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sábado, 20 de agosto de 2016

¿La humanidad del futuro será vegetariana? Conspiración

La semana pasada hablé de como el cuerpo humano está más preparado para comer vegetales que carne y como parece que los poderes que controlan el mundo nos dirigen hacia una alimentación básicamente vegetariana donde la carne será lo que siempre debió ser: un complemento y no el pilar de nuestra cocina. Comenté la cantidad de restaurantes vegetarianos nuevos que han abierto y de tiendas ecológicas que surgen en nuestros barrios, eso es evidente para la mayoría y quizás en otros países no sea ninguna novedad, pero os aseguro que en España lo es. Lo que ya conoceréis pocos es que grandes superficies comerciales están preparando líneas y puestos específicos en sus locales de charcutería vegetariana y que marcas elaboradoras de embutidos tradicionales preparan productos vegetarianos. ¿Están siguiendo una moda? Es posible, pero no lo creo. Las grandes multinacionales del sector alimentario se están haciendo con el control de pequeñas compañías que fabrican productos vegetarianos, lo sé de primera mano. Y no, no lo hacen por subirse a una moda, lo hacen porque los dueños de esas grandes compañías creen firmemente que el futuro de nuestra dieta será "verde".
 
No me cabe ninguna duda de que esos directivos de grandes empresas del sector de la alimentación no son ingenuos ni están planificando erróneamente las estrategias de mercado, ni tienen información equivocada al respecto, pues no es solo una, ni dos, casi todas se están lanzando a esta carrera de posicionamiento dentro del vegetarianismo. Algo deben saber y los pronunciamientos de las autoridades sanitarias al respecto de la carne parecen confirmar mis sospechas de que hay una campaña para reducir drásticamente el consumo de carne. El año pasado la OMS alertó sobre el consumo de carne tras un estudio elaborado por el CIIC, el Centro Interncaional de Investigaciones contra el Cáncer en el cual se demuestra que la carne roja (ternera, cerdo) y las carnes elaboradas (embutidos en general) son cancerígenas. De nuevo he de hacer énfasis en que aunque he reducido drásticamente el consumo de carne, no soy vegetariano y quiero remarcar también que este estudio no hacía referencia ni a las carnes blancas (pollo, pavo...) ni al pescado, las cuales no parecen serlo. Hago esta aclaración para que quede patente que no hablo desde una posición vegetariana radical, solo desde el punto de vista científico. El estudio situaba a las carnes procesadas en el Grupo I de agentes cancerígenos, junto al tabaco, es decir, hay evidencia certera, al igual que los cigarrillos, de que lo son (lo cual no significa que lo sean en el mismo grado de peligrosidad). La carne roja estaba en el Grupo IIA, es decir, que muestran una asociación positiva entre su consumo y el desarrollo de cáncer colon-rectal, así como una fuerte evidencia mecanicista.
 
Sé que muchos podréis pensar que este estudio puede estar sesgado, como aquel que nos decía hace un par de décadas que el aceite de oliva era malo y que había que comprar de girasol... Pero esta vez no parece el caso, pues el estudio viene a corroborar una serie de evidencias que quizás muchos de nosotros hayamos pasado por alto hasta ahora. Pensad en un momento en cuales son las sociedades más longevas y cuáles las que menos. Todos conoceréis que entre los estados con mayor esperanza de vida se encuentran: Japón, China, Hong Kong, Corea, España, Italia, Francia, Islandia... Todos se caracterizan en un consumo de carne muy bajo o bien por escasez, por cultura alimentaria o por ser un producto extremadamente caro. En el caso de los países orientales la base de su comida es el arroz, que muy de vez en cuando acompañan con un trozo de carne (pues es escasa y con precios desorbitados), al revés por ejemplo que lo que solemos hacer hoy en día en Occidente: El trozo de carne es la estrella y el arroz o las patatas el acompañamiento. De los europeos, a excepción de Islandia, son los que más han aplicado la dieta Mediterránea, rica en legumbres, hortalizas y frutas más que en carnes. Islandia al igual que sucedía en el Mare Nostrum, apenas consume carne animal, pues mayoritariamente su alimentación viene del mar. En contraste, los estadounidenses, los "mejor alimentados" y más consumidores de carne, su nivel de longevidad es de los menores de occidente. Curioso al menos ¿no os parece?

Pero, ¿por qué es cancerígena? ¿Los carnívoros no deberían morir entonces todos de cáncer? Son preguntas sensatas que deberíamos hacernos todos. El estudio nos da la respuesta. La carne cuando es digerida en nuestros intestinos está sometida a un elevado calor que hace que se pudra de forma rápida, liberando una serie de toxinas que son los agentes químicos peligrosos para nuestra salud. Los intestinos de los depredadores son cortos y defecan a las pocas horas de comer, por lo que las toxinas son eliminadas antes de que les dé tiempo a actuar, pero nuestros intestinos (propios de animales herbívoros) son extremadamente largos, por lo que la carne permanece el tiempo suficiente en nuestro interior para que las toxinas sean absorbidas. Esa es la razón. Quizás muchos de vosotros aún no estéis convencidos de que no seamos carnívoros, bien, solo tenéis que pasar tres semanas comiendo solo carne (algunas dietas demenciales así lo indican) para comprobar como vuestro estómago colapsa. Y al contrario, casi todos conocemos personas vegetarianas estrictas que siguen sus vidas de forma normal. Esto no es nada nuevo, el profeta Daniel se negó a comer la carne del rey de Babilonia y para convencerlo de que le dejase ser vegetariano le demostró que tras un mes de no ingerir carne él estaría mejor que cualquiera de sus súbditos. Y se lo demostró según dice la Biblia.

Pero analicemos un país como España cuyos hábitos alimenticios están cambiado y donde la dieta Mediterránea se está perdiendo. Todos los españoles sabemos que la generación de antes, durante y de después de la guerra civil es de las más longevas a nivel mundial. Esta generación se caracterizó por apenas comer carne, al principio por ser manjar de ricos y evidentemente durante la contienda y los años posteriores por su escasez. Comían sobre todo patatas, legumbres, cereales a los que cuando podía añadían un hueso o algunos trozos de carne a sus guisos más para dar sabor que como base de la comida. Esta es la generación que apenas ha sufrido cáncer y ha llegado a una media de edad de 86 años. Si la comparamos con la generación nacida en los 50 y que desde la adolescencia comenzó a poder comer carne de forma habitual las estadísticas se nos revelan muy preocupantes. Casi nadie de nosotros se ha librado de tener un familiar con cáncer o que haya muerto joven, o cercano a la edad de jubilación. No son de "hierro" como lo eran sus padres, nuestros abuelos. Quiero que entendáis que no hablo de estos asuntos desde la frivolidad: mi padre tiene cáncer de intestinos pero no os quiero preocupar, se lo han detectado muy a tiempo, es pequeño, está muy localizado y el pronóstico es excelente. Lo más chocante es que el oncólogo le ha dado fecha de operación para dentro de dos meses porque tal y como nos dijo, el aumento de este tipo de cáncer: colon-rectal, es inmenso y muy alarmante. La cantidad de personas que están padeciendo esta enfermedad no ceja de aumentar.

El fuerte aumento del consumo de carne y el incremento exponencial del cancer de colon e intestinos deben estar relacionados. Es lo que ha puesto en evidencia el estudio del CIIC. Pero nuestros abuelos también empezaron a comer carne, ¿porque no lo desarrollan? Como he dicho unos párrafos más arriba no es comparable su toxicidad con la de, por ejemplo, el tabaco. Como todo químico sabe la toxicidad depende de la concentración y del tiempo de exposición a la sustancia. Nuestros abuelos comenzarían a comer carne tal y como lo hacemos hoy en día a edades muy avanzadas, alrededor de los 50 años, quizás 30 años de consumo intenso no sean suficientes para desarrollar el cáncer... pero nuestros padres, los hijos de la generación de la guerra, lo han estado haciendo desde bien pequeños. Y desde luego a los animales de aquellas décadas no se les inyectaban productos químicos para el engorde rápido, ni comían piensos de no se sabe qué. Para mí es evidente y por ello creo firmemente que debemos volver atrás en el consumo de carne, debe ser la excepción en nuestro menú, no la regla.

Pero, ¿eso implica que haya una conspiración? ¿Y qué objetivos perseguiría? Es evidente, más aún en mitad de una crisis y estancamiento económico mundial, que reducir el gasto médico sería más que apetecible para los estados, pues se lleva un buen pellizco de los presupuestos y de estos, los tratamientos contra el cáncer son de las partidas más elevadas. pero no, no creo que de repente los gobernantes mundiales se hayan vuelto compasivos o les haya empezado a interesar nuestro bienestar. Hay una razón más de peso para dirigir a la humanidad hacia el casi vegetarianismo: El agotamiento de las reservas de agua potable de La Tierra. Pero eso ya será la semana que viene.

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