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viernes, 25 de abril de 2014

Metafísica cuántica IV. La red GCP


¿La conciencia y la mente humana pueden modificar la realidad física? Como ya comentamos en el artículo anterior, los físicos Wheeler y Zurek creían en la existencia de un vínculo entre la conciencia y lo material. ¿Pero cómo demostrarlo? La respuesta llegó de la mano de un experimento: la red GCP, The Global Consciousness Project.
 
El experimento se empezó a desarrollar en la década de los 70 por Robert Jahn de la Universidad de Princeton y en la actualidad continúa desarrollándose en 65 países de todos los continentes (pulsa aquí para acceder a sus resultados).

El experimento es sencillo. Se creó una serie de equipos cuya única función es generar ceros y unos de forma aleatoria, para que lo entendáis, es una máquina que se dedica a "lanzar una moneda al aire" y contar cuantas veces sale cara o cruz (en el caso del GCP: 0 y 1). La estadística nos dice que siempre nos saldrá de forma aproximada la misma cantidad de 0 y 1 (cara o cruz), es decir, si lanzamos 100 veces una moneda lo normal sería obtener 40-60, 45-55, 48-52 caras-cruces. Todo lo que se sale de esa proporción es relevante o anómalo a nivel estadístico: no sería normal sacar 80 caras y 20 cruces. En ese caso, algún tipo de factor externo ha debido influenciar en el lanzamiento, por ejemplo que la moneda tiene más peso en una cara que otra.

Cada equipo de la GCP, llamados GNA (Generador número aleatorio, REG's en inglés) obtiene 200 resultados de 0 y 1 por segundo y están operativos las 24 horas, obteniendo 17.280.000 resultados al día por equipo. Imaginaros la cantidad de 0 y 1 obtenidos en global por todos los equipos distribuidos a lo largo del planeta. Tal cantidad de datos hace que la obtención de 0 y 1 se estabilice entorno al 50%, ya que las máquinas están diseñadas para obtener la misma cantidad de 0 y 1.

Los resultados se muestran en gráficas, y en estado normal las líneas del gráfico son planas, pero de vez en cuando las gráficas... ¡parecen volverse locas! Hay momentos puntuales en los cuales se observa que la obtención de 0 y 1 se distorsiona y comienzan a generarse infinitamente más 0 que 1 o viceversa.

Es curioso que estas desviaciones de "lo normal" siempre hayan coincidido con momentos donde la conciencia de la mayor parte de la población mundial ha sido sacudida por algún hecho concreto. Sucede todos los 31 de diciembre, sucedió el 6-sep de 1997 durante la retransmisión del funeral de Lady Di, los bombardeos de Yugoslavia, el hundimiento del Kursk... como si la conciencia humana al unísono, atormentada por esos sucesos, hubiese forzado a las máquinas a variar su funcionamiento.

Los ingenieros que llevan a cabo el proyecto GCP aseguran que es en extremo complicado e imposible cambiar la secuencia de resultados de las máquinas sin que haya una razón de peso, descartando así la casualidad en la obtención de esos resultados.

Hubo dos casos más sorprendentes aún. Durante dos días normales, donde nada especial había sucedido a nivel global, las maquinas parecieron volverse locas de nuevo sin aparente sentido, desconcertando al personal del proyecto. La primera de ellas fue cuatro horas antes de que dos aviones se estrellaran contra las torres gemelas. En un principio se creyó que el azar les había jugado una mala pasada, pero en 2004, las máquinas volvieron a descontrolarse, justo 24 horas antes de que un gigantesco tsunami matara a 250.000 personas en las costas del Índico. En estos dos casos parecía que la conciencia humana estaba previendo que un hecho terrible estaba a punto de suceder, en una macabra premonición. (En la imagen, la línea horizontal marca el resultado esperado)

Los resultados de la red GCP no son concluyentes, lo sé, pero viendo sus asombrosos resultados y sabiendo lo que sabemos hoy en día de la mecánica cuántica me atrevo a lanzar una hipótesis, que aunque no está verificada no está carente de base. Estoy convencido de que el entrelazamiento cuántico de partículas está en la base de esa conciencia humana colectiva que considero real y que sería el reflejo del entrelazamiento de partículas entre seres humanos. Las partículas no entienden de personas, animales o cosas y por tanto creo que las partículas que conforman las máquinas también se entrelazan con las partículas "humanas". Ese entrelazamiento a nivel subatómico entre humano y máquina explicaría el por qué un hecho que afecta al ser humano hace variar el comportamiento de dichos GNAs.

¿Es posible? ¿Qué hay de real? ¿No serán coincidencias? dudaréis de forma legítima. Como bien expresé en el primer capítulo de esta serie de artículos, no creo en las casualidades si no en las causalidades. La experimentación de la GCP se está ampliando. Hay investigadores que están usando equipos GNA para verificar si existen variaciones relevantes en los resultados durante la vida cotidiana de una persona. Estos equipos se instalan, en vez de en un laboratorio de una Universidad, en casas corrientes como la mía o la vuestra. Los resultados no dejan lugar a dudas, cuando un evento importante sacude  a la persona objeto del seguimiento (una boda, un fallecimiento...), la máquina refleja ese cambio con una variación significativa en la obtención de 0 y 1.

Desde mi punto de vista, la red GCP muestra que es bastante probable que la conciencia humana sea capaz de influenciar y variar los resultados obtenidos por una máquina. Yo atribuyo esta capacidad al entrelazamiento cuántico de partículas y por tanto teorizo a que somos capaces de influenciar en todo aquello que nos rodea y hacer que las cosas sucedan tal y como deseamos que lo hagan siempre que nos lo propongamos.

¿Cómo es posible que la mente humana sea capaz de hacerlo? querréis saber. Dejadme primero que la semana que viene os hable de mi experiencia y luego nos adentraremos en un mundo tan extraño como lo es la mecánica cuántica: La conciencia humana.



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