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viernes, 11 de abril de 2014

Metafísica cuántica II. Entrelazamiento cuántico


En el artículo anterior os hablé sobre la capacidad de nuestra mente para diseñar y condicionar los  hechos que ocurren en nuestra vida. Cómo un deseo firme y constante en el tiempo en una dirección, hace que nuestro entorno se adapte a esa necesidad. Entiendo que es difícil de creer y que muchos diréis que es imposible, ¿Cómo no lo voy a entender? También fui escéptico como la mayoría de vosotros.
 
Os propongo un juego, es el que hice al leer sobre estos temas y me sirvió para probar si había algo de cierto en esas teorías, fue antes de decidirme a escribir mi primer libro. Si participáis, tomároslo en serio, ¿qué perdéis? Os advierto que al principio y hasta que no se practica varias veces no veréis los resultados sorprendentes que yo vi. Bueno, la situación en la que me situé fue bien sencilla: Hace ya unos cuantos años trabajaba en el centro de Valencia, en una zona donde os podéis imaginar que es muy complicado aparcar. Bien, me dije: si es cierto que el universo responde a mis deseos, si pongo todo mi empeño en encontrar parking, nada más llegue debería encontrarlo. Y así lo hice. Cuando salía de casa y me dirigía al trabajo, de forma seria, tranquila y firme repetía: "Voy a encontrar un sitio, voy a encontrar un sitio"... ¡y lo encontraba al instante!
 
Es curioso que cuando iba con prisas, nervioso y/o estaba alterado, el experimento no funcionaba, (En próximos artículos veremos el porqué). Me planteé si estaba teniendo una racha de suerte que antes no había tenido, y amplié mi experiencia a cada vez que debía coger el coche. Cada vez que me repetía aseverando: "voy a tener/necesito un sitio a la puerta"... ¡lo tenía! ¿Cómo podía ser? Me repetía sin creerme aún que funcionase.

Entonces leí sobre las nuevas teorías de la física cuántica y encontré una posible respuesta a mis vivencias.


El entrelazamiento cuántico

Sabéis que la física cuántica estudia el comportamiento de los átomos y de las partículas subatómicas. Es un mundo extraño, el más caótico y delirante que os podáis imaginar. En el mundo microscópico de los protones, fotones, electrones, quarzs... nada es como en nuestro mundo. Las leyes  físicas que rigen nuestra vida no parecen importarles lo más mínimo. Cualquiera de nosotros está sujeto, vinculado a nuestra realidad, por el espacio y por el tiempo, las partículas subatómicas no parecen estarlo.

Habréis oído hablar sobre la teoría de la relatividad y seréis conocedores de que la máxima de la teoría de Einstein sin la que el resto no tiene sentido, es que nada puede superar la velocidad de la luz. ¿Nada? Los últimos experimentos han demostrado que las partículas subatómicas están vinculadas entre sí sin que el espacio o el tiempo les afecte, parecen interactuar a velocidades superiores a la luz, velocidades infinitas, es la teoría del entrelazamiento cuántico conocida popularmente como el efecto fantasmal. La relatividad de Einstein está herida de muerte.

Os la trataré de explicar de la forma más sencilla. La teoría del entrelazamiento cuántico nos dice que las partículas subatómicas pueden interactuar entre ellas y una vez lo hacen, quedan unidas de por vida. Esa unión implica que si modificamos a una de ellas, la otra partícula de forma instantánea e independientemente de donde se encuentre (incluso al otro extremo de la galaxia), se modificará al instante en el mismo sentido que su "hermana". Un ejemplo para que lo entendáis mejor: la teoría nos dice que si tenemos dos hermanos, uno en La Tierra y el otro en Jupiter, si el primero estando en una playa se hace daño en un pie, el hermano de Jupiter de forma instantánea notará el dolor en el mismo pie.

Sabéis que sobre gemelos, hermanos, madres e hijos... se han contado historias  de casos en los que, por ejemplo, la madre ha conocido al segundo la muerte de su hijo a centenares de kilómetros. Todos hemos supuesto siempre que eran subjetividades, la mente que trata de racionalizar el dolor cuando conoce la noticia, casualidad, la socorrida excusa de la epilepsia, etc... ¿Realmente lo es? ¿Puede que esos gemelos, o esa madre e hijo compartan una cantidad significativa de partículas subatómicas entrelazadas entre sí que hagan que lo que le ocurra a uno lo sepa o conozca el otro al instante? ¿Es posible que hayamos despreciado y negado la existencia a unos fenómenos, hasta ahora considerados paranormales, sólo porque no los podíamos explicar al no haber descubierto aún la base científica que los sustentaba?

Por desgracia así ha sido, como químico creo que la ciencia debería replantearse su posicionamiento respecto a ciertos fenómenos y debería afrontar su estudio a fondo y de forma seria. Tras muchos de ellos hay ciencia, leyes y mecanismos que simplemente no han sido aún descubiertos.

¿Es cierto? ¿Hay pruebas de que la teoría del entrelazamiento es real? ¿O solo son palabras tuyas? Me imagino vuestras preguntas. Vayamos a ello.


Las pruebas

El efecto fantasmal de las partículas ya era conocido en época de Einstein, pero este no podía dar crédito a que algo como aquello pudiera suceder. ¿Cómo iba una partícula cambiar al instante si se modificaba a su "hermana"? ¡La información se puede transmitir como máximo a la velocidad de la luz! ¡Debe haber, por pequeño que sea, un intervalo de tiempo! Afirmaban Einstein y sus dos colaboradores: Podolsky y Rosen. Elaboraron un modelo teórico, llamado "la paradoja EPR" (por las iniciales de sus apellidos), para demostrar que la cuántica se equivocaba, demostraron lo contrario. Ante su asombro el efecto fantasmal parecía confirmarse, pero no pudieron aceptar sus propios resultados y Einstein se aferró a la idea de que debía haber variables no descubiertas que confirmarían que la relatividad tenía razón frente a la cuántica.

En 1964 el físico John Bell propuso un modelo matemático que demostraría de una vez por todas quien tenía razón, Einstein o la cuántica. Todos los experimentos llevados a cabo desde 1976 hasta ahora han confirmado que la cuántica tenía razón. Las partículas subatómicas se entrelazan entre sí a nivel cuántico y se influencian unas a otras.

En 1983, los físicos noveles teoréticos (teóricos) Don Page y William Wooter, trajeron la solución y desarrollaron el modelo teórico que confirmaba el entrelazamiento cuántico. Su modelo era perfecto pero necesitaba una comprobación experimental. Ésta llegó de manos de Ekaterina Moreva y el INRIM de Turín. Se demostró que el modelo de Page y Wooter era correcto, quedando demostrado así que el entrelazamiento cuántico existía y con una implicación sorprendente, el tiempo surge del entrelazamiento cuántico y es relativo, pudiendo tener varias líneas temporales (El artículo está disponible en  la Cornell University, es el archivo 1310.4691)

Hace poco, Antonio Acín, del Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) realizó una serie de experimentos, junto con otros investigadores del CQT (Center for Quantum Technologies) de Singapur cuyos resultados confirmaron esa correlación cuántica instantánea (el estudio fue publicado en Nature Physics, DOI 10.1038/NPHYS2460 de 2012). Hay que tener en cuenta que las partículas cuánticas se entrelazan por proximidad, para que que dos partículas esten entrelazadas existiendo una gran distáncia entre sí, primero han de haber estado próximas o quizás tener una tercera, cuarta partícula subatómica que las comunique entre si: entrelazamiento múltiple.

El profesor de física de la Universidad de Ginebra, Nicolas Gisin, alcanzó resultados en el mismo sentido y que incluso indican que esa relación cuántica entre partículas "hermanas" trasciende y surgen fuera del espacio y el tiempo. Dicho descubrimiento tiene una implicación de gran calado: En el Universo todo podría estar influenciado por todo.

El hecho que os he presentado es innegable, ahí está el experimento, incontestable. Se han entrelazado fotones y separado unos centenares de metros, al modificar el fotón A, de forma automática el fotón B cambia.

¿Veis a donde quiero llegar? Es un hecho que si modificamos la naturaleza cuántica de una partícula, modificaremos a sus "hermanas" en el mismo sentido en un efecto avalancha. ¿Es posible que el mundo cuántico tenga su reflejo en nuestro mundo macroscópico? ¿Es posible hacer cambiar al resto del mundo cambiándonos a nosotros mismos y así hacer que las cosas que deseamos sucedan?

En el siguiente artículo trataremos de averiguarlo.



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