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lunes, 2 de marzo de 2015

Misterios de la antigüedad: El hombre de Orce



Sin duda el hombre de Orce es la mayor polémica que ha existido en la arqueología y en la ciencia en general desde que en 1982 el paleontólogo José Gisbert descubriera un fósil de un
Trozo de cráneo del hombre de Orce
cráneo humano en el barranco del León, cerca de la excavación de Venta Micena, cerca del pueblo de Orce, Granada. ¿Por qué es tan importante y controvertido ese hallazgo? Para descubrirlo tendremos que ir paso a paso y antes de comenzar os haré un pequeño esbozo de lo que las teorías oficiales relatan sobre la evolución del hombre.

 

A todos los que tenemos una cierta edad nos enseñaron en la escuela que el hombre proviene del mono, aunque ahora la teoría oficial ha variado un poco: el hombre no surge del mono si no que tienen un ancestro común: El famoso eslabón perdido. La verdad es que viendo los especímenes que corretean por las sedes de los partidos políticos propios y del extranjero, no es descartable (y que no se ofendan los simios) que algunos humanos sean más que primos de la mona Chita. Pero eso será otro tema a analizar.

Restos de Lucy
Se nos dice que hace mucho tiempo existieron una serie de homínidos de los cuales nacieron dos ramas: Los monos y el hombre. Se nos incrustó en nuestro cerebro como axioma inmutable que evolucionamos en África, que desde allí pasamos a Asia y expandimos a posteriori por el resto del mundo. Es evidente que para pasar de un homínido a un ser humano han de pasar millones de años de evolución, es algo que el sentido común nos dice que no puede transcurrir en unos pocos centenares de miles de años y así se establece por la ortodoxia. Se nos muestra al esqueleto fosilizado del homínido Lucy, encontrado en Etiopia en 1974, como la prueba más evidente de la veracidad de dicha teoría, ella es uno de esos primeros eslabones que finalmente acabaron en el ser humano y prueba de que la oficialidad está en lo cierto. Es muy importante que conozcáis la cronología establecida para nuestra evolución para que entendáis la importancia del hombre de Orce:

- Pre-australopitecius - entre 6-4.5 millones de años.


- Australopitecus (Lucy)  -  ente 4 y 2.5 millones de años (Lucy está datada en 3,2).

- Los primeros Homo - ente 2.5 y 1,8 millones de años.


- El Homo ergaster del que surgieron el Homo erectus y el Homo antecesor – entre el 1,8 y 200.000 años.

- Y de ellos surgieron las tres especies inteligentes de hombres que se conocen: Los Neandertales (600.000-16.000 años), el hombre de Demisova (¿? – 40.000 años) y El Homo sapiens (260.000-160.000 años).

- Luego surgimos nosotros, los sapiens-sapiens.


Esto es tomado como una verdad absoluta, más allá de que se puedan corregir las fechas o se pueda intercalar algún espécimen nuevo con mayor o menor necesidad de “calzador”. Y lo es porque las fechas permiten una evolución tal y como nos la han enseñado. El hombre de Orce (en verdad son restos de un niño de unos 10 años encontrados en una guarida de hienas) y el sitio arqueológico de Venta Micena destruye por completo esta cronología. Su antigüedad es de ¡1.5 millones de años! Lo más increíble de todo es que estos restos no eran de ningún homínido, eran de un hombre, como así lo demostraron las pruebas realizadas por microscopía electrónica (permite observar las superficies talladas a grandes aumentos) y luz polarizada (Se miden la cantidad de L y D aminoácidos del hueso y en función del resultado saber su antigüedad)  a un trozo de muela encontrado. Por si el descubrimiento no fuera suficiente, en la zona se descubrieron utensilios fabricados por el hombre en los yacimientos de Barranco León y Fuente Nueva 3 en lo que se considera ya la evidencia de un taller doméstico de utensilios (más de 1200 encontrados) de hace… ¡1,4 millones de años!



En su día se destruyó la imagen de José Gisbert con una ferocidad indecente, y al igual que años antes había sucedido con Marcelino Sanz de Sautuola (quien encontró las pinturas de Altamira). Curiosamente en ambos casos los ataques feroces vinieron de los “expertos” franceses ante la impasibilidad de las “autoridades” científicas españolas. En aquella época los prehistoriadores del país vecino eran los más prestigiosos y no podían aceptar que el relato que habían hecho de la historia se viniera abajo por un “provinciano” (curiosamente se retractaron cuando ellos empezaron a encontrar arte rupestre en el lado francés de los Pirineos).

De igual modo, a Gisbert se le difamó y menospreció personalmente, a su trabajo y su profesionalidad acusándole de confundir con el de un hombre el cráneo encontrado, pues para ellos era evidente que era el de un caballo. Del diente ni hablaron. Incluso algunos se atrevieron a acusarle incluso de fabricar las pruebas, como a Sautuola de quien dijeron que había sido él quien había pintado las cuevas de Altamira. Como dijo Galileo para salvarse de la hoguera de los intransigentes y obtusos de mente por su afirmación de que era la Tierra quien giraba alrededor del Sol: “Eppur si muove” (Sin embargo se mueve). Ambos estaban en lo cierto.

En la época de Gisbert aún no se usaban los análisis de ADN en la identificación de restos y a pesar de que era evidente para cualquier paleo-antropólogo que aquel trozo de cráneo era humano, no lo aceptaron. La existencia de una cresta en el hueso que lo hacía particular fue usada para atacarlo. Años después, en 2007, se encontró el esqueleto de una niña romana con la misma deformidad (su nombre científico: LP-511) que a juicio del mismísimo director de Atapuerca, el Dr. Emiliano Aguirre, avalaba el descubrimiento de Gisbert. Incluso desde entonces muchos siguen negando la evidencia, incluso aun cuando se descubrió restos de albumina en el hueso (sustancia exclusiva de los humanos). La ciencia se las gasta así, aunque es de justicia decir que cada vez son menos. ¿Pero porque es tan importante el niño de Orce? – querréis saber, hay varias, vayamos una a una:

Con esa antigüedad… ¡es el humano más antiguo del que se tiene constancia en Europa! Es decir, la península ibérica es el primer territorio colonizado por los humanos de Europa (Que se conozca). Durante años un descubrimiento de tamaña magnitud e importancia para la historia europea y humana ha sido desprestigiado, ridiculizado y guardado en el fondo de un cajón.

Otro hecho que lo hace destacable es que la existencia del humano de Orce junto con la gran cantidad de huesos de mamuts (casi un cementerio entero), rinocerontes y otra serie de animales más propios de África encontrados en el lugar destrozan la teoría de que Europa fue colonizada por los humanos desde Asia. Los antepasados de los europeos, debieron llegar por Gibraltar si aceptamos la teoría oficial de que venimos de Lucy y de África. No es descabellado pensar en esa migración, hace tan solo 15.000 años el nivel del mar era 150 metros inferior al actual, por lo que la distancia entre Europa y África era bastante inferior a la actual, hace 1,5 millones de años el nivel de las aguas entre ambos continentes era casi inexistente. La presencia de animales de origen netamente africano hace pensar casi sin dudas que el cruce del estrecho se podía hacer sin dificultad en el Pleistoceno. A partir de aquí voy a empezar a ser más polémico.

La teoría de la evolución nos dice que venimos de algo parecido a Lucy y con el paso de millones de años pasamos de un mono al ser humano. Pero Orce comienza a estrangular con sus dedos a esa teoría, ya que eran humanos inteligentes si hacían gran variedad de utensilios y es de suponer que no nos hemos topado con el primer hombre con esas cualidades por lo que nuestra existencia como homos la deberíamos retrasar más allá de esos 1,4 millones de años y luego hemos de considerar siguiendo la teoría de la evolución que antes fuimos homos no tan listos durante un buen puñado de miles de años… como podréis deducir, la pieza del puzle de nuestro antepasado australopiteco empieza a encajar muy forzada. Ya no hay un margen cómodo de tiempo para esa gestación a fuego lento de la humanidad.



José Gisbert
Lo más interesante de todo es que solo se han excavado las primeras capas del yacimiento, las más ”modernas”. Es lógico pensar que encontremos más restos y utensilios de piedra a medida que hoyemos la tierra a mayor profundidad y vayamos retrasando en el tiempo la presencia humana en Europa. Estoy convencido de que así será y entonces la teoría evolutiva del mono estará en serios aprietos. Quizás ahora comprendáis mejor los ataques indiscriminados a José Gisbert por su hallazgo, había puesto en jaque a lo más sagrado de la ciencia: el origen establecido del hombre.



Las excavaciones, aunque os parezca increíble, han estado años y años paralizadas. Abandonadas a su suerte. Parece ser que a nadie le interesaba seguir ahondando en los misterios de Orce, las respuestas que daban eran demasiado incómodas. Pero por fin, tras años de abandono, las manos de los arqueólogos vuelven a posarse sobre la tierra de Venta Micena desde el pasado diciembre y se empieza a desagraviar la memoria de Gisbert. Espero ansioso a que nuevos hallazgos nos den más piezas del verdadero misterio que es el origen de la humanidad, del cual, aunque muchos tengan la soberbia de decir que saben cómo fue, no sabemos aun prácticamente nada.
 
 

 

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