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viernes, 27 de marzo de 2020

El covid-19, el clima y la naturaleza

Todos estamos preocupados por el virus que nos azota estos días, pero creo que ya estamos bastante saturados con informaciones de todo tipo de desgracias, declaraciones políticas, hecatombes económicas... En este artículo quiero centrarme en un aspecto que está siendo poco debatido y que el virus está dejando al descubierto: Los efectos del ser humano sobre el clima y la naturaleza. Todos deberíamos reflexionar un poco al respecto ahora que muchos estamos confinados y tenemos más tiempo para ello.

Lo más evidente para todos, especialmente para los que vivimos en zonas densamente pobladas, es la pureza del ambiente. Aunque esperable, me sigue resultando impactante salir al balcón y respirar ese aire puro que solo encontramos cuando salimos a la naturaleza. El oler a mar desde mi balcón, a más de dos kilómetros de la playa y no tener que ir hasta ella para tener esa sensación me reafirma en mi creencia de que no estamos haciendo las cosas nada bien. Solo puedo pensar en las vidas futuras que salvaría el covid-19 si esta pandemia nos hiciera reflexionar y cambiar nuestro modo de vida, ¿cuantos cánceres de pulmón, niños con asma, alergias, infartos y las enfermedades causadas por el stress nos evitaríamos si tomáramos conciencia del venenoso modo de vida que llevamos?

Otro efecto del covid-19 no tan palpable como la calidad del aire es el clima. En mi ciudad: Valencia (España), hacía décadas que en un mes de marzo no hacía tanto frío. De hecho, tendría que irme cuarenta años atrás para recordar este frío invernal en plena primavera, las lluvias, escasas por estas fechas, están siendo más frecuentes. Como muchos de vosotros, en un principio pensé en que sería parte de esos ciclos de la naturaleza, este año toca frío como en otros toca lluvia, calor... ¿pero es así? Esta mañana mirando las noticias me he dado cuenta de que no, no es una casualidad. Frío atípico en toda España, donde también tenemos grandes nevadas, al igual que en Italia, Estados Unidos, Paquistán y en Túnez... ¡En Túnez! 

Sí, la nieve primaveral es normal pero no en esta cantidad ni con estas temperaturas, pensar que Islandia está completamente nevada estos días cuando hacía cuatro meses que no nevaba y por lo que nos dicen los meteorólogos esto no es algo temporal.  No, no es una hecatombe climática, es el clima que teníamos hace cuarenta años, no por nada un refrán español que se había olvidado, vuelve a estar en vigencia: "Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo", es decir, hasta mediados de junio no te quites el abrigo. ¿Es casualidad que todo esto suceda al mismo tiempo en el que 1/3 de la humanidad está confinada y el porcentaje de emisiones de CO2 ha caído una media del 60% volviendo precisamente a los niveles de emisiones de hace 40 años? Ya sabéis que no creo en las casualidades y menos aun cuando todas las previsiones del tiempo auguraban, al menos en España, la llegada del calor. Esto me reafirma en mi impresión de que el ser humano es una de las causas principales del calentamiento global.

Otra estampa que nos está dejando el covid-19 es la naturaleza recuperando espacios arrebatados por el hombre en apenas una semana tras nuestra desaparición masiva de las calles. El poder oír el piar de los pájaros en plena ciudad, animales salvajes paseándose tranquilamente por las poblaciones más cercanas a los bosques o las icónicas imágenes de los canales de Venecia cristalinos y llenos de vida, con peces, patos, cisnes e inclusos delfines desplazando a las góndolas siempre quedarán grabadas en nuestra memoria, pero me temo que será solo un espejismo, en unos meses, esos canales volverán a estar sucios y malolientes desoyendo el aviso de La Tierra al hombre: "No me importas, eres un mal menor y solo te estás haciendo daño a ti mismo, yo siempre me recuperaré y permaneceré, tú no". 

No, los humanos no somos Dioses, ni tan siquiera gigantes con pies de barro. La Naturaleza nos ha mostrado su músculo y nos ha advertido que en un abrir y cerrar de ojos puede destruir hasta los cimientos nuestra sociedad, economía, dejar en ridículo a nuestra tecnología... ¿No creéis que es hora de pararnos y pensar que estamos haciendo como especie? De corazón creo que nos ha dado el último aviso: ¡Parad! El covid-19 no es ni de lejos lo peor que puede lanzar contra nosotros. Virus con millones de años de antigüedad esperan a ser liberados bajo los hielos de la Antártida, del Polo Norte y Siberia, sequías, hambrunas, inundaciones cada vez más virulentas nos aguardan a la vuelta de la esquina. Pero la verdad es que no tengo fe en el ser humano. Una humanidad unida, remando a una y viviendo en armonía con la naturaleza ¡podría llegar tan lejos y tan rápido! Pero no soy ingenuo, sé que es una quimera que no se producirá hasta que La Naturaleza no nos haga morder el polvo de verdad. 

El covid-19 es una oportunidad única que se nos brinda para cambiar por completo el rumbo de una nave que nos lleva al precipicio, pero no haremos nada. China ya ha anunciado que va a abrir 50 centrales de carbón... en Europa, USA y el resto del mundo volveremos a lo mismo a no ser que nosotros, los ciudadanos de a pie, que tenemos mucho más poder del que nos imaginamos, forcemos a que se cambien las cosas cambiando nuestra forma de pensar, de vivir y de actuar. Pensadlo, nos jugamos mucho.

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