
Pero ese movimiento está ahí, latente, creciendo despacio pero inexorable, aglutinando a unos y a otros, diverso y que está cambiando nuestras vidas, forma de actuar y pensamiento: El ecologismo. Se podría rebatir indicando que a nivel político es irrelevante, sí, es cierto, pero no porque no tenga atractivo para la mayor parte de los ciudadanos... Son muchas las personas que están muy cansadas de este circo endiablado que hemos montado, pero aún no se ha llegado a ese punto de hartazgo que nos libere del miedo de salirnos del camino tradicional. Pero eso está cambiando. Sólo hay que ver el crecimiento espectacular de los verdes en Alemania, Bélgica, Islandia, Holanda, Luxemburgo... el cómo un partido animalista dobla elección tras elección sus votos en España donde tanto queda por hacer en temas de respeto animal y a pesar de su invisibilidad mediática, como ocurrió en las últimas elecciones andaluzas....
Pero no es de política de lo que quiero hablaros, si no del cambio mental que está experimentando la población y que ya está cambiando el mundo y que más pronto que tarde, cambiará la política. Me voy a centrar en España, mi país, para ejemplificar ese enorme cambio que se está dando a nivel mundial. Muy pocos conocerán este dato, pero creo que es muy revelador: 1 de cada 5 españoles es vegetariano. Sí, cuando me enteré me quede perplejo como a buen seguro muchos de vosotros estaréis ahora. Creo que es el mejor ejemplo de como la conciencia respecto a cómo vemos los animales está cambiando de forma silenciosa a todos nosotros.
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Deforestación en el amazonas |
Yo, antes carnívoro confeso, aunque aún no soy vegetariano, sí que he reducido la carne de forma drástica en mi dieta, que ya no es la parte principal de la misma, sino un complemento esporádico y ese cambio lo he hecho poco a poco, casi sin darme cuenta. Y ese viaje no sólo lo estoy haciendo yo, millones de personas están obligando a las empresas a cambiar también de mentalidad. Los grandes supermercados ofrecen más variedad de productos vegetarianos/veganos, en la mayor parte de restaurantes, incluidos las grandes cadenas de Fast Food, están incluyendo en sus menús platos sin carne, las pequeñas tiendas (y las no tan pequeñas) de productos ecológicos y sustitutivos de la carne están multiplicándose en todas nuestras ciudades, el cómo muchos de nosotros sólo compramos huevos si son de gallinas criadas en libertad a pesar de su mayor precio, de incluso la indignación de aquellos que comen carne cuando salen noticias de empresas que sacrifican animales de forma despiadada... Tan es así, que ya empezamos a ver en España incluso anuncios, donde el principal valor que resalta una de las grandes empresas de lácteos es el bienestar animal que da a sus vacas... Por algo será ¿no? La forma con la que miramos a nuestros vecinos peludos está cambiando muy rápidamente.
Pero no sólo es respecto al trato que les damos a los animales. También es nuestra conciencia medioambiental la que está moviendo el mundo aunque no nos lo parezca. La campaña brutal contra el aceite de palma es un gran ejemplo: Las empresas han dejado de distribuir productos fabricados con este aceite porque la gente no quiere contribuir a la deforestación y a la matanza indiscriminada de los orangutanes de la selva, obligando al gobierno indonesio a reforestar enormes extensiones de selva que habían sido deforestadas para la producción de dicho aceite para lavar su defenestrada imagen... Bolsonaro quiere hacer lo mismo con la selva amazónica brasileña... cuando se encuentre con que una gran masa de los consumidores mundial no quiere comprar los productos brasileños para no colaborar con la destrucción del Amazonas, le ocurrirá como le ha ocurrido a Indonesia, tiene la batalla perdida, deberá buscar otras fuentes de prosperidad para Brasil o fracasar.


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