo que ellos cazarían lo indispensable para proveerse de cuatro "trajes" de esos que llamamos de fondo de armario que tienes toda la vida y poco más.
No, cuando analizas las historia en perspectiva te das cuenta que no tienen ningún sentido que los hombres de antaño arriesgaran sus vidas en cacerías de forma continua cuando para alimentarse solo tenían que levantar un brazo, agacharse o acercarse al rio. Perder uno o dos miembros de tu clan porque uno o varios de ellos se fracturarse una pierna y se infectase, o porque un gran bóvido lo embistiese, o un dientes de sable los atacase... es un lujo que no se podían permitir, pues la supervivencia de todos dependía de que se mantuviesen unidos y sanos. Con toda certeza no correrían el riesgo de salir a cazar lo menos posible.  Pero hay una razón de peso más para que la carne sea un complemento esporádico y no la base de nuestra alimentación desde el principio de los tiempos, ¿cuál? Querréis saber muchos. Bien, pues es la razón principal que me hizo cambiar de mentalidad y de hábitos: La fisiología humana.
¡Que poco conocemos de nosotros mismos! En verdad nuestro cuerpo, en este caso especialmente el estómago y los intestinos son propios de un herbívoro, no de un carnívoro. Los humanos, al igual que por ejemplo los rumiantes, tenemos los intestinos extremadamente largos, nosotros incluso más que la mayoría de los rumiantes. Un humano tiene una media de longitud de intestinos de 12 veces su altura, los herbívoros unas 10, los carnívoros unas 3... ¿Sorprendidos? Yo si lo hice cuando vi estos datos. Sin duda no es un capricho de la naturaleza, tiene un porqué y es muy evidente: las frutas y los cereales tardan mucho más en descomponerse que la carne, necesitan estar más tiempo en nuestro cuerpo y por tanto necesitan de intestinos más largos... ¿Empezáis a comprender? De hecho los que tenéis perro sabréis que estos necesitan hacer sus necesidades al poco de comer, nosotros tardamos en ir al baño no menos de 6 horas tras haber comido.
Sí, nuestro cuerpo evolutivamente está adaptado a ser vegetariano, no carnívoro. El hecho de que nuestra alimentación se haya basado estos años en la carne es un error gigantesco del ser humano que le ha traído no pocas nefastas consecuencias. Pero todo está cambiando y los poderes fácticos que gobiernan el mundo parecen estar redirigiéndonos de nuevo al vegetarianismo. Sí, creo que hay una conspiración tras el tema del vegetarianismo, en este caso beneficiosa para la humanidad aunque sus motivaciones como siempre no sean altruistas... pero eso será la semana que viene. Pero antes de dejaros dejadme que os deje deberes, simplemente quiero que leáis este cuadro comparativo entre carnívoros, herbívoros y humanos. Id sacando vosotros mismos vuestras propias conclusiones:




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