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viernes, 4 de marzo de 2016

¿Quién descubrió América? La hipótesis china y vikinga

Para muchos es una pregunta sin sentido, pues sin duda fue Colón y más en concreto uno de sus vigías: Rodrigo de Triana, quién avistó por primera vez las tierras del continente americano. Hoy en día ya sabemos con certeza científica que no fue así, aunque Colón siempre será quién volvió a poner en contacto a ambos lados del Atlántico y cambió la historia de la humanidad. No seré yo quien niegue la increíble importancia de aquel 12 de octubre de 1492, pero hay que ser riguroso: No fue el primero.
 
Zheng He
A pocos de vosotros os sonará el nombre de Zheng He, personaje histórico real, almirante de la flota imperial china durante la dinastía Ming. También desconoceréis que existe la hipótesis de que una flota china compuesta por 28.000 hombres y comandada por He llegó a las costas americanas 70 años antes que las carabelas de Colón, en el año 1422, en concreto a las Islas Malvinas y la Patagonia argentina. La finalidad de dicha expedición sería circunvalar el mundo conocido y cobrar tributos a los pueblos que se encontrasen ¿Pero es una idea tan descabellada como se pueda pensar?

El propio Zheng He dejó en un escrito su hazaña: “Hemos navegado 100.000 li (50.000 kilómetros) de inmensas aguas, con olas heladas y enormes que subían al cielo como montañas, y hemos posado nuestros ojos en tierras bárbaras mientras nuestras velas nos llevaban hacia el poniente…”. ¿Una bravuconada del almirante? No lo creo. También sabemos con certeza que He había explorado desde el Índico hasta Somalia, incluido el golfo pérsico y que sus barcos, gigantescos comparados con las carabelas de Colón, eran más que capaces de cruzar el Atlántico. 107 de estos barcos partieron en todas las direcciones divididos en 5 flotas. Fue Hang Bo, al mando de una de ellas, quién según los escritos y crónicas chinas de la época conservadas, llegó a Argentina. Los registros también hablan de dos expediciones más, las de Zhou Man quién arribaría a la costa oeste norteamericana y la de Zhou Wen quién descubriría el Ártico, América Central y la costa este del actual Estados Unidos. Las propias crónicas nos dicen que solo 7 de las naves regresarían a Pekín.

¿Pero hay alguna prueba tangible a parte de la escrita? Dudaréis. En 2001 apareció un mapa chino datado en 1763 y en el que en caracteres chinos se advierte que es copia de mapas muchos más antiguos. En esta cartografía, verificada como auténtica, se observa todo el mapa mundi existente. Todo apunta a que la expedición de He fue real y que en efecto llegaron a América en 1922 (fecha exacta en la que sabemos que partió la expedición). Este mapa, en la actualidad en posesión del coleccionista Liu Gang, debe ser copia de los que trazó en su día la flota de Zheng He. Las inscripciones de este excepcional documento detallan las gentes de la costa occidental de América: “La piel de la raza en esta región es de un color rojo negruzco, y llevan plumas en cabezas y caderas”, también de los australianos: “La piel de un aborigen es negra. Van todos desnudos y llevan artículos de hueso a la cintura”.

Anclas de origen chino
Pero las pruebas arqueológicas no se limitan a los escritos chinos. Se han encontrado restos de naufragios chinos en las costas de California y de la mismísima Alaska. Las anclas halladas en estos pecios no dejan lugar a dudas, pues son muy características y específicas de china. Su antigüedad tampoco es discutible, la prueba del manganeso acumulado confirman que han estado sumergidas entre 500 y 1.000 años. Los primeros colonos llegados a Canadá también nos relatan que encontraron extrañas monedas agujereadas en su centro, típicas orientales. Pero donde más podemos encontrar la presencia e influencia de dicha expedición china es en Perú, dónde hay semejanzas lingüísticas entre el quechua y el chino suroriental, dónde 89 nombres peruanos que tienen un significado en chino y 118 nombres geográficos tienen su equivalente en China. La artesanía no escapa tampoco a estas semejanzas pues piezas encontradas en Campeche, son muy similares a las de la Dinastía Tang. Y por supuesto están las leyendas, los mayas hablan de una migración de gente extraña que llegó por el Pacífico. Hay demasiadas evidencias sólidas que parecen confirmar que He y su flota llegó a América en 1422.

Sabemos que los chinos no guardaron para sí dicha información y es muy probable que se realizaran copias del mismo antes de la partida de Colón en 1492. Todos somos conscientes de que el almirante sabía muy bien a donde iba cuando salió de Palos de Moguer, ahora cobraría sentido que supiera donde iba: Debía tener en su poder alguna copia del mapa mundi chino elaborado poco más de 50 años antes y que debió llegar a Europa en alguna caravana de la ruta de la seda. Quizás a manos del propio padre de Marco Polo. De confirmarse muchas piezas empezarían a encajar, incluido el misterioso Mapa de Piri Reis, aunque siempre nos quedará la duda de la exactitud de las distancias del mismo.
 
La exploración china de América es una posibilidad nada descabellada, aunque no parece que llegasen a crear colonia alguna, lo que es una certeza arqueológica es que los vikingos pisaron suelo americano antes que Colón. Ya en épocas tan tempranas como en el año 982, colonizaban Groenlandia por lo que es fácil de imaginar, sabiendo que fueron los mejores marinos que conoció Europa en muchos siglos y la escasa distancia hasta el actual Canadá, que llegaron hasta Terranova. Así lo demuestran los restos de los poblados vikingos encontrados como L'Anse aux Meadows o vasijas cuya procedencia es claramente de origen nórdico. Incluso la genética confirma su presencia en Norteamérica pues el gen  C1e (mitocondrial y por tanto de origen femenino), típico de los amerindios, ha sido hallado en 4 familias islandesas de las que hay certeza  de la no existencia de matrimonios con foráneos de la isla posteriores al siglo XVII, por lo que en tiempos anteriores alguna mujer nativa americana debió llegar a Islandia, confirmando así que llegaron antes que Colón.
 
Recreación del asentamiento vikingo
en Teranova, Canadá
Quiero detenerme en este punto, pues dos de las más importantes sagas vikingas, escritas sobre el siglo XII: La de Erik el Rojo y la de los Groenlandeses, afirmaban que en el siglo X se habían descubierto tierras más allá de Groenlandia a las que bautizaron como Vinland (tierra de vino), Helluland (tierra de las piedras planas) y Markland (tierra de bosques) de las sagas vikingas. El descubrimiento lo habría realizado Bjarni Herjólfsson, un mercader que habría perdido el rumbo llegando a Groenlandia y acabado en Terranova. Más tarde, Leif Eriksson, al escuchar la historia de Bjarni se habría embarcado en la exploración de dichas tierras fundando la primera colonia europea en América: Liefbumbir. Unos 100 años antes de que Colón llegase a la isla de San Salvador (Guanahani para los nativos) en Bahamas, Groenlandia y las colonias americanas fueron abandonadas. Como os podéis imaginar la ciencia oficial hasta hace escasamente una década tildaba estas sagas nórdicas como pura inventiva o mitología sin fundamento y por supuesto se burlaba o desprestigiaba a quién osase a afirmar lo contrario. Con esto quiero que entendáis que tras el mito siempre parece revelarse una verdad oculta, más o menos adornada pero real al fin y al cabo.
 
Entonces fueron los vikingos, caso resuelto - pensaréis. No es tan sencillo, la historia de la llegada de exploradores a América parece remontarse mucho más atrás del tiempo de lo que pensáis. Pero eso ya será la semana que viene. 


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